VICENTE PÉREZ
La actividad sísmica ha continuado en el Teide en la madrugada de este sábado 18 de junio, con 26 sismos localizados por el Instituto Geográfico Nacional hasta las 5:15 horas. El día anterior, también de madrugada, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) detectó 458 microsismos, aunque solo pudo localizare 25, y el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN) detectó 300.

Los sismos se sitúan en el noroeste de Tenerife, al oeste de Pico Viejo (en zona perteneciente a Gúia de Isoara) y, durante este sábado, algunos más al sur, en la cumbre de Vilaflor. Su magnitud oscila entre 0.9 y 2, a profundidades de entre 26 y 9 kilómetros aunque la mayoría entre 11 y 14 km.
Hasta el momento de emitir esta información (en torno a las 14:45 horas de este 18 de junio) ni el IGN ni INVOLCAN han emitido comunicados sobre la sismicidad de este sábado. Pero en la referida al día anterior, INVOLCAN afirmó que » este enjambre sísmico tiene características muy parecidas a los que se registraron el 2 de octubre de 2016 y el 14 de junio de 2019″.
Para INVOLCAN, «el origen más probable es el movimiento de fluidos como vapor, gas o agua, