VICENTE PÉREZ
Arístides Expósito ha estado vinculado toda su vida al sector ganadero. A sus 49 años, este vecino de La Laguna, que se conoce como la palma de su mano los abruptos riscos y barrancos de Anaga, muestra su indignación por que funcionarios del Gobierno canario y los cabildos, biólogos y ecologistas defiendan como única opción para salvar la flora autóctona de este espacio natural protegido matar a tiros las cabras asilvestradas. Sorprende su discurso, siendo ganadero, pero lo deja claro: «Eso es algo inhumano porque se pueden apañar con pastores; y yo si mato a un animal es para comerlo, no matarlo por matarlo, pues eso no es tener dos dedos de frente».
Tal es así que, asegura en esta entrevista, le ha hecho llegar a la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno regional su propuesta de capturarlas vivas mediante un grupo de pastores que puedan dedicarse a esa labor durante al menos un año. «Si se quiere, las apañadas funcionan, aunque cuesten más dinero», sostiene. Con filosofía de pastor, confiesa no entender cómo se aprueban leyes que protegen el bienestar animal (lo cual apoya) y luego se permite «traer a pistoleros» para matarlos en la naturaleza.
-Usted le ha hecho llegar al Gobierno canario un proyecto de apañadas para solucionar el problema de las cabras asilvestradas… ¿en qué consiste?
“Somos 7 cabreros, le hicimos llegar presupuesto a la Consejería de Transición Ecológica, con cómo hacer las apañadas y con cuánto personal y durante cuánto tiempo. Cuesta dinero, pero no se matan las cabras. Primero se les hace un corral, y ha que llevar una manda de unas 25 cabras para que se junten luego con las asilvestradas. Y alguien debe pasar con ellas la noche”.
– Pues técnicos y ecologistas que defienden cazarlas afirman que es muy arriesgado para las personas apañarlas, por los tremendo barrancos adonde hay que ir…
“Pero es que es no es así: las cabras bajan de los lugares de difícil acceso, ellas no viven en los riscos. Lo primero que hay que hacer para resolver el problema es conocer las cabras, y muchos políticos y funcionarios parecen saber un montón de pastoreo, pero no han visto una cabra de cerca en su vida. Yo soy ganadero, pastor, sé de lo que hablo”.
¿Qué la ha dicho el Cabildo de Tenerife sobre la posibilidad de apañar las cabras?
“El año pasado, ya en este mandato, un funcionario del Cabildo me dijo que podía cogerlas y quedármelas, en Anaga, pero luego me dijeron que no era posible, que había que matarlas y enviarlas al PIRS [complejo medioambiental de Arico] porque no tenían trazabilidad. Pero no estoy de acuerdo, porque se puede resolver eso haciendo análisis al animal y poniéndolo en cuarentena para asegurar que no tenga enfermedades”.
¿Ha mantenido usted reuniones con otros organismos públicos?
“Sí, el pasado año nos reunimos con Gesplan otro cabrero y yo, y les dijimos cómo las podían capturar. Gesplan es la empresa publica encargada de hacer las apañadas”.
¿Pero tiene usted conocimiento de que se han hecho apañadas?
“Nunca se han hecho”.
Pues el Cabildo de Tenerife dio a entender que se iban a hacer, porque suspendió el pasado año las matanzas a tiros ante la presión de colectivos animalista….
“Eso se dijo pero no tengo conocimiento de que luego haya sido así. Con Gesplan tienen dos cazadores y 4 peones, y mataron 5 cabras en Masca, pero la Guardia Civil se metió encima y la gente no quiso que mataran más”.
-¿Y usted qué piensa de que las quieran cazar (matándolas) el Cabildo y el Gobierno canario?
“Pues que es inhumano matar a estos animales. Eso no es tener dos dedos de frente, porque hay un montón de pastores que capturarían vivas las cabras y se las quedarían, y que si se las dieran es como si les regalaras un coche nuevo. Hay muchos que quisieran poder dedicarse a esta actividad, pero no tienen ganado adecuado ni están dados de alta. De hecho, muchas cabras se han asilvestrado porque los ganaderos que las tenían se cansaron de tantas dificultades que les ponen para salir adelante”.
-Pero entonces usted defiende que las apañadas son eficaces…
“Por supuesto. Es que nunca se han hecho para que den resultado. Los políticos piensan que es caro hacerlas y es más barato contratar cazadores para matarlas”.
– ¿Usted no le da importancia a que puedan desaparecer plantas autóctonas de Canarias porque se las comen los herbívoros?
“Eso no es cierto, se dice que los que defendemos las apañadas ignoramos el problema que hay pero no es verdad. Es más, digo que si esto sigue así, Anaga será un desierto, porque llueve poco y cada vez hay más cabras. Así que yo no niego el problema, sino que propongo una solución más humana: coger las cabras vivas y repartirlas a los cabreros, que tendrán que cobrar por hacer ese trabajo. Matarlas por matarlas es inhumano. Y además cuando las matan las dejan en el lugar si es de difícil acceso, y sin animales que se coman la carne podrida, porque hay pocos cuervos, esto podría ser hasta un problema sanitario”.
-Hay a quien le sorprendería que un ganadero como usted tenga tan acentuada esa sensibilidad con los animales…
“Es que hay que darse cuenta de una cosa: si como ganadero o pastor mato un animal es para comerlo, no por gusto ni para hacerlo sufrir sin necesidad. Y mientras esté vivo hay que darles un poco de bienestar, no podemos ser unos brutos”.
-¿Y le sorprende que haya ecologistas, políticos y funcionarios a favor de matar a las cabras a escopetazos?
“La verdad es que sí. Porque vamos a ver: por un lado hace una ley de bienestar de los animales, que obliga a los ganaderos a tener el ganado en buenas condiciones, y luego llegan ellos y desde las instituciones públicas les dan tiros a las cabras sueltas. Es algo que no me cabe en la cabeza”.
– ¿Cuántas cabras cree que hay asilvestradas en Anaga?
“Creo que hay más de mil, porque se ven a simple vista hasta manadas; y no las 500 que dice el Cabildo, que no sé cómo habrán hecho ese censo”.