El artista canario Martín Chirino, uno de los máximos referentes en la escultura española, ha fallecido este lunes en Madrid, a los 94 años. Premio Canarias de Bellas Artes, nació en 1925 en Las Palmas de Gran Canaria, y durante su trayectoria artística, en la que experimentó con las formas de hierro en el espacio, logró un gran reconocimiento internacional, con exposiciones en diversos países del mundo. Sus obras están expuestas en los más prestigiosos museos de España, Estados Unidos, Bélgica, Chile o Venezuela.
Esculturas suyas se encuentran en diversos espacios públicos de España y de Canarias, como las que pueden disfrutarse en Santa Cruz de La Palma (junto al castillo de Santa Catalina ), la plaza de Europa de Santa Cruz de Tenerife, la fachada lateral del Parlamento de Canarias, en la confluencia de la calle Mayor de Triana con el parque de San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria o en la Avenida Marítima de la capital grancanaria.
Se definió a sí mismo como «un herrero del arte», cuya escultura está “hermanada con el arado y la reja, instrumentos populares que son prolongación del hombre y que lo unen a la tierra en armonía”. Una presencia constante en su obra fue la espiral, una predilección que justificó con que “desde los primeros vestigios de pobladores canarios, se descubrió que inscribían formas circulares en basalto”.
Martín Chirino nace el primero de marzo de 1925 en Las Palmas de Gran canaria en el seno de una familia de clase media. Su padre, jefe de talleres de un astillero, era también armador de buques.
Vivió su infancia en la playa de las Canteras de su ciudad natal, punto de encuentro de un relevante grupo de intelectuales canarios de la segunda mitad del siglo XX, entre los cuales destacarían Martín Chirino, Manolo Millares y Manuel Padorno. Esporádicamente, en los primeros años de juventud trabajó con su padre en el mundo de los barcos, realizando por este motivo diversos viajes a distintos países de la costa africana que dejarían una profunda huella en su posterior trabajo escultórico.

En 1944 inicia sus estudios artísticos en la academia del escultor Manuel Ramos, en su ciudad natal.
En 1948 viaja por primera vez a Madrid, matriculándose en la Facultad de Filosofía y Letras, con el fin de cursar estudios de Filología Inglesa. Pronto abandonaría estos estudios para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Entre sus maestros recordaría a Moisés Huerta, Milaviada y Enrique Lafuente Ferrari.
En 1952 finaliza sus estudios de Bellas Artes con el título de profesor e inicia una serie de decisivos viajes a París, Londres, Italia y otros lugares que le permitirán apreciar y estudiar en profundidad la escultura clásica y las obras de los grandes maestros de la escultura moderna, entre ellos Julio González , Henry Moore, Arp, Brancusi y Barbara Hepworth.
Terminada su etapa de formación, en 1953 regresó a Las Palmas de Gran Canaria donde instalará su primer taller escultórico, Allí, con su amigo Manolo Millares comenzó un intenso periodo de trabajo donde ambos intentarán aunar su vocación europeísta y su afán de vanguardia con las raíces de la cultura aborigen de su tierra canaria.
En este periodo se inicia la producción escultórica de Chirino con un estilo característico, con la serie de piezas conocidas como Reinas negras, donde ya se percibe una cierta abstracción dentro del quehacer aún figurativo y surreal de estas obras creadas a base de materiales de hierro forjado, piedras, madera o plomo.
Chirino con su grupo de amigos canarios, Manolo Millares, Elvireta Escobio, Manuel Padorno y Alejandro Reino deciden instalarse definitivamente en Madrid. Será un periodo duro en el que Chirino podrá dedicarse a la escultura gracias a los ingresos que recibirá al ejercer como profesor de inglés, y más tarde también como profesor de dibujo en el madrileño Colegio de Nuestra Señora Santa María de Madrid. En estos años conoce a Angel Ferrant, maestro que sirvió de nexo de unión entre la vanguardia previa a la Guerra Civil Española y los jóvenes artistas de la generación de Chirino, según se destaca en la biografía que figura en su web.

