VICENTE PÉREZ
Las instalaciones de la estación depuradora de aguas residuales emplazada en Valle de Guerra (La Laguna) acogieron este viernes el primero de los debates que con motivo del Día Mundial del Agua organiza el Cabildo de Tenerife. En la mesa inaugural, tres ponentes: el expresidente del Cabildo, José Segura, que reclamó con vehemencia una ley canaria contra el cambio climático e invertir en saneamiento «aunque no dé votos»; el exconsejero insular de Medio Ambiente, Wladimiro Rodríguez Brito, quien reivindicó «revalorizar la cultura del agua» y dar preferencia a la agricultura en la extraída de galerías, para frenar el abandono del campo; y, por último el exconsejero autonómico de Medio Ambiente, Emilio Alsina, que defendió no verter al mar agua depurada sino emplearla en los cultivos y se mostró «dolido» por la despreocupación social sobre los problemas abordados en este acto.

En la inauguración de las jornadas el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, destacó la labor de los técnicos del Consejo Insular de Aguas y el esfuerzo inversor de la corporación insular en el ciclo integral del agua, mientras que el consejero insular de Aguas, Manuel Martínez, propugnó que debe hacerse «política del agua, y no con el agua». Por ello, apuntó que la filosofía que quiere imprimir en este asunto como consejero es que «una estación depuradora no es solo una infraestructura industrial, sino una oportunidad de desarrollo» para la agricultura y para la concienciación medioambiental de la sociedad. En el caso de la de Valle de Guerra, los asistentes al acto pudieron comprobar que no emite malos olores.
No pudo asistir a esta mesa redonda, aunque estaba prevista su asistencia, el expresidente del Cabildo Ricardo Melchior.
Segura: «En vez de legislar contra el cambio climático, se lo toman a risa»

El debate, moderado por el periodista Enrique Hernández, lo abrió José Segura, profesor jubilado de Termodinámica en la Universidad de La Laguna; y, con el PSOE, consejero del Cabildo desde 1979 a 1991 -lo presidió entre 1983 y 1987- y, posteriormente, dos veces senador, alcalde de La Laguna y en tres legislaturas diputado en las Cortes. A su juicio, con carácter general «en estos 40 años el Cabildo ha hecho una aportación colosal» a la búsqueda de soluciones a los problemas que plantea el agua en la Isla, como el Plan de Balsas que a él le tocó impulsar.
Advirtió Segura que «si no llueve no habrá agua, y el cambio climático va a condicionar nuestra economía, nuestra vida y la de nuestros hijos y nietos, y España será uno de los países más afectados». De ahí que mostrara su indignación por que «en Canarias se habla de este fenómeno global y se lo toman a broma, con risas, los cargos públicos». Por ello, lamentó que ninguna corporación pública del Archipiélago ni el propio Parlamento de Canarias haya promovido iniciativas legislativas para combatirlo. Incluso enfatizó que él mismo ha «retado», sin respuesta, a los 60 diputados regionales a elaborar una Ley autonómica del Cambio Climático, que tenga «mandatos imperativos ad futurum para reducir las emisiones de los gases con efecto invernadero». «Canarias sigue sin tener esa visión global», se quejó.
Para resolver los problemas del ciclo integral del agua, como la necesidad de depurar toda el agua según exigen las directivas europeas y evitar también más sanciones del Tribunal de Justicia de la UE por incumplirlas, el exparlamentario abogó por que «desde las instituciones competentes se tiene que mandar, lo cual incluye convencer, racionalizar y luego ejercer la autoridad». Recordó que así se hizo con el Plan Insular de Ordenación de Residuos (PIRS), que permitió acabar con 400 vertederos incontrolados en la Isla.
Con cierta decepción evocó cómo cuando fue alcalde de La Laguna le decían que no destinase inversiones a saneamiento, «porque el dinero que se entierra no da votos». «Una filosofía», observó, «que ha inspirado a muchos políticos, y por eso en Canarias es enorme la cantidad de municipios donde las aguas residuales van al subsuelo y en 40 años no han hecha nada por tener una red de alcantarillado».
Rodríguez Brito: «No se deben esconder las aguas negras bajo la alfombra»

