VICENTE PÉREZ
Todos los caminos conducen a Agaete estos días de agosto en Gran Canaria. Decenas de miles de personas participaron este domingo en la tradicional Rama, que convirtió las calles de este pueblo en un río de gente, para protagonizar y disfrutar una fiesta declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y de Interés Turístico Nacional.
Aunque su vinculación con el mundo aborigen no está demostrada, lo cierto es que el sentimiento por la cultura del pasado unida al imponente macizo montañoso al pie del cual se halla Agaete se halla arraigado en quienes mantienen la esencia de esta tradición. Y a ello se ha unido este año la alegría de la declaración como Patrimonio Mundial por la Unesco del gran paraje cumbrero con yacimientos aborígenes de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, parte del cual pertenece al término municipal de Agaete.
Unas 60.000 personas calcula el Ayuntamiento que se acercaron el pasado fin de semana al pueblo. La alcaldesa, María del Carmen Rosario, lanzó el volador de inicio del día grande, y como marca la tradición, a las 5.00 horas del 4 de agosto, para celebrar las Fiestas de Nuestra Señora de Las Nieves. Miles de personas danzaron al ritmo de la banda de Agaete tras el primer volador de la jornada.
Posteriormente, banda de Guayedra fue la encargada de arrancar La Rama 2019, tras el lanzamiento del volador al pie de la Iglesia de la Concepción. Acompañados por un magnífico día de sol y una ligera brisa, miles de personas danzaron junto a sus ramas hasta la ermita de Las Nieves, donde la banda de Las Nieves cerró esta edición, una de las más concurridas.
Lleno en los hoteles y quejas de los viajeros en barco
Esta celebración se enmarca en unos festejos con de setenta actos, entre lúdicos y religiosos, que comenzaron a finales de julio cuyo nexo de unión es el reencuentro de familiares y amigos bajo el influjo de los olores a romero y poleo, y que continuarán hasta fines de agosto
La Villa cuenta con 1.300 camas turísticas , en hoteles que, salvo uno, han colgado el cartel de lleno, con mayor presencia de turismo peninsular y del resto de las Islas.
La afluencia de personas es tan masiva para vivir esta fiesta, que en las redes sociales se han podido leer numerosos comentarios de queja por los problemas que tuvieron los pasajeros de la ruta entre Tenerife y Gran Canaria para poder salir del muelle de Agaete, con hasta dos horas de espera debido a la Rama.
Los papagüevos, uno de los distintivos de la fiesta
Uno de los elemento característicos de esta fiesta son los tradicionales papagüevos -gigantes y cabezudos que representan a personajes relevantes en la historia del municipio- y las genuinas farolas, así como las ramas, en una procesión festiva y multitudinaria al ritmo de bandas de música. Antes de llegar a la Iglesia, la multitud subió al barrio de San Sebastián, antigua zona de pescadores que tenían devoción a la Virgen de las Nieves.
Desde allí esta frenética marea humana bajó a Las Chisqueras y embocó hacia el Puerto de las Nieves, cruzando el puente del barranco de Agaete, por la carretera del Puerto de Las Nieves hasta llegar a la playa.
Desde los años ochenta del siglo XX se ha extendido la costumbre de batir el agua del mar con las ramas que portan los participantes, en alusión a los rituales prehispánicos propiciatorios de las lluvias que relatan las crónicas de la conquista de Canarias.
Finalmente, los «rameros» depositaron sus ramas ante la imagen de Las Nieves en la plazuela delante de su ermita junto al puerto, ya por la tarde.
¿Origen prehispánico?
Como se expone en el decreto del Gobierno canario, a propuesta del Cabildo grancanario, por el que se declara BIC esta fiesta, existe la creencia, muy extendida, de que la Rama se vincula sin duda con el pasado prehispánico de Gran Canaria a través de rituales propiciatorios cuyos testimonios nos han llegado a través de las fuentes etnohistóricas como Abreu Galindo Marín y Cubaso Gomez Escudero y Sedeño
El primer autor citado relata que «cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en la mano, y las magadas con vasos de leche y manteca y ramos de palma. Iban a estas montañas, y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco, y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita».
