ANA OSUNA
Violeta Gil acaba de presentar a la sociedad canaria su documental Simiente sobre tierra, una joya inédita de la memoria histórica del archipiélago. La directora de esta pieza audiovisual, producida por el Cabildo grancanario, ya ha trabajado en diversos proyectos documentales vinculados al feminismo, el territorio y la memoria histórica en Canarias entre los que destacan Mujeres empaquetadoras de tomates (cofundadora de Lagarta Comunicación) o Magas y Maúras: desmontando estereotipos. También ha participado en otros proyectos para la Radio Televisión y la Filmoteca Canaria relacionados con el videoarte y la docupoesía, como en Barranco: Dentro de Nivaria Tejera, Más Nada o Canarias, Orgullosas y visibles.
Junto a ella, en esta entrevista, está Nerea Santana, coguionista del documental y representante de la Cooperativa Teyra encargada de la labor de investigación de este trabajo.
El estreno, el jueves 14 de marzo en la Sala Josefina de la Torre del Teatro Cuyás, da ahora paso a una serie de proyecciones y coloquios en distintos puntos de Gran Canaria: este viernes 15 en el Nuevo Teatro Viejo de Arucas; el próximo día 22 en el Salón de Actos del Parque Popular de Agaete; el 4 de abril en el Centro Cívico de Jinámar; y, por último, el 9 de abril en el Centro Cultural Guayres de Gáldar.
¿De dónde surge la idea de hacer un documental sobre la memoria de los represaliados canarios?
VIOLETA GIL: «La idea surge desde el departamento de Patrimonio histórico del área de Presidencia del Cabildo de Gran Canaria. Se pusieron en contacto conmigo para proponerme una recogida de testimonios y hacer un documental. Inmediatamente llamé a la cooperativa Teyra y nos pusimos a trabajar».
Habéis encontrado algún tipo de impedimento político por parte de las instituciones públicas canarias para hacer este documental.
NEREA SANTANA: «No ha existido ninguna cortapisa en este sentido. Desde Patrimonio nos han dejado total libertad para abordar este proyecto y han depositado toda su confianza en nosotras, tanto a la hora de enfocarlo como de proyectarlo. En cuanto a otras instituciones a las que nos hemos dirigido, la mayoría han facilitado espacios de diálogo para que colectivos y personas sigan avanzando en el proceso de reparación».
Violeta, ¿cómo has enfocado la narrativa audiovisual del documental?.
V: «Narrativamente este documental ha sido un reto. Desde el principio tuve muy claro el enfoque artístico divulgativo que le quería dar. De hecho tomé como referencia Soah, obra cumbre del cine documental sobre el holocausto de Claude Lanzmann, donde se parte de la idea del testimonio oral y el territorio al que están vinculados esos testimonios. Y donde esos paisajes se resignifican a través de las palabras de las personas que cuentan unos hechos dramáticos sucedidos en esos lugares concretos.
Mi equipo y yo hemos planteado imágenes de lugares históricos, tal cual y que entren en diálogo con los testimonios de las personas que intervinieron en él . Al no incluir imágenes de archivo se genera un gran impacto porque al final hay como una expectativa en torno a las piezas audiovisuales que tienen que ver con la historia y cómo traerla al presente. No nos quedarnos en el pasado sino en cómo repercuten esos hechos en el territorio presente de Canarias».
¿Cómo te enfrentas a un proyecto que ya, a priori, en la preproducción se perfilaba complicado por la escasez de archivos documentales específicos en Canarias sobre la memoria histórica?
V: Con mucha responsabilidad y respeto. De hecho, este documental es diferente porque nadie, hasta la fecha, había abordado la cuestión de los testimonios orales asociados a los bienes de interés cultural con categoría de sitio histórico que son los fosos de desaparecidos en la Guerra Civil en Gran Canaria. Es cierto que existen algunos reportajes sobre el tema de los represaliados por el régimen en Canarias y un documental previo de Juan José Monzón Gil, la Sima del olvido que trata de las víctimas del franquismo que desaparecieron y fueron asesinadas arrojadas por el tubo volcánico de Jinámar».
De los relatos que nos presentas ¿alguno te ha llamado especialmente la atención?
V: Sí. Existe escasa documentación de los represaliados porque el propio régimen franquista se encargó de hacerla desaparecer. Sin embargo, hemos encontrado, en una de las personas que aparece en el documental, una información muy curiosa. Después de desaparecerla y asesinarla, a la familia, le seguían llegando multas reclamando una deuda que se iba incrementando con el paso del tiempo.
¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de abordar los testimonios de los familiares?
V: «Al enfrentarme, en su mayoría a gente de avanzada edad, desde el principio sentí la necesidad de contar con la ayuda y el acompañamiento de personal especializado dentro de la intervención e investigación social. Por eso recurrí a Teyra. Al comenzar a investigar nos dimos cuenta de la complejidad de abordar este tipo de proyectos. Por ejemplo, en algunos casos había personas con enfermedades como demencia o alzheimer, y otras ya habían fallecido».
N:»En este punto quiero destacar que había personas a las que les costaba mucho hablar porque la losa del silencio y el miedo de décadas pesa mucho todavía. Pero había otras que sí. Necesitaban contar y sacar afuera sus sentimientos, sus historias. Quieren que esto se sigua escuchando y no se olvide. Esta parte facilitó que este documental se pudiera realizar».
¿Cómo te enfrentas a los testimonios duros y dolorosos de las protagonistas?
V: «No te podría decir porque al final, cada historia tiene su propio dolor y te puede sorprender en cualquier frase. Nuestro ejercicio siempre fue el de escucha plena, absoluta y atenta sobre todo a las personas que no han tenido nunca protagonismo a nivel mediático dentro de la memoria histórica. Respeto a ese proceso personal de echar atrás en el tiempo y ahondar en un suceso doloroso desde su presente. Yo agradezco la profunda generosidad de estas personas por abrirse en canal y poder contar un hecho traumático que marcaron sus vidas».
¿Cuál ha sido el papel de la mujer en esta pieza audiovisual?
N: «Ha sido fundamental. La mirada de las mujeres hacia sí mismas. No sólo en su rol como transmisoras de los hechos sino también en cómo hablan de sus abuelas, madres o hermanas que sufrieron toda la represión. Las secuelas del franquismo que son parte de esta sociedad en la que vivimos y donde su mirada no está. ¿Qué pasó con ellas? También sostuvieron este país, a través de sus familias. Esto es muy importante destacarlo porque todavía no tenemos esa mirada de las mujeres canarias. Hay que dignificar la vida de las personas que asesinaron y reparar el daño causado a esas personas y a sus familias».
¿La sociedad canaria está suficientemente informada en cuanto a su realidad histórica durante el franquismo?
V: «Es una historia sorprendentemente desconocida. Todos sabemos que aquí no llegó el enfrentamiento armado pero eso no quiere decir que aquí no pasase nada. Los efectos devastadores de la Guerra Civil y la posguerra se hicieron presentes en la vida de una generación que optó por el silencio como antídoto al sufrimiento. A día de hoy, todavía queda muchísimo por hacer. Aún hay lugares de los que se sabe hay restos humanos pero que aún no han sido intervenidos».
¿Por qué una persona debe ver este documental?
V: «Para que conozcan la parte silenciada de nuestra historia y se replanteen las historias que les han contado. En especial pienso en la gente joven. Que lo vean y se conciencien del pasado, el presente y en el futuro que les viene. Espero que este documental sea proyectado en las aulas de bachillerato, en la Universidad y entre a formar parte del acervo cultural histórico canario».