PLANETA CANARIO
Este martes se ha celebrado en el Juzgado de los Penal 1 de la capital tinerfeña el juicio contra el presunto maltratador de una perra, Milagros, que fue arrojada a un contenedor de basura dentro de una maleta, y a punto estuvo de morir aplastada en el camión de recogida de residuos si no es porque milagrosamente unos vecinos escucharon sus desesperados ladridos.
La jueza del caso, Sandra Barrera, pidió que la perra, de raza pitbull, estuviera presente en la vista oral, mientras la fiscal Francisca Sánchez y un médico forense describieron las lesiones que sufrió el animal y su estado de salud actual.
La presencia de esta mascota en la vista oral es un hecho excepcional en estos procedimientos penales, aunque puede marcar un antes y un después más como un gesto hacia la sociedad, cada vez más preocupada y concienciada acerca de los derechos de los animales.

El acusado Segio M.J. declaró por videoconferencia desde Sevilla, pues se encuentra allí en prisión preventiva por su implicación en un robo. Su versión de los hechos es que, en efecto, tiró la perra a la basura, pero alegó que lo hizo porque creía que ya estaba muerta.
Los hechos ocurrieron en 2012 en Santa Cruz de Tenerife, pero el juicio tuvo que aplazarse en varias ocasiones, porque el acusado llego a estar incluso en paradero desconocido.
La Fiscalía solicita para dos acusados nueve meses de prisión y una indemnización al albergue comarcal de animales donde fue atendida la mascota con la cantidad que se determine al final de la vista oral.
Herida por otros canes antes de ser arrojada a un contenedor
El Ministerio Fiscal relata que antes del mes de octubre de 2012, la pareja de acusados poseía una perra de raza pitbull a la que no se le había colocado un microchip y guardaban, junto con otro perro de la misma raza y otro más de una casta indeterminada, en una casa abandonada en el centro de Santa Cruz.
La Fiscalía los acusa de no haber hecho nada para preservar la seguridad de la primera perra pese a saber que los dos últimos tenían un comportamiento agresivo y sin importarles que la atacaran y causaran de forma constante “un sufrimiento inaceptable”.
En el mes de octubre de aquel año, sobre las 20:30 horas la perra fue agredida por los otros canes y resultó gravemente herida a causa de las mordeduras recibidas en el cuello, cabeza, torso, patas y otras partes del cuerpo.
Los acusados, según el relato de la acusación popular, en vez de prestarle la asistencia debida y más bien con la intención de que muriera, la introdujeron en una maleta que cerraron y arrojaron a un contenedor de basura situado en la calle Los Molinos.