¿Quién lo diría verdad? Ahora lo explicamos. La asociación de neumólogos de España informa que al fumar se inspira humo de tabaco que llega a los pulmones, recoge el coronavirus y lo expira al exterior a más de cinco metros. Según estudios de la Universidad de Florida.
El tabaco mata todos los años en Canarias a más de 2.000 personas; el coronavirus en lo que va de año ha matado a 160. Un fumador está más expuesto a enfermar de coronavirus y a enfermar a los demás.
Si definimos lo que es moral desde un punto de vista humano psicológico y científico, es una acción que debe cumplir las siguientes condiciones: que no se perjudique a uno mismo, ni a los demás, ni a los animales, ni tampoco al medio ambiente, en un proyecto de vida general. El tabaco las cumple todas.
El Gobierno nacional y el de Canarias, con muy buen criterio, han adoptado, entre las medidas contra la pandemia, la prohibición de fumar a menos de dos metros de distancia de otras personas; a nuestro modo de ver una distancia insuficiente, pero algo es algo.
La ley contra el tabaco, en su apartado “s” dice: Se prohíbe fumar en cualquier otro lugar en el que, por mandato de esta ley o de otra norma o por decisión de su titular se prohíba fumar.
¿Qué quiere decir esto? Que los propietarios de establecimientos o representantes jurídicos de todo tipo pueden prohibir fumar al exterior de sus instalaciones al aire libre, centros deportivos, sociales, bares, restaurantes, hoteles y playas.
El nivel de responsabilidad social de estos establecimientos queda claro y no se pueden lavar las manos como Pilatos, diciendo: ¡que lo prohíba el Estado!.
La falta de respeto de los fumadores hacia los ciudadanos ¡clama al cielo!
Ellos fuman y hacen respirar a los demás su humo de forma pasiva. Por cada diez cigarrillos de un fumador el pasivo es como si fumara tres, causando enfermedades y muerte, además de infectar el coronavirus. Un fumador tiene derecho a fumar, pero sin obligar a los demás a tragar su humo.
El fumador es un enfermo adicto a la nicotina, que no expresa su libertad de acción, sino su falta de voluntad a liberarse de la esclavitud de fumar.
Por estas razones, por consideración a los demás, por respeto y por solidaridad ante el sufrimiento, es por lo que sostengo que fumar es inmoral
ABEL ROMAN
Portavoz en Canarias y miembro de la Ejecutiva Nacional de Nofumadores.org