PLANETA CANARIO
Lanzarote y la Luna tienen en común los tubos de lava. Eso sí, los del satélite de la Tierra pueden ser de dimensiones mucho mayores, colosales. Por eso no es de extrañar que la isla conejera sea el escenario para investigar cómo adentrarse con robots en esas cuevas durante futuras misiones espaciales.
Lanzarote ha sido el escenario para el ensayo del proyecto europeo CoRob-X, en el que un consorcio europeo trata de desarrollar vehículos no tripulados tipo rovers de tecnología punta, con miras a ser enviados a la Luna en un futuro.
En la plaza de Haría tuvo lugar recientemente la simulación de cuatro fases de una misión lunar con la participación de representantes de seis países.

Los tubos de lava lunares son de gran interés científico para misiones a largo plazo en el satélite de la Tierra, en busca de agua, protección o temperaturas estables. Se cree que estos lugares pueden ser el mejor refugio para una base de seres humanos en un astro que no tiene atmósfera.
Para que sean útiles en futuros viajes a la Luna, los equipos de robots deben ser desarrollados para introducirse en estas cavidades. Y en Lanzarote se les ha puesto a prueba dentro de jameos y cuevas, formaciones geológicas de las que Haría puede hacer gala, en especial en el impresionante Malpaís de la Corona.
El consorcio europeo del CoRob-X está liderado por el DFKI (Centro alemán de investigación de inteligencia artificial) y su objetivo principal lograr que estos robots autónomos pueden descender en un túnel e inspeccionarlo.
Las fases que el proyecto que se ha desarrollado en el municipio de Haría consistieron en la exploración, en las que los tres robots inspeccionaron el suelo y construyeron un mapa del área alrededor del jameo.
En segundo lugar, se desplegó un aparato volador que otros robots lo rastrearon y analizaron su trayectoria de vuelo. Durante el vuelo, recopila datos con sus sensores.

En el siguiente paso, otro de estos robots descendieron por el jameo, haciendo rappel usando un cable de comunicación y corriente a modo de cuerda.
Finalmente, una vez aterrizado en el fondo de la cueva, se desconectó del cable usado para descender y comenzó a explorar la cueva. El rover recopila datos para crear un modelo 3D detallado de la cueva y, cuando termina, se conecta de nuevo al cable de comunicaciones y transmite los datos a otro de los robots.