Cofundador del Grupo El Paso
En 1958 forma parte del Grupo El Paso junto a Antonio Saura, Manolo Millares, Manuel Rivera, Rafael Canogar, Luis Feito, Manuel Viola, Antonio Suárez, Pablo Serrano, Juana Francés y los críticos José Ayllón y Manuel Conde. El grupo, se disolvería, cumplidos los postulados propuestos (según sus fundadores), en mayo de 1960.
En 1958 realizó sus primera exposición individual, titulada Los hierros de Chirino, en el Ateneo de Madrid en la que mostró por primera vez sus Composiciones y sus Herramientas poéticas e inútiles, obras totalmente abstractas, de hierro forjado, definidos como dibujos en el espacio y que aún se sentía muy apegados al oficio del herrero y la tierra que le dio origen. Ese mismo año recibe el Premio de la Crítica del Ateneo de Madrid.
En 1960, participa en una exposición colectiva en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York con cuatro esculturas en hierro: Homenaje a Julio González, Raíz (2 y 3) y El viento. Con esta última escultura aparece el tema mas recurrente de la obra de Chirino: la espiral. Esta resurgirá constantemente en toda su obra. Comienzo del ciclo de esculturas denominadas RAÍCES, que reaparecerá en diversas ocasiones, especialmente a mediados de los años 70.
En 1972 la galerista Grace Borgenich, muy interesada en la obra del escultor desde su participación en la exposición del Museo de Arte Moderno de Nueva York, realizada en 1960, le ofreció un prolongado contrato para trabajar en su galería. Desde entonces, y hasta avanzados los años noventa, Martín Chirino residirá durante largos periodos de tiempo en Southwood, Germantown (New York) y expondrá regularmente en New York y otras ciudades de Norteamérica.

Una etapa inspirada en el mundo clásico
Tras una decisiva estancia en Grecia, en 1964 inicia una nueva línea en su trabajo, muy inspirada en el mundo clásico. Estas piezas difieren bastante en la técnica de las realizadas hasta ahora, aunque sigue utilizando el hierro, no emplea barras que se retuercen sino planchas de acero que suelda, para crear formas y volúmenes.
En 1967 realiza su primer viaje a Nueva York, en compañía del cineasta Carlos Saura, de Antonio Fernández Alba y del médico Alberto Portera (gran amigo de los artistas e intelectuales del momento), con motivo de la presentación de la película La Caza, de Carlos Saura, en el Festival de Cine del Lincoln Center. Este viaje será decisivo para Martín Chirino, que establecerá fuertes lazos de amistad en los Estados Unidos de América.
En 1973 expuso sus primeros Aeróvoros, piezas de nuevo en hierro forjado en la fragua que, partiendo de la génesis de la espiral, se desarrollan ingrávidas en horizontal. Estas formas estarán a partir de ahora muy presentes en todo su trabajo posterior. Chirino dice de ellos: en mi escultura, es la forma más sutil y la más alada y también, sería el vuelo del hombre en busca de una presa: al encuentro de su identidad.
Recibe el Primer Premio Internacional del X Concorso Internazionale del Bronzetto, Sala della Ragione, Padua.
Participa en la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle, Organizada por el Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.

Interés por la africanidad cultural: el mundo guanche
En 1976 participa en la redacción del Manifiesto del Hierro, documento firmado por el propio Martín Chirino, que refleja el hondo interés que la africanidad despierta en el entorno cultural canario. De este momento son sus primeros AFROCANES, esculturas macizas y enigmáticas que evocan directamente las máscaras africanas y ahondan en las raíces de la cultura aborigen de las Islas Canarias.
La exhibición de este conjunto de obras en la madrileña Galería Juana Mordó propicia la redacción de un nuevo documento, Afrocán, suscrito por un importante número de intelectuales canarios que revindicaban la identidad diferenciadora de su cultura en la relación con el continente africano y buscaban en la cultura guanche sus señas de identidad. El documento fue firmado por una serie de intelectuales y artistas canarios, entre otros Martín Chirino y Manuel Padorno.
En 1979 su exposición Afrocán, en la Galeria Grace Borgenich de New York, supuso el gran reconocimiento internacional a su labor escultórica, recibiendo elogiosas críticas de autores de gran prestigio como Dore Ashton, Milton Kramer y John Ashbery.

Al frente del Círculo de Bellas Artes de Madrid
En 1981, y hasta 1992, comprometido con la situación política y sociocultural que se vivía en la España de aquellos años, acepta presidir el Círculo de Bellas Artes de Madrid, encabezando la Junta Directiva que recupera la mencionada institución tras el periodo franquista. Durante este periodo continúa su intenso trabajo escultórico con la creación de un nuevo grupo de obras que denominadas Cabezas, crónica del siglo XX, constituirán un homenaje y reconocimiento a los grandes maestros Julio González, Pablo Picasso, Pablo Gargallo y Brancusi.
En 1986 recibe el Premio Canarias de Artes Plásticas por el conjunto de su obra. En 1991 se inauguró el CAAM, Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria, museo de arte contemporáneo concebido y creado por Martín Chirino del que será su director desde su fundación hasta el año 2003.
En 2000 inaugura la gran escultura El sueño de Canarias, instalada en el edificio del Parlamento de Canarias en Santa Cruz de Tenerife. Recibe en 2003 el Premio de Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid. En 2005 se le otorga el Premio Tomás Francisco Prieto de Grabado de la Fundación Real Casa de la Moneda. En 2008 es galardonado con el Premio de Artes Plásticas de la Fundación Gabarrón que por primera vez selecciona a un artista español junto a los ya concedidos a Richard Serra, Anthony Caro o Markus Lüpertz.