Marín y Cubas escribió que «un adoratorio hay en término de Gáldar, que dura el nombre, que es el risco de Tirma, lleno de caseríos y grandes cuevas; a este iban las maguas en romería llevando vasos de leche para regar y ramos en las manos, y de allí bajaban al mar, que está cerca y daban con ellos golpes en el agua pidiendo a Dios socorro en sus necesidades».
Y Gómez escudero y Sedeño refiere que» llevando todos en procesión varas en las manos iban a la orilla del mar y también llevaban ramos de árboles, y por el camino iban mirando al cielo y dando altas voces, levantando ambos brazos puestas las manos y pedían el agua para sus sementeras, y decían Almene Corán, Válgame Dios, dando golpes en el agua con las varas y los ramos, y así con esta súplica les proveía el sumo Dios …»
Pero según este decreto, «a pesar del evidente parecido formal, tanto el hecho de que las primeras referencias a la estructura ritual actual de la Fiesta de la Rama no se remonten a más allá de mediados del siglo XIX, como la existencia de numerosos testimonios orales (Barroso Cruz, 2005), descartan este vínculo directo y enlazan claramente la tradición con las enramadas de iglesias con motivo de festividades religiosas, costumbre reforzada en Agaete por la vinculación antedicha con el suministro de combustible para los ingenios azucareros».
En cualquier caso, el deseo de vincularlo a los antiguos pobladores de la isla fue muy grande en los años sesenta y setenta del siglo XX, para buscar referentes que pudieran funcionar en procesos de construcción y reformulación de identidades de sustrato histórico, según argumenta el decreto para su declaración como BIC.
La primera referencia en este sentido fue enunciada en 1960 por José Antonio García Álamo, que con carácter literario e imaginario la relacionaba por primera vez con el rito indígena de petición de lluvia. A ello se unía el que Agaete hubiese sido un importante núcleo de poblamiento prehispánico que está presente, por ejemplo, en la impresionante necrópolis del Maipés o el poblado de Bisbique.
No obstante, el decreto gubernamental subraya que «la aportación de ligazón entre lo indígena y lo festivo, si bien es tardía no debe ser objeto de menosprecio sino de una construcción evolutiva y también legendaria de la propia fiesta».
Celebración por la declaración mundial de Risco Caído y las Montañas Sagradas
De ahí que la declaración de Risco Caído y las Montañas Sagradas como Patrimonio Mundial haya hecho de la edición de este año un acontecimiento aún más especial. Así, el consejero de Patrimonio Histórico del Cabildo grancanario, José Guillén Medina, escribe en el programa de las fiestas que «si existe un nexo de unión entre el paisaje que pudieron ver las primeras comunidades amazigh que se asentaron en Agaete hace más de 1.300 años, y quienes arribaron a finales del siglo XV a colonizar el territorio, con cualquiera que en la actualidad se acerque por tierra o por mar a este municipio del oeste de Gran Canaria, es,sin duda, la imagen de Tamadaba».
Un paraje que alcanza mil metros junto al mar, en imponentes acantilados y barrancos,donde las crónicas de la conquista de Gran Canaria, situaban uno de los santuarios de la antigua población de la isla, al que llamaban Tirma. Y las especies vegetales que crecen en ese macizo abrupto «constituyeron y constituyen piezas claves en la celebración de rituales y festividades como La Rama», apunta el consejero.
Y añade que «de esta vertiente inmaterial, asociada al Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas, nos quedan testimonios y documentación histórica, en los que se pone de manifiesto la estrecha relación y los fuertes lazos de las sociedades insulares pretéritas con los bosques y con la vegetación que los conforma».
La Rama, de hecho, forma parte, según recuerda Gillén, «de los aspectos inmateriales, de las expresiones religiosas y festivas asociados al Paisaje Cultural de las Montañas Sagradas de Gran Canaria», dentro de las culturas protegidas del planeta.

FOTOS: Ayuntamiento de Agaete