VICENTE PÉREZ
El rescate de los animales, tanto de compañía como de granja, durante la erupción volcánica de La Palma es un asunto del que las autoridades (Gobierno canario y Cabildo de La Palma) no han querido dar información. Por eso PLANETA CANARIO se ha dirigido a los colectivos animalistas para conocer qué pasó durante la catástrofe. No hay cifras oficiales. En el caso de la asociación protectora de animales Benawara ha atendido a más de mil perros y gatos, en un albergue que tuvo que improvisar en un polideportivo de un instituto de Secundaria, dado que en la isla no hay ningún refugio de animales público.
Hemos conversado con al presidenta de Benawara, Esther Campos, al cumplirse más de tres meses del fin de la erupción volcánica. Esta defensora de los animales, natural de Valencia y afincada en una isla que adora, también es una de las 7.000 personas que fueron evacuadas y se ha visto directamente afectada por este devastador fenómeno geológico.
Con el cansancio de meses luchando por salvar tantos seres vivos castigados por la ceniza, el estrés y el hambre, y mientras sobrelleva con entereza la dura circunstancia de ser ella y su familia damnificadas por el volcán, nos relata la odisea de unos meses en que las asociaciones animalistas han tenido que suplir con mucha dedicación y la solidaridad de mucha gente en forma de donaciones, la falta de previsión de las Administraciones públicas, que no tenían preparados los medios para una evacuación masiva de animales. Algunos, un número ignorado, murieron en la zona del volcán.
– ¿Cuál ha sido la labor de las protectoras de animales durante y después de la erupción? Porque no hubo evacuación previa, sino que se organizó todo tras la erupción, y aunque no hay cifras oficiales, se comenta que no todos se salvaron…
«Está claro que se han quedado muchos por el camino y otros que gracias a las familias se ha podido resolver sin necesidad de llegar a ninguna asociación o protectora. Habremos cometido errores, porque nadie estaba preparado para afrontar a esa velocidad una catástrofe de tal magnitud, y dentro de los medios que hemos tenido hemos tenido que reinventarnos. Hay que tener en cuenta que en el protocolo -y espero que eso cambie porque los animales ya se consideran parte de la familia- no se incluían los animales, por lo tanto estaba todo pensado para como recibir a las familias pero no con animales».
-Tuvieron ustedes que improvisar un albergue para dar refugio a los animales que se rescataban…
«Nosotros cuando llegamos aquí lo único que teníamos eran las canchas de un instituto, y damos las gracias porque aún no hemos podido resolver la situación. Pero estaba vacío y ese día tuvimos que solucionarlo pidiendo casas de acogida. Iban llegando las familias evacuada, que venían asustadas, y sus animales más asustados todavía. No es una situación fácil de manejar. Todavía tenemos muchos animales en casas de acogida. Y después de ese momento inicial empezamos a reinventarnos , porque veíamos que esta catástrofe iba a más; no sabíamos cuándo iba a parar. Y entonces le pedimos al Ayuntamiento unas jaulas que usaban en las ferias de ganado, y que se encontraban en Garafía, y nos las bajaron; a partir de ahí empezamos con cheniles, las techamos, pusimos tela de gallineros, cartones, telas y los cubrimos o para que no les afectaran las cenizas porque fue un bombeo constante durante cuatro meses. Recibíamos muchos gatos que traían tantos las familias evacuadas como los que eras rescatados. Colaboraron con nosotros el Colegio de Veterinarios, el SEPRONA, la UME… Les pedimos a los ayuntamientos toldos que se utilizan en las ferias de artesanía, y los de Los Llanos , Breña baja y Mazo nos dejaron estas carpas, las cubrimos y empezamos a comprar con las donaciones jaulones grandes e hicimos gateras. Así han estado tranquilos.»
-¿Cómo pudieron conseguir comida para tantos animales?
