VICENTE PÉREZ
La población canaria se situó en 2018 en 2,18 millones de personas. Pero hay otro censo del que no se suele hablar: el de las mascotas. Y no son pocas: los canarios viven acompañados por nada menos que 619.066 mascotas y animales domésticos. Es, al menos la cifra de los que llevan microchip y están inscritos en el Registro Canario de Identificación Animal, que gestiona el Consejo de Veterinarios de Canarias.
Este censo oficial indica que al menos el 16% de los canarios tiene una mascota, es decir, 351.343 personas.
Los perros son las mascotas preferidas, por lo que copan la inmensa mayoría de los animales censados: 563.299 canes residen en Canarias, seguidos, ya a mucha distancia, por los gatos, que son 42.202, los équidos (sobre todo caballos), con 5.194 y animales de otros géneros y especies, 3.378.
A estos datos hay que añadir 97.236 animales de caza y 27.075 catalogados como peligrosos.
Por provincias se produce un curioso empate en número de mascotas: 309.822 en la de Las Palmas y 309.244 en la de Santa Cruz de Tenerife, aunque en esta hay casi 3.000 perros más y en aquella hay unos 2.500 gatos más.
La cifra de animales peligrosos también es asombrosamente idéntica entre las dos provincias, pues en la oriental hay 13.706 y en la occidental 13.349.
En la comparativa por islas si hay diferencias, pues en TenerIfe hay registradas 48.796 mascotas más que en Gran Canaria. En la isla del Teide se contabilizan 239.993 perros (43.197 más que en la Isla Redonda) y 20.303 gatos (5.790 más que en lo otra isla capitalina). También llama la atención que en Tenerife hay 42.131 animales de caza, lo que supone 12.415 menos que en Gran Canaria. En el resto de las islas, el número de mascotas es el siguiente: Lanzarote, 48.149; Fuerteventura, 46.530; La Palma, 35.828; La Gomera, 6.015, y El Hierro, con 3.760.
El microchip, una obligación legal
La Ley de Protección de los Animales de Canarias y la de Animales Potencialmente Peligrosos establecen la obligación de identificar al animal de compañía y luego censarlo en el Ayuntamiento correspondiente.
Ese registro comporta la colocación de un microchip a la mascota, que se implantan en establecimientos volterianos. Según estos profesionales, se trata de una operación inocua e indolora, similar a un pequeño pinchazo. Se coloca de forma subcutánea en la parte izquierda del cuello del animal, donde permanecerá toda su vida al tener el microchip un sistema que impide que se mueva.
No sólo se inserta este dispositivo de identificación en perros y gatos, que es lo más habitual, sino también en caballos, roedores o animales exóticos. El tamaño del microchip es el de ungrano de arroz, y con él se le otorga un único código de identificación a cada animal.
En caso de que la mascota se pierda o sea robada, este dispositivo ayuda a identificarla, en cualquier centro veterinario, y así poder localizar a su propietario.
Además, según destaca el Consejo de Volterianos de Canarias, este microchip constituye «una herramienta fundamental para fomentar la propiedad responsable, asegurar un riguroso control sanitario y vigilar y controlar las posibles epidemias entre la población canina y felina».