VICENTE PÉREZ
Los restos mortales del dictador Francisco Franco han sido exhumados este jueves de la tumba en el Valle de Los Caídos, el mausoleo que hizo levantar con una cruz de 150 metros de altura y que acoge los restos de casi 34.000 muertos en la Guerra Civil, y han sido trasladados en helicóptero a otro mausoleo -una tumba en todo caso más discreta- situado en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, de propiedad pública, donde están enterrados también ministros franquistas.
La exhumación, que supone retirarle honores a sus restos y trasladarlos a una sepultura también pagada con dinero público se produce 44 años después de la muerte del Caudillo y el traslado de los restos se realizó en un helicóptero del Estado de color blanco, sin más inscripción en su exterior que, en la cola, «Reino de España».
La comitiva que acudió a la basílica del Valle de Los Caídos estuvo formada por 22 familiares del dictador (nietos, cónyuges y bisnietos), y para dar fe de la exhumación han estado presentes la ministra de Justicia, Dolores Delgado; el secretario general de Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños; y el subsecretario de vicepresidencia, Antonio Hidalgo.
El Gobierno del Estado en funciones -si continúa tras las próximas elecciones generales- se propone también devolver a los familiares que los reclaman los restos de los republicanos que fueron enterrados en las criptas del Valle de Los Caídos sin su consentimiento y darle un nuevo significado a este complejo funerario erigido por el dictador.
En una declaración institucional, Pedro Sánchez, ha manfestado: » La España de hoy es el país más opuesto a lo que representó el régimen franquista. Cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas, quienes accedan encontrarán un lugar distinto, el recuerdo de un dolor que no debe volver a repetirse jamás y un homenaje a todas las víctimas del odio. En el Valle de los Caídos yacen los restos mortales de casi 34.000 víctimas de la Guerra Civil, muchos sin el consentimiento de sus familias. Una infamia, como la de los miles de fosas comunes que hay en España, que debe ser reparada más pronto que tarde. Por justicia y dignidad».
El partido más crítico con la decisión el Gobierno que preside Pedro Sánchez en cumplimiento de la Ley de Memoria HIstórica es Vox. Su presidente, Santiago Abascal, ha atribuido a esta exhumación objetivos no expresos en el decreto que la ordena. En un tuit, Abascal ha afirmado que «el objetivo no era desenterrar a Franco, es deslegitimar la Transición, derrocar a Felipe VI y derribar la Cruz del Valle de los Caídos que representa la identidad cristiana de los españoles» .En el Parlamento europeo, representantes de Vox han increpado a un eurodiputado español del PSOE que se refería a esta exhumación, con gritos de «¡Profanadores!».
El líder de Cs, Albert Rivera, tampoco no veía prioritaria esta exhumación: «España tiene el paro más alto de Europa, un desafío separatista que hace arder las calles en Cataluña, la segunda natalidad más baja de la UE y la caja de las pensiones vacía. La prioridad no deberían ser los huesos de un dictador muerto hace 44 años.
El presidente del PP, Pablo Casado, ha preferido un tono aún más discreto: «Mi compromiso con los españoles es defender sus intereses, preservar la Transición y concordia, resolver sus preocupaciones reales y trabajar por la España que queremos para nuestros hijos con empleo y bienestar. El 10N no se vota sobre nuestro pasado, sino el futuro de España».
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en cambio, ha mostrado su gran satisfacción por esta medida, aunque la ve insuficiente: «Hoy, tras más de 40 años de democracia, la momia de Franco sale del Valle de los caídos. Es una buena noticia pero los restos de Franco no están en Cuelgamuros, sino en las oligarquías que se enriquecieron con la dictadura y en parte de los aparatos del Estado. Hoy es un día emocionante pero no basta trasladar a la momia, es necesario que las víctimas tengan tutela judicial efectiva y el mismo reconocimiento que las víctimas del terrorismo España es el segundo país con más desaparecidos después de Camboya y aquí los torturadores disfrutan de reconocimientos, de honores y de la más vergonzosa impunidad».