PLANETA CANARIO
La revista Cuaternario y Geomorfología ha publicado una investigación desarrollada por miembros del departamento de Geografía e Historia y de la Cátedra de Reducción de Riesgo de Desastres, Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL) y del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC)
El artículo analiza un flujo de derrubios (debris flow) acaecido en el llamado corredor de la Corbata (en el Teide) en septiembre de 2010, que se vinculó a una situación atmosférica poco habitual, como son las tormentas de origen tropical que pueden arribar a Canarias a finales del verano.
Los debris flows son deslizamientos homogéneos de enormes masas de sedimentos, originados como consecuencia de una sobresaturación de agua, pasando a transformarse en una segunda fase en un flujo turbulento, donde toda la masa transportada se mezcla, hasta alcanzar su estado de reposo debido a la pérdida de pendiente.
En concreto, este estudio se fija en perturbaciones atmosféricas que provocan precipitaciones en la cima del volcán tinerfeño justo donde la actividad de sus fumarolas ha propiciado la formación de un material blancuzco muy deleznable y susceptible de ser arrastrado por la escorrentía.
En esta investigación han participado Constantino Criado, Pedro Dorta, H. Casanova, Emilio González Reimers, Matilde Arnay y V. Soler. El artículo se puede descargar libremente en la web de la revista Cuaternario y Geomorfología.
El fenómeno concreto estudiado sucedió en septiembre de 2010 entre las cotas 3.350 y 2.285 metros de altitud, con un desarrollo longitudinal de 2.505 metros y un volumen estimado en más de 30.000 metros cúbicos y se desencadenó con precipitaciones cuya intensidad en la base del Teide pudo ser en torno a 32 litros por metro cuadrado a la hora.
Este fenómeno supone un modelo explicativo para los amplios conos de deyección localizados en la cara sur del Teide, quizás desarrollados en un lapso de tiempo, entre el inicio de la era cristiana y el siglo IX después de Cristo, en el que el clima fue más cálido que en momentos posteriores.
Los científicos de la ULL advierten de la necesidad de mejorar la observación de estos fenómenos y el registro de las precipitaciones en el entorno del Teide con el fin de evitar daños materiales y personales en un área con alto número de visitantes, especialmente en un contexto de calentamiento global en el que es esperable un aumento del número de perturbaciones tropicales que llegan a las islas.

El volcán Teide es la montaña más elevada del territorio español, alcanzando los 3.718 metros de altitud. Es un estratovolcán doble; el volcán de Pico Viejo (3.100 m. ) presenta un cráter amplio, mientras que el volcán Teide, en posición más oriental, tuvo su última erupción hace posiblemente 1.200 años (Lavas Negras).
Por debajo de estos flujos lávicos recientes aflora la estructura del Teide antiguo, un edificio gigante cuyos materiales más recientes han sido datados en 30.000 años. Presenta laderas muy empinadas (por encima de 40 grados) y muestra algunos barrancos, siendo los más importantes el Corredor de La Bola y el Corredor de La Corbata.
Este último ha sido parcialmente rellenado por las Lavas Negras. En su cabecera presenta una coloración pálida, con forma de triángulo, producida por una intensa alteración fumaroliana afectando a la roca fonolita.
La actividad de este barranco no ha sido muy importante. Sin embargo, el 22 de septiembre de 2010 una lluvia intensa produjo la removilización de materiales desde la mancha pálida (localizada por encima de los 3.200 metros de altitud), formando un debris flow impresionante, según los autores del trabajo.
En el artículo los autores muestra los resultado del estudio morfométrico, sedimentológico y climático, haciendo hincapié en las inusuales condiciones meteorológicas que produjeron el desencadenamiento de este proceso como clave para interpretar otros debris flow anteriores y prevenir el riesgo derivado de los futuros.
Las lluvias torrenciales, según se expone en este artículo científico, son normales en Izaña, donde la serie climática se remonta a 1916. Esto suele ocurrir durante la época más fría, produciendo nevadas a partir de 2.000 metros de altitud. De esta manera, la nevada produce una capa de cobertura temporal, experimentando una sublimación intensa (relacionada con la muy baja humedad del aire) y fusión gradual. El agua producida por la nieve derretida se filtra en un sustrato muy poroso, formado principalmente de escombros de roca. Sin embargo, el sustrato es determinante en el desencadenamiento de flujos de escombros.
Es necesario material (como arena o limo) para formar la matriz de sedimentos mezclada con agua que provoca el movimiento. Esta condición se cumplió en la activación del flujo de escombros hacia abajo en el llamado Corredor de la Corbata, en la parte superior de la cual hay un afloramiento claramente visible de material producido por la meteorización de fumarolas.
Este estudio sirve de base para futuras investigaciones, monitoreando cuidadosamente la actividad de estos barrancos a fines del verano o principios del otoño, cuando las condiciones climáticas conducen a la lluvia al pico del Teide. Esto podría desencadenar que más escombros fluyan por el Corredor de la Corbata, un área peligrosa con respecto al creciente número de pasajeros del teleférico, según se explicita en el artículo científico.
Los autores recomiendan la instalación de dispositivos pluviográficos automáticos porque sería muy ventajosa para registrar la lluvia en la parte superior y la boca del Corredor de La Corbata (ambos lugares con fácil acceso). Las cámaras web también serían muy útiles para estudiar el efecto de la lluvia en la dinámica del barranco.
La frecuencia de tormentas de verano con fuertes lluvias en las Islas Canarias está creciendo durante los últimos años. Probablemente el aumento en el número de tormentas cálidas durante el verano y principios del otoño se debe al cambio climático.
El calentamiento del planeta se observa en el Observatorio Izaña, que ha registrado un aumento de 0.8 grados en la temperatura media anual desde que existen registros (de 1916 hasta hoy), junto con una disminución en el número de días con nevadas. La zona de alta montaña en Canarias, donde el calentamiento es más evidente, ha experimentado un rápido incremento de la temperatura, especialmente desde la década de 1970.
Por esta razón, según estos investigadores, es altamente probable que se incrementen las lluvias fuertes como las ocurridas en 200 en el pico del Teide, si las tendencias actuales en el cambio climático global continúan.