VICENTE PÉREZ
Pudiera pensarse que un crucero de lujo como el Queen Mary 2, el mayor del mundo hasta el año 2006 con sus 345 metros de eslora (largo), podría no ser un mal lugar para refugiarse del coronavirus si no existe ningún caso declarado a bordo. Pero a una pareja de octogenerios de Gran Canaria que desde diciembre pasado hacía la vuelta la mundo en este transatlántico de la compañía británica Cunard Lines el plan se le vino abajo. La pandemia, con las restricciones al atraque en puertos y el propio riesgo de contagios, hizo que hace más de un mes la naviera decidiera cancelar la circunnavegación al planeta.
Desde entonces, esta pareja grancanaria trataba de poder regresar a su tierra, pero había resultado imposible. Un hijo suyo, Rafael Medina, llegó a abrir una recogida de firmas en Change.org para reivindicar, como «acto humanitario» que el crucero hiciera escala en Canarias y pudieran desembarcar en el puerto de La Luz y de Las Palmas sus padres ( en donde embarcaron hace 4 meses), a los que consideraba «retenidos», aunque aclara que en el barco no hay casos de coronavirus. Según su versión, el armador se negaba por el gasto de las tasas portuarias, y quería llevar a sus padres hasta el puerto de Southampton, en Reino Unido, con el agravante de que estos ancianos no viajan en avión «por razones personales». La petición consiguió más de 700 firmas.
Pues bien, este fin de semana ambos han podido bajarse del famoso transatlántico en su tierra, y lo han hecho en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, según ha informado la Autoridad Portuaria provincial en un comunicado. Este organismo público asegura que este desenlace ha sido fruto de las negociaciones que directamente llevó a cabo con Cunard Lines, y que el buque hizo «una escala técnica fuera de límites» en la noche de este sábado 11 de abril, «únicamente para propiciar el desembarco en la Isla de esta pareja de canarios» y con el pertinente permiso de la Capitanía Marítima tinerfeña y de Sanidad Exterior.
El desembarco se realizó, tal y como ha asegurado el consignatario de la nave en Tenerife, Hamilton y Cía., «con total seguridad para la pareja, habiéndose cumplimentado la necesaria evaluación de riesgos por parte de la propia naviera.» Fue una embarcación de servicio del puerto de Tenerife, concretamente de la empresa Tenerife Offshore, la que transportó al matrimonio desde el Queen Mary2 hasta la Dársena Pesquera, adonde llegaron sobre las 22.30 horas.
De no materializarse esta escala técnica fuera de límites, la pareja de canarios hubiera tenido que seguir a bordo de la nave hasta que esta recalara a su puerto base en Southampton, con las complicaciones que está suponiendo prácticamente en la mayoría de puertos del mundo a causa de los controles para evitar la propagación del COVID-19.
La lucha contra la propagación del COVID-19 es la causante de la cancelación de la mayoría de escalas que pensaba realizar el Queen Mary2 en su vuelta al mundo.