PLANETA CANARIA
Miles de personas, cientos de ellas en la calle, las demás por internet, reivindicaron este lunes en Canarias, e incluso en otros puntos de España, nuevas leyes de protección de los animales, así como un endurecimiento del Código Penal, para frenar los casos de maltrato como el que ha motivado esta ola de protestas: la reciente matanza, amordazado y por asfixia, del perro Timple en Teguise (Lanzarote) a manos de una mujer y un hombre que han sido condenados a 4 meses de cárcel pero que no deberán cumplir al no tener antecedenes.
La indignación social que ha despertado la brutal muerte de este perro callejero ha provocado la movilización de asociaciones protectoras de animales y más de 80 colectivos, apoyado por unas 125.000 firmas en diferentes peticiones abiertas en la plataforma Change.org.
Los convocantes decidieron suspender las manifestaciones, previsiblemente numerosas, que iban a tener lugar en Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, y dar un formato diferente en Tenerife y Gran Canaria, ante el aumento de casos de Covid-19 y las nuevas medidas dictadas por el Gobierno canario por esta pandemia.
En todo caso, hubo actos sencillos en todas las islas para la lectura de un manifiesto, en el que se recogen las principales reivindicaciones, y cuya retransmisión por Facebook tiene más de 80.000 reproducciones en la página de la Fundación Franz Weber y cerca de 4.000 en Youtube.
A escala nacional, el objetivo es reformar el Código Penal, para el endurecimiento de las penas en casos de especial crueldad; reformar el Código Civil, para distinguir a los animales de las cosas en la línea del Tratado de Lisboa; aprobar una Ley Marco de Protección Animal aplicable a todo el territorio español; incluir y trabajar de forma interdisciplinar la protección animal y la convivencia responsable en todos los elementos comprendidos del currículum escolar obligatorio;y reformar la Ley de Asistencia de Justicia Gratuita para incluir el turno de oficio para casos de maltrato animal.
A nivel autonómico, los animalistas defienden que se apruebe una nueva ley de protección animal en las Islas Canarias y en las demás autonomías del Estado.
A los ayuntamientos les piden fomentar la formación de su personal para la gestión y ejecución de las políticas públicas de protección animal y la aplicación normativa, y aprobar nuevas ordenanzas de protección animal actualizadas a los marcos normativos europeos, nacionales y autonómicos.
«Hoy todos somos Timple. Un clamor popular por el dolor de un asesinato de aun perro. Timple era un perro callejero, un perro de nadie, que ha terminando siendo un perro de todos nosotros», comienza diciendo el manifiesto leído en estos actos de protesta, cuyos asistentes no pueden olvidar «la durísima agonía de Timple, su salve y cruel final».
«Su muerte», afirman los manifestantes, «ha sido la gota de un vaso muy lleno por tanta desprotección del derecho más básico: al respeto a la vida y dignidad de los animales, por leyes obsoletas que tampoco se cumplen».
En cualquier caso, en todas estas islas sí hubo actos en los que se leyó un manifiesto, bautizado como el ‘Pacto de Teguise’, y se depositaron en las aceras flores, fotos, peluches y emotivos carteles con mensajes en recuerdo de Timple y en repulsa del maltrato animal.
En Santa Cruz de Tenerife participaron cientos de personas, divididas en grupos de 10 -el máximo permitido por la pandemia-, con mascarilla, que se concentraron ante la sede de Presidencia del Gobierno.
En la capital grancanaria, también frente a la sede de Presidencia del Gobierno regional, se hizo igual acto, aunque se pedía a las personas que solo permanecieran en la plaza para depositar el objeto que desearan alusivo a las reivindicaciones de la protesta. En cualquier caso, llegó a concentrarse un nutrido grupo y cientos las personas que pasaron por el lugar.
En Puerto del Rosario, ante la Delegación del Gobierno, también acabó concentrándose más de un centenar de ciudadanos.
En Lanzarote, representantes de asociaciones, entre ellas la Fundación Franz Weber, leyeron un manifiesto ante el Ayuntamiento de Teguise, el pueblo por cuyas calles deambulaba Timple, que vivía de la comida que le daban los vecinos. en especial la calle que le dio el nombre.
En el llamado Pacto por Teguise, que suscribieron ante el Ayuntamiento los representantes de colectivos animalistas, se recuerda que» ya se dispone de amplios estudios científicos sobre cognición y la capacidad sintiente de las especies de animales y, correlativamente, la afectación sobre el bienestar físico y mental que les genera una determinada actividad o conducta del ser humano».
«Estos estudios, realizados sobre las capacidades y las necesidades de los animales, demuestran que que experimentan emociones tales como placer, miedo, estrés, ansiedad o felicidad, ya sea en soledad o en sus relaciones con otros seres vivos, tanto de su especie como de otras, incluyendo el ser humano».
«El hecho de que los animales puedan sufrir es razón suficiente para tener la obligación moral y legal de no causarles daño», subrayan el manifiesto.
Numerosos estudios científicos avalan la conexión entre el maltrato hacia los animales y la violencia sobre las personas. El abuso hacia los animales puede indicar la existencia de un problema mucho más profundo, tanto en el entorno de las personas que lo cometen como en la sociedad que lo padece o lo tolera. La educación puede provocar mejoras duraderas, y la legislación brinda la red de seguridad para evitar la crueldad y el abuso hacia los animales.