VICENTE PÉREZ
Unas 60.000 personas residen en Tenerife en zonas con un grado de «amenaza» «alta» o «muy alta» de sufrir los peligrosos efectos de una erupción volcánica, según la zonificación establecida en el Plan de Actuación Insular por Riesgo Volcánico, tramitado por el Cabildo de Tenerife.
El área con amenaza «muy alta» abarca los municipios de Guía de Isora, Santiago del Teide, El Tanque, Garachico y parte de Icod de los Vinos (incluyendo su casco urbano), un espacio habitado por cerca de 38.000 personas, mientras que es «alta» en el propio estratovolcán Teide-Pico Viejo, y en el resto del valle de Icod y La Guancha, franja con unos 22.272 habitantes.
La erupción más probable, en el noroeste
Una zona con amenaza «moderada», en la que no se entra en detalles en el plan, abarcaría el círculo de Las Cañadas y se prolongaría hacia el valle de La Orotava hasta la costa, incluyendo también Los Realejos y Puerto del Cruz, mientras que otra zona de amenaza «baja» comprendería el resto del valle, su cumbre y Fasnia. El resto de las comarcas tienen una amenaza «muy baja», incluso el valle de Güímar, pese a que en 1705 se vio afectado por la erupción del volcán de Siete Fuentes o de Arafo.
El plan llega a la conclusión de que «la erupción más probable tendrá como contexto geográfico el eje de la dorsal noroeste de la isla», a partir de los registros geológicos de los últimos 30.000 años y, en especial en los últimos 12.000, ya que durante este último periodo (denominado el Holoceno), las laderas de esta dorsal y del flanco norte del Teide (incluyendo el valle de Icod) han sido prácticamente cubiertas por coladas de lava.
En esta zona fue donde se produjo la última erupción en Tenerife, la del Chinyero, en 1909.
La «amenaza volcánica», según el plan, está determinada por la probabilidad de que una erupción ocurra con un nivel específico de intensidad (o poder destructivo) dentro de un área concreta y un periodo de tiempo determinado. Este parámetro se suele descomponer en los diferentes peligros que pueden producirse durante el fenómeno eruptivo, entre los que destacan la circulación de las coladas, la caída de piroclastos, la dispersión de cenizas, los lahares (avalanchas de material volcánico), entre muchos otros.
El documento, presentado en el verano de 2021 por el gobierno del Cabildo, fue elaborado por la Cátedra Reducción del Riesgo de Desastres de la Universidad de La Laguna (ULL), en colaboración con el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria de Tenerife (IASS), Involcan, el Consejo Insular de Aguas de Tenerife, las áreas Medioambiente, Turismo, Movilidad, Carreteras, Agricultura y Ganadería, y el Consorcio de Bomberos de Tenerife. Se puede consultar en la siguiente web del Cabildo: https://www.tenerife.es/portalcabtfe/es/site_content/52-proteccion-civil/12194-plan-de-actuacion-insular-frente-al-riesgo-volcanico-de-la-isla-de-tenerife-paiv
El mapa de riesgo volcánico para Tenerife se obtiene como resultado de combinar los peligros volcánicos con la vulnerabilidad social (tanto individual como colectiva) y económica de los elementos expuestos, en función de su tipología y usos del suelo. Este análisis incorpora otros elementos susceptibles de resultar dañados por una erupción, como las infraestructuras de transporte, las edificaciones, los equipamientos públicos, etc.
La zonificación de la amenaza que se ha hecho en este plan, que fue presentado por el Cabildo en el año 2020, se ha llevado a cabo teniendo en consideración los estudios científicos más importantes que existen sobre la peligrosidad volcánica en Tenerife. Entre los trabajos científicos referidos al riesgo volcánico, en este plan se asumen los escenarios eruptivos previstos en el PEVOLCA y toma como base principal el del modelo de flujo de coladas realizado por el Instituto Geológico y Minero en 2006 para Tenerife, generado en el marco del Plan Nacional de Riesgos Geológicos (PRIGEO) del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
A partir de todos estos estudios, y teniendo en consideración criterios topográficos (zonas de sombra frente a coladas) y territoriales en la delimitación de las áreas (poblamiento y usos del suelo), se establece una zonificación espacial de los peligros, categorizada en niveles de amenaza: muy alta, alta, moderada, baja y muy baja.
