La singularidad es algo que prevalece sobre la norma por derecho propio, es decir, la diferencia respecto a la mayoría no demuestra error alguno en el planteamiento individual de la mayoría (teóricamente), pero hay que tumbar el planteamiento con prontitud, aunque no siempre ocurre así. Nuestra sociedad tiende de manera abrupta a colocarse en un bando u en otro, blanco o negro, o en el siguiente, gris marengo; y así sucesivamente, formando equipo de manera sistemática con quien sea. Hay que reflexionar, ante este hecho, que para ser de una misma especie, los humanos somos la leche en cuanto a organización. De tener los leones u otra especie depredadora esta cualidad tan admirada en Twitter, que es la pelea dialéctica que se convierte habitualmente en el alma de esta conocida red social, la pelea insulsa, esto provocaría que unas leonas discutieran con otras o con su versión masculina sobre la mejor pieza para cazar al tiempo que la gacela se aleja y acaba rumiando a dos kilómetros mientras alucina por la pasividad dialéctica frente a la comida que es mucho más urgente por supervivencia tanto como dejar de discutir. El debate, per se, es inútil, habitualmente sucede así, porque siempre parte de la premisa de que esperas ver a una persona cambiar de opinión tras una discusión, y eso es más difícil que ver un ovni en una foto nítida. Todos estamos seguros de que la verdad está de nuestra parte, y cuanto más imbéciles seamos, con más facilidad llegaremos a esa conclusión, dejamos de escuchar a todos y nos fajamos como luchadores cegados por dos neuronas, y así nos quedamos, con un mundo que necesita un millón de reparaciones y en el que todos creen que la responsabilidad siempre es del otro. Me viene a la cabeza que hay miles de personas que se meten con personajes como Greta Thunberg, por decir que una sociedad global ecológica es la única manera de perdurar, quita las banderas amigo: olvida las diferencias y asume que el planeta no tiene fronteras, por más que las inventen tipos con corbata con un rotulador. Lo cierto es que estamos todos errados, como reza el título de este escrito, pero es que el león debe discutir al mismo tiempo que corre tras la gacela: si olvidas lo básico y te dejas seducir por la discusión barata, no avanzas. Así que mientras discutes y peleas sobre lo que te apetezca, igual no es mala idea hacer tareas que beneficien a todos. Yo mismo he discutido en una playa por una sombrilla mal clavada que amenazaba a los míos al mismo tiempo que recogía microplásticos con una malla. La discusión quedó en nada, pero la playa quedó más limpia. Y eso es un objetivo. En lo que vives, no cuesta mejorar un poco el mundo.
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