Profesor, jubilado, de Geografía de la ULL, Hijo Adoptivo de Tenerife (nació en La Palma) y durante muchos años consejero de Medio Ambiente del Cabildo tinerfeño, Wladimiro Rodríguez Brito enarboló, como es habitual en él, la defensa del campo canario desde una perspectiva menos burocratizada y más apegada al terreno, no exenta de controversia.
A pesar de su pasado como líder comunista (del PCE pasó a ICAN, partido que luego se integró en CC), aseguró que nunca pretendió «sovietizar a los canaleros» ni cuestionar el esfuerzo de miles de canarios que emplearon sus ahorros en hacer más de mil kilómetros de galerías en Tenerife, que llegaron a producir en los años 70 del pasado siglo 200 hectómetros cúbicos (hm3) al año, cifra que ha bajado a menos de 100 en la actualidad. Su propio padre y él mismo, confesó, invirtieron en » una galería en La Palma. El mayor bienestar de los canarios lo dieron las galerías, pues no había ni agua corriente en la mayoría de los municipios hasta los años 60; pero la realidad es que 400.000 títulos de galerías se han tirado al vertedero de Arico», remarcó.
De ahí que abogue por limpiar, aprovechar y mejorar los recursos que aún proveen estas captaciones subterráneas, y que «el uso agrario de esa agua tenga prioridad», mientras que en la costa se debe depurar para el riego en zonas urbanas y turísticas. Subrayó en este sentido que «debe haber necesariamente una relación entre el agua y la agricultura» y dio un dato para la reflexión: en Tenerife la superficie de cultivos ha pasado de 50.000 hectáreas a apenas 18.000 en solo unas décadas. Así que concluyó la necesidad de «una cultura del territorio que armonice los recursos naturales».
Otro problema que consideró urgente atajar es el de las pérdidas en la red de transporte del líquido elemento, pues algunas pierden hasta el 50% e incluso el 60%.
Y denunció el exconsejero insular el que no exista saneamiento en muchas zonas de las islas y se tiren las aguas fecales al subsuelo mediante pozos. Lo dijo de un modo gráfico: «Hemos puesto debajo de las alfombras las aguas negras, y se ha generado una cultura de finolis, pues nadie quiere una depuradora cerca de su casa, pero estamos creando una cultura que va contra toda lógica y el sentido común».
Sobre este asunto del rechazo social a las depuradoras, como una reciente manifestación en La Victoria de Acentejo en contra de albergar una EDAR comarcal, Rodríguez Brito tachó de «lamentable» que haya políticos que estén en contra de proyectos de este tipo, cuando además la tecnología ha reducido su impacto en el medio ambiente y ya no emiten malos olores.
Si pelos en la lengua, Rodríguez Brito también mostró sus reticencias sobre la alternativa de EDAR ecológicas como las que en la comarca de la Isla Baja defienden algunas instituciones y partidos, porque a su juicio para zonas muy pobladas «la solución no pueden ser depuradoras con ranitas cantando».
Por todo ello defendió reforzar un «cambio de mentalidad» y abogar por una «cultura más responsable» en el uso del agua.
Alsina: «La sociedad debe aceptar que tiene que convivir con la depuración»

Emilio Alsina, ingeniero, ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz, ex director general de Aguas y exviceconsejero de Medio Ambiente del Gobierno canario (con CC), recordó un episodio histórico: el de la Ley de Aguas de Canarias que en 1987 promovieron el PSOE e ICAN cuando gobernaban con las AIC, con la que se expropiaban las galerías y pozos de agua para aplicar una ley estatal de 1985 que declaraba bien público este recurso en España.
El asunto, como evocó Alsina, causó la caída de ese Ejecutivo regional, y el siguiente, entre las AIC, AP y CDS, «se olvidó de aquella iniciativa, pero no pudo olvidarse de la ley nacional, por lo que en 1990, por unanimidad en el Parlamento canario, se aprobó un híbrido que ha funcionado muy bien: el agua es pública, pero durante 50 años los propietarios de pozos y galerías podrán seguir comercializándola; quedan 20 años, a ver qué se hace después».
El exdirector general de Aguas, al igual que Segura, llamó la atención sobre el cambio climático, aunque lo atribuyó en parte a un fenómeno natural al que ha contribuido con CO2 la actividad humana, «y está llegando poco a poco».
Sobre los retos que aún tiene el ciclo del agua en Tenerife, se decantó por «analizar los errores para corregirlos y fomentar un entendimiento entre los poderes públicos, la iniciativa privada y los ciudadanos en general». Tiene claro además que «hay que dignificar la depuración del agua, porque es clave que la sociedad acepte convivir con las depuradoras, que, como se ve en Valle de Guerra, ya no son lo que eran al principio». Alsina sostiene además que «no debe tirarse el agua depurada al mar, porque es necesaria parea la agricultura».
Y concluyó confesando que le «duele la falta de sentimiento por estos problemas del agua y del cambio climático entre la población».

En esta primera jornada, intervinieron además el gerente del Consejo Insular de Aguas de Tenerife (CIATF), Javier Davara, quien disertó sobre el nuevo concepto de depuradora que se plasma en la de Valle de Guerra, la cual se convertirá en un parque temático, como expusieron el jefe del Área de Infraestructura Hidráulica de este organismo del Cabildo, y los autores del proyecto, Antonio Corona y Arsenio Pérez Amaral.
Este sábado 23 tendrá lugar la segunda jornada, con una visita a las instalaciones de esta depuradora a las 10:30 horas, y, media hora después, una charla del ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Juan Alfredo Amigó, seguida de un debate sobre el abastecimiento de agua, en el que tomarán parte Félix Armas (de Teidagua), Isabel Farrujia (CIATF), Carlos Acevedo (Cámara de Aguas) y José León García (Universidad de La Laguna).