La dificultad de zonificar el riesgo en una ciencia inexacta
El propio plan previene de que «llevar a cabo la evaluación de los peligros volcánicos en regiones donde el conocimiento de la historia volcanológica pasada es pobre, donde son escasos los datos detallados de carácter geocronológico, y donde no hay actividad eruptiva histórica de cada uno de los escenarios resulta difícil y problemático», a lo que se une que «el volcanismo de nuestra región no está asociado actualmente a un único edificio central, como ocurre en la mayoría de las regiones volcánicamente activas del mundo» sino que se trata de un volcanismo esencialmente monogenético, distribuido aparentemente de forma más o menos dispersa sobre el territorio, lo que dificulta la vigilancia volcánica y la propia planificación.
Las erupciones más probables son de tipo estromboliano y carácter eminentemente efusivo, como la de La Palma, en la que se combinan fases con salida de gases, cenizas y vapor de agua de manera explosiva con otros periodos de emisión de ríos de lava.
Sin zonificación sísmica ni detalle de albergues para personas ni animales

Aunque la sismicidad es uno de los peligros vinculados a la actividad volcánica, el plan la contempla en su zonificación» por el elevado nivel de incertidumbre» para determinar las zonas de la Isla con mayor nivel de amenaza sísmica a consecuencia de la ausencia de estudios detallados en este sentido.
El documento no entra a detallar cómo sería la evacuación, sino que analiza el grado de dificultad de la emergencia para cada zona: las vías existentes para llevarla a cabo (en el caso de Garachico se contempla la posibilidad de tener que usar el puerto, si se cortara la carretera general costera), su mayor o menor dispersión poblacional o el riesgo de incendios forestales.
En cuanto a dónde se alojaría la población, no hay tampoco mucha concreción, salvo considerar como posibles lugares de reunión e incluso como albergues provisionales una serie de recursos, como colegios e institutos de enseñanza pública, los centros comerciales, campos de fútbol, zonas de acampada, polideportivos, cines, teatros y hoteles. No se contempla tampoco qué pasaría con la evacuación de los animales de compañía, aunque sí se menciona la existencia de granjas y la necesidad del traslado de estos animales. El todo caso, este plan insular tendría que complementarse con planes de emergencias municipales y el propio plan autonómico en esta materia, el PEVOLCA.
A continuación extraemos un resumen de las características y los peligros de cada una de las zonas, según los describe el plan.
Así las cosas, la erupción más probable se espera en la dorsal de Abeque, al noroeste de la isla (ver en el mapa 1)porque es la parte volcánicamente más activa en los últimos 20.000 años y donde ha habido al menos Alberga al menos 5 erupciones en los últimos 2.000 años, todas de marcado carácter estromboliano, dando lugar a conos y coladas basálticas.
En los flancos de esta dorsal (2 ) hay áreas invadidas por coladas que han alcanzado frecuentemente la costa. En esta zona los peligros son las coladas, los incendios forestales y la lluvia de cenizas finas (de proyección aérea), esparcidas según la fuerza y dirección del viento. Podría aber explosiones freáticas (interacción del agua y el magma) y colapsos del frente de coladas si llegaran al mar.
Los domos periféricos del Teide (3)se han producido erupciones de larga duración, asociadas con lluvias de pómez y, eventualmente, pequeños flujos piroclásticos (muy raros) en relación con colapsos de domo. Sismicidad frecuente y relativamente intensa. La última erupción fue la de Roques Blancos, en 1790.
En las laderas del norte del Teide (4)se encuentran coladas de gran potencia emitidas por domos y que alcanzan la costa norte. El peligro en este caso es la destrucción asociada a enormes pero muy lentas coladas que no respetan la topografía, así como incendios forestales y lluvias de pómez de escasa importancia. En esta zona ha habido al menos 5 erupciones en los últimos 6.000 años.
El estratovolcán del Teide(5) lo forman coladas muy ramificadas. Sólo ha habido una erupción en los últimos 30.000 años. La probabilidad de explosiones freatomagmáticas (interacción de magma y agua del subsuelo) es muy baja, pues la última se produjo hasta 17.500 años.