«Gracias a la la solidaridad recibimos mucha comida, camitas, trasportines, hasta que se frenó la llegada de pienso y dejamos para tener para nosotros durante unos meses. Contactamos con los damnificados y les dábamos todo lo que necesitaban para alimentar a sus mascotas. A día de hoy tenemos para pasar unos meses, pero ya estamos comprando mucha comida, porque son animales que vienen estresados, que vienen con problemas. Han tragado cenizas y sufrido estrés, casi todos tienen problemas digestivos y especialmente los gatos tienen problemas respiratorios. Así que son también muchas facturas veterinarias, estamos haciéndonos cargo de pienso y comida especial para su aparato digestivo. Gracias a la solidaridad de mucha gente. Hubiera sido imposible sin los voluntarios y sin lo que se nos ha enviado, ha sido una lección de vida».
-Las autoridades (ni el Gobierno canario ni el Cabildo palmero) han dado información oficial de cuántos animales han sido rescatados y atendidos. ¿Cuántos han estado al cuidado de ustedes?
«Calculamos que perros son unos 550. Han pasado muchos que ahora están en casas de acogida, muchos cuyos propietarios no han podido aún tener un hogar donde estar con sus mascotas, y no saben qué hacer con ellos. Por tanto, fuera ya de emergencia de volcán, nosotros seguimos recogiendo e intentando reubicar a esos animales que ,por mucho que queramos, es que no tenemos sitio».
¿Se han seguido rescatando animales de la zona de exclusión incluso después de acabada la erupción?
«En este momento solo queda excluida la zona más al sur, y ahí si que tenemos animales, sobre todo los gatos, porque ellos han roto su horario. Hemos sacado muchos de allí, e incluso en zonas que ya no son de exclusión pero adonde las familias no han podido volver. Vamos dos veces en semana a echarles de comer, cargamos una camioneta con agua y comida. Damos la vuelta a toda la isla porque están cortadas las carreteras por a la lava y hay que dar la vuelta por Fuencaliente. Hacemos todos los puntos que durante el volcán se estaban atendiendo y se han formado puntos de colonias nuevas. Tenemos cuatro perros que nacieron en libertad, porque les pilló el volcán y los tenemos ahora aquí, donde los hemos educado porque eran salvajes. Cada vez que vamos a la zona afectada por la erupción llevamos trampas, porque hay propietarios que nos dicen que su gato está allí y que intentemos rescatarlo».
-Ha quedado claro que aunque en los días anteriores a la erupción las autoridades hablaban de evacuar a los animales en caso del desalojo, en realidad no existía ni el operativo ni los recursos suficientes para atender a los animales de compañía. ¿A estas alturas en una emergencia por catástrofe no debería también preverse esta cuestión?
«Todos los grupos de abogados animalistas y las federaciones se están moviendo justamente para esto, porque ahora la ley ha cambiado, los animales se consideran parte de la familia y cuando haya una emergencia , evidentemente en la familia entra el animal. Por lo tanto, la ley tiene que cambiar porque lo demanda la población. Aquí se han vivido dramas porque la gente considera que su animal es su familia, y ha venido gente con su perro o con su gato y lloraban desesperados porque no se querían separar de ellos. Eso hay que vivirlo, no es justo, porque para mucha gente su perro o su gato es su familia. Es ridículo, que en pleno siglo XXI en un protocolo no exista esta previsión y que las protectoras tengamos que ir a trancas y barrancas como podemos solucionando por nuestros medios un problema que es realmente de las autoridades».
-Sorprende que La Palma no tenga un albergue público para animales…
«Aunque hubiese un refugio insular, si no hay una campaña de concienciación , que es lo que falta en este país. hubiese estado lleno, porque en las otras islas también están llenos. Y solo con esta emergencia nosotros hemos tenido 550 perros y unos 500 gatos y a eso hay que sumarle lo que han tenido las otras asociaciones».
-Más de mil animales solo ustedes. No solo perros y gatos, ¿verdad?
«Por aquí han pasado gallinas, cobayas, conejos, pájaros… No había nada contemplado, dónde tener a esos animales».
-¿Pero no debería haber un albergue insular público de animales?
«Un refugio insular tiene que haber siempre, porque es un problema público, un problema social y tendríamos que estar todos implicados, no solo la Administración pública, porque la sociedad somos todos, y al final hay animales en la calle. Es un problema creado por todos como sociedad, y es verdad que las autoridades se tienen que implicar, porque la responsabilidad final de que haya animales en la calle es de las instituciones públicas. Por lo tanto, debe haber albergues insulares pero creo que lo que más falta hace es concienciación, educación y campañas de sensibilización. Hay que hacerse responsable de tus animales, y eso es esterilizar, al veterinario como irías con tu hijo. ¿De qué nos sirve tener mil refugios, y mil refugios llenos, si no se invierte en campañas de concienciación?».
