VICENTE PÉREZ
A veces la tragedia despierta lo mejor de otros seres humanos. Es el caso de la inesperada muerte de los hermanos guancheros Carlos Salvador, filólogo de 27 años, y Beatriz, psicóloga, de 25, cuya vida quedó segada por un accidente de tráfico en el esplendor de sus vidas. En su recuerdo familiares y amigos decidieron crear hace doce años una fundación que lleva el nombre de ambos y persigue «la esperanza en un mundo mejor por medio de los necesarios caminos de la educación y la cultura», como explica su padre, Salvador Pérez, periodista (durante muchos años corresponsal de El Día en el norte de Tenerife) y maestro jubilado.
Sin subvenciones públicas, la fundación (www.carlossalvadorybeatrizfundacion.com/) presenta un balance muy positivo de solidaridad: ha repartido 100.000 euros entre 434 estudiantes canarios -de 34 municipios y 54 centros de enseñanza-, todos ellos en precaria situación económica familiar. Este apoyo a la formación de los jóvenes ha sido el objetivo principal de esta entidad sin ánimo de lucro en los últimos siete años a la vista de la crisis económica, los índices de paro y los recortes presupuestarios que ha sufrido la enseñanza pública.
Esta multiplicación bíblica de los peces y los panes es posible gracias a los recursos propios de la fundación, y a lo que, en palabras de su presidente, es la «mejor materia prima»: los socios colaboradores, cuyas aportaciones económicas voluntarias han obrado el milagro.
En el curso 2017-2018 concedió 73 becas por valor de 14.600 euros a 38 estudiantes de Tenerife, 23 de Gran Canaria, 4 de Fuerteventura, 3 de Lanzarote y otros 3 de El Hierro (no recibió ninguna solicitud de La Gomera). El 61% de los beneficiarios estudian Bachillerato, el 27% Secundaria y el 10% Formación Profesional.
Para otorgar estas ayudas, la fundación, ha valorado las dificultades económicas de los alumnos y su buena trayectoria académica, y, además, la comisión encargada de seleccionar a los becarios constató «la gran cantidad de situaciones de extrema necesidad que no pudieron ser atendidas» porque las arcas de esta entidad no dan para más.
Un patronato y socios con labor también en Hispanoamérica
El vicepresidente de este colectivo altruista es Luis Balbuena Castellano, «un amigo de la familia, matemático, profesor, que ha sido considerado el mejor consejero de Educación del Gobierno canario», como lo define Salvador Pérez. Al ex-político y gran divulgador de su materia, los números, lo acompaña otra docena de patronos, incluyendo la madre de los hermanos fallecidos, Rosario Aurora Estévez, también maestra jubilada.
Centrada en estos últimos años en atender necesidades en Canarias por la crisis económica, en sus doce años de existencia la fundación ha trabajado también en varios países de América, con la construcción de escuelas en Paraguay (14.400 euros) y otra en Perú (7.500 euros); además de 77 envíos de material escolar a cuatro países americanos, hacia comarcas situadas a 2.800 metros de altura; becas a indígenas paraguayos (7.245 euros) y tres años de duración; varias jornadas médicas en Perú; un premio de investigación en 2015 sobre las galerías de agua; publicación de libros; donación de mobiliario a dos escuelas y otras muchas actividades.
Salvador Pérez, un hombre que en sus clases enseñaba los valores democráticos a sus alumnos de Primaria (se votoban en urnas muchas decisiones), enumera una serie de frases, lemas de la fundación, que «son el mejor resumen para definir esta actividid entusiasta y laboriosa por la educación de nuestros jóvenes»: «Con poco se puede hacer mucho», «contigo sumar es multiplicar» y «tu ayuda llega».
«No recibimos ninguna ayuda ni subvención oficial», subraya este maestro de periodistas y de la antigua EGB al que siempre se le aguan los ojos cuando habla de sus hijos que ya no están pero sí están, y mucho, siempre presentes siempre en todo el generoso bien que la fundación hace por la educación y la cultura.