En la parte oriental de la caldera de Las Cañadas (6) los peligros son similares a los de las zonas 3 y 4, pero con el flujo de las coladas esencialmente restringido al interior de la caldera de Las Cañadas.
En Ucanca, la parte occidental de la caldera de Las Cañadas (7) hay coladas emitidas por el Teide y Pico Viejo. En este lugar no ha habido sino una erupción en 15.000 años, ocurrida en 1798 en las Narices del Teide.
La dorsal de Pedro Gil (8) es la situada al noroeste de la isla, con erupciones estrombolianas que han generado coladas y conos basálticos. En 30.000 años solo ha habido una erupción, en 1704 y 1705. Aquí los peligros similares a los de la zona 1.
En la los valles de La Orotava y Güímar y Fasnia (9) encontramos coladas basálticas emitidas en la dorsal noreste. En 11.000 años solo se han producido las erupciones de Fasnia (1704-1705) y Arafo (1705).
En el noreste de la isla hay partes distales de las dorsales más antiguas (10), que no han registrado erupciones en más de 30.000 años.
Las zonas más antiguas de la isla (11) son Teno y Anaga, que tienen entre 4 y 6 millones de años, así como el macizo de Tigaiga y La Fortaleza, y el sur de Las Cañadas, sin actividad desde hace 170.000 años.
ANÁLISIS DETALLADO DE LOS PELIGROS VOLCÁNICOS POR ZONAS
Zona 1: Santiago del Teide-El Tanque
Esta zona tiene un nivel de amenaza muy alto, con una extensión de 47,48 km2 y se sitúa en la mitad oeste de la isla de Tenerife entre las zonas 2A y 2B, en una franja que va desde los 1.000 hasta los 2.000 metros de altitud. Comprende los municipios de El Tanque, Garachico, Guía de Isora y Santiago del Teide en los límites de cumbre.
Abarca una amplia franja que se extiende desde las montañas de Bilma, Tamaseche y La Higuerita, hasta los volcanes de Chío y los cráteres de Chahorra, inscrito ya en el flanco suroccidental de Pico Viejo. Este sector alberga el conjunto de los conos volcánicos que coronan la dorsal, incluyendo los volcanes históricos o subhistóricos de Chinyero, Garachico, Narices del Teide, y Boca Cangrejo. La última erupción en esta zona fue la del Chinyero, en 1909.
De acuerdo con las estimaciones realizadas en este estudio, podrían verse afectadas en esta zona un total de 158 personas. Los núcleos afectados de más importancia son Erjos de El Tanque y Valle de Arriba, en Santiago del Teide, rondando entre 30 y 60 habitantes. Aunque se localice fuera de la zona 1, también puede verse afectado el núcleo de San José de Los Llanos.
Los peligros volcánicos asociados a este ámbito se refieren a la alta susceptibilidad de erupciones de tipo fisural en el eje de la dorsal de Abeque, con emisiones de coladas de lava y piroclastos de caída. Otro de los peligros añadidos son los incendios forestales que se puedan producir durante la erupción y que podrían complicar la gestión de la emergencia. Las coladas lávicas, en caso de canalizarse, irían bajo esta predisposición y siguiendo a reciente red hidrográfica hasta la barrera orográfica del Macizo de Teno.
La existencia de varias vías de comunicación, fundamentalmente las carreteras TF-82 y la TF-373, facilitará la rápida evacuación de la población afectada hacia el norte o sur de la isla, dependiendo de las circunstancias. En conjunto, el grado de complejidad en la gestión de la emergencia volcánica se considera moderado.
Zona 2A: Valle de Icod – Garachico
Nivel de amenaza muy alto. Comprende una superficie de 64,21 km2 y se sitúa en la parte Noroeste de la isla, en la Dorsal de Abeque, abarcando los municipios de El Tanque, Garachico e Icod de los Vinos. Esta zona presenta rasgos orográficos de gran complejidad. La población se estima en 17.186 habitantes y distribuye básicamente por los sectores de medianías y costa, con 22 núcleos habitados. El volumen de población expuesta es alto.