-Tantos animales rescatados, ¿no indica que hay también propietarios que se desentendieron de sus mascotas?
«Sí, claro, hay de todo. Debe tenerse en cuenta que el volcán ha servido para salvar a muchos animales de la triste vida que les estaban dando, porque han aparecido animales que, al abrir fincas y al abrir puertas, salieron y nadie los reclamó. Y las condiciones en que estaban eran tristes, llenos de parásitos, con delgadez extrema, por lo que han necesitado tratamiento especial. Siempre hemos intentado que vayan a casas de acogida para que estén mas cobijados. Eso se ve especialmente mucho en los perros, que se pueden tener escondidos dentro de un cuartito o de una finca. Nunca terminas sabiendo de quién son. Sigue habiendo abandono y maltrato, afortunadamente es la minoría, pero por eso es tan importante que haya campañas de concienciación».
-Tu propia experiencia con el volcán ha sido complicada, no solo por la labor con los animales, sino porque eres también afectada directa. ¿Cómo estás viviendo esta catástrofe?
«Yo estoy evacuada porque vivo en Puerto Naos: he perdido mi negocio; mi madre y mi hermana han perdido su casa y están en el hotel de Fuencaliente. Mi sobrina también está evacuada y su negocio tampoco lo puede abrir porque aunque está en pie, en el barrio de La Laguna y aún no puede acceder. Somos una familia de Valencia, que hemos invertido nuestra ilusión y nuestro dinero en esta isla. Así que sé de primera mano lo que es eso y gracias a unos amigos tengo ubicados mis cinco gatos y mis dos perros desgraciadamente los tengo aquí, porque también se llevo la casa de la amiga donde estaban viviendo mis perros. Vives con miedo, con incertidumbre, con inseguridad, pero cuando estás con los animales te olvidas de lo tuyo, no tienes tiempo para pensar, pues ha sido tal la cantidad de animales, de problemas que vienen ligados a los animales… Ahora es cuando yo empiezo a mover papeles, a pensar que tengo que rehacer un negocio que es de lo que yo vivo y he vivido hasta ahora. Porque la protectora siempre lo hemos hecho de modo altruista y ahora es cuando pienso en todo lo que he perdido por el volcán, en la situación que tengo a mi madre… He aprendido por primera vez a vivir al día; mañana ya veremos lo que viene. Y otra cosa que he aprendido es a no juzgar a nadie, porque aquí se ha juzgado a mucha gente porque no sacaron desde el primer momento a su perro o a su gato; pero la gente entra en estado de pánico cuando te dicen que tienes dos horas para salir de tu casa. A mi me pasó el primer día en Puerto Naos: yo veía cómo la gente salía de la casa con colchones, y como yo me negaba a salir, porque al principio no te lo creías. Entonces entras en shock y al final salí, di de comer a todas las colonias que había en Puerto Naos, y después pensé que tenia que coger a mis cinco gatos, y eso fue lo único que saqué. Yo no pude entrar hasta pasados tres meses a mi casa a coger nada. Entonces no puedes juzgar a nadie, porque es un estado que no esperas que ocurra y que vas con estrés. Imagina a la gente que tenía la boca del volcán ahí, que te dicen que tienes que salir y no encuentras al perro o no encuentras al gato. Puede ser que haya gente que no lo cogió adrede, pero estoy segura de que el 90% de la gente no cogió a su mascota porque no pudo».
-El extraño rescate de los perros podencos que quedaron aislados por la lava un mes en Todoque dio la vuelta al mundo. Hay colectivos que piden pruebas de que siguen vivos y están bien. ¿Qué puede comentar al respecto?
«Los perros están bien, pero de entrada fueron las autoridades los que se hicieron cargo de ellos a través del SEPRONA, y si no se ha dado información es porque hay alguien superior que se encarga de ese caso y ha decidido no darla, por los motivos que considere. Esos animales pasaron a instancias superiores a nosotros directamente».