La zona 2A posee un nivel de amenaza muy alto debido a la alta probabilidad de erupciones en el flanco norte de la dorsal de Abeque. La formación de coladas basálticas y los piroclastos de caída proximales y distales constituyen otro peligro a tener en cuenta. En caso de que las coladas llegasen al mar, se formarían nubes de vapor, lo que supondría otra amenaza importante para la población.
La red viaria susceptible de ser empleada como soporte de una evacuación se apoya principalmente en las carreteras TF-5, TF-42 y TF-82, viario que presenta buenas condiciones de accesibilidad. Las entidades de población de Icod de Los Vinos presentan un elevado grado de dispersión, hecho que dificulta la gestión de la emergencia en este ámbito espacial.
En el caso de Garachico, en el supuesto de corte del tráfico en la carretera TF-42, la evacuación por medios terrestres de este núcleo de población, en el que residen varios miles de personas, «se vería dificultada de manera extrema».
En algunos sectores de esta zona la masa forestal se ubica a escasa distancia de asentamientos de población importantes, como es el caso del núcleo de El Tanque, de las Montañetas (Garachico) o del núcleo de Las Abiertas (Icod de los Vinos), factor que introduce una complejidad añadida a la gestión de la emergencia en caso de incendio forestal ocasionado por la erupción. En conjunto, el grado de complejidad en la gestión de la emergencia volcánica se considera alto.
Zona 2B: Santiago del Teide – Guía de Isora
Nivel de amenaza muy alta. Ocupa una superficie de 95,51 km2 y está situada en la parte oeste de la isla, en concreto al suroeste de la dorsal de Abeque, abarcando gran parte de los municipios de Santiago del Teide y Guía de Isora. El paisaje de esta zona se caracteriza por la presencia de las coladas perteneciente a la erupción del Chinyero de 1909. La población expuesta en esta zona es de 20.524 habitantes, que se concentran, mayoritariamente, en la zona de costa, si bien en medianías destaca el núcleo de Tamaimo con 1.286 personas. El volumen de población expuesta es alto.
En este ámbito geográfico existen múltiples peligros, que hacen de él un área de riesgo muy alto. La alta probabilidad de erupciones en el flanco suroeste de la dorsal de Abeque, así como la formación de coladas basálticas y piroclastos de caída y la configuración de pequeños flujos piroclásticos conforman un grave peligro. También pueden producirse incendios forestales en la zona de cumbres.
La red viaria constituye otro elemento vulnerable, contabilizándose hasta 8 carreteras principales en la zona. La accesibilidad es buena. A grandes rasgos, las carreteras TF-1 y TF-82 actúan como corredores viarios de medianías y la TF-47 como corredor costero, operando las carreteras TF-46, TF 454 y TF-463 como viarios que conectan la costa con las medianías. En este sentido, la ejecución reciente del cierre del anillo insular (ampliación de la TF-1) y de la conexión con Fonsalía (TF-46) ha mejorado notablemente la movilidad en esta zona, proporcionando vías alternativas, rápidas y de gran capacidad, para el desplazamiento de la población residente en los núcleos costeros (Alcalá y Playa de San Juan) y en los de medianías (Guía de Isora, Chío, Arguayo, Las Manchas y Santiago del Teide), según se expone en el plan.
El núcleo de Puerto de Santiago también presenta cierta problemática en caso de evacuación. Aunque parte está fuera de la zona 2B, su singular ubicación al pie de las laderas meridionales del macizo de Teno y su limitada accesibilidad debe ser tenida en cuenta.
Zona 3: Estratovolcán Teide – Pico Viejo
Comprende una superficie de de 57,32 km2 y está situada en el área central de la isla, en el complejo volcánico de El Teide. Engloba nterrenos localizados en las cumbres de La Orotava, Icod de los Vinos, La Guancha, Santiago del Teide y Guía de Isora.
En esta zona no existen núcleos de población. En caso de erupción la exposición de las personas a los peligros volcánicos se limita al elevado número de visitantes que acceden al Parque Nacional del Teide diariamente, aunque esta situación, según el plan «es difícil que se produzca porque los indicios previos de la actividad volcánica habrán justificado la evacuación preventiva de la zona y el cierre de accesos» a este espacio protegido. En consecuencia, se considera que el volumen de población expuesta es muy bajo.
Los peligros volcánicos asociados a este ámbito se refieren a la alta susceptibilidad de erupciones con emisiones de coladas de lava y piroclastos hacia el norte de la isla, porque las vertidas hacia el sur no supondrían un peligro al encontrarse con la barrera topográfica de las paredes de las Cañadas del Teide Otro de los peligros añadidos son los incendios en el sector norte de esta zona, ocupado por masas forestales de pinar abierto.
La topografía se caracteriza por las elevadas pendientes de los conos volcánicos de El Teide y Pico Viejo. Hacia el norte las lavas serían canalizadas por la red hidrográfica, mientras que hacia el sur verterían hacia el valle de Ucanca y serían retenidas por el circo de Las Cañadas. El nivel de amenaza se considera alto.
El sistema viario se compone de una única carretera principal: la TF-21 (La Orotava-Boca Tauce), que recorre todo el Parque Nacional y desciende por el sur hasta Vilaflor. En el momento de la emergencia volcánica, esta vía será la única ruta de evacuación y de acceso a la zona para la atención y seguimiento de la emergencia, por lo que es necesario tener en cuenta su estado y las posibles vulnerabilidades que puedan surgir como consecuencia de la erupción.
Zona 4: Icod de los Vinos – La Guancha
La zona 4 ocupa una superficie de 86,6 km2. Se sitúa en el área noroccidental de la isla de Tenerife y al norte de El Teide, abarcando buena parte de los municipios de Icod de los Vinos, La Guancha y San Juan de la Rambla. Está formada por 30 núcleos de población , con una población total expuesta de 22.272 personas. Los núcleos con mayor peso demográfico son Buen Paso, Cueva del Viento, La Guancha, Las Rosas, San Felipe, Santa Bárbara y La Mancha. Hay una gran dispersión poblacional, sobre todo en las medianías, principalmente en el municipio de Icod de los Vinos.
Esta zona, definida como Icod-La Guancha, presenta un nivel de amenaza alto. Los peligros volcánicos asociados a este ámbito territorial vienen determinados por la probabilidad de erupciones fisurales en la cumbre, lo que implicaría principalmente, la canalización de coladas de lava, piroclastos de caída y pequeños flujos piroclástico hacia la costa.
Otro de los peligros añadidos son los incendios forestales que se pueden producir durante la erupción y que podrían complicar la gestión de la emergencia, pues la masa forestal de esta zona se inicia entre los 1.000 y 1.300 metros de altitud y comienza a ramificarse hacia las zonas de medianías colindando con los núcleos poblaciones situados entre los 500 y 400 metros de altitud. La superficie cubierta llega a ocupar más de 74 km².
El sistema viario en la zona se compone de 6 carreteras principales de titularidad insular así como numerosas vías o caminos asfaltados de ámbito municipal que comunican los asentamientos de población y el disperso edificado con la red viaria principal.
En caso de evacuación hay que tener en cuenta el estrangulamiento que puede producirse en la costa de San Juan de la Rambla, en concreto en las laderas del Paisaje Protegido de Los Campeches, Tigaiga y Ruiz. En esta zona, subraya el plan, está suficientemente documentado el registro de desprendimientos que afectan a la carretera TF-5 (tramo Los Realejos-Buen Paso), por lo que se trata de un ámbito que merece especial atención porque la sismicidad vinculada a la actividad volcánica puede amplificar estos procesos geomorfológicos, bloqueando el tránsito de vehículos a través de esta vía y dificultando la evacuación en dirección al Valle de La Orotava.
Esta zona 4 presenta «una complejidad excepcional» para los servicios de protección civil desde el punto de vista de la gestión de una posible emergencia volcánica. En consecuencia, este parámetro se califica como muy alto, superior por tanto a cualquiera de las restantes zonas analizadas.
Con toda esta planificación, está claro que al final es la naturaleza la que decide cuándo, dónde y cuánto en las erupciones, aunque es importante tener claro que ante fuerzas naturales de esta magnitud, solo se puede prevenir, ya que no está en manos del ser humano curar, si por ello se entiende evitar que vuelvan a ocurrir estos fenómenos geológicos, ya que son parte consustancial de la propia existencia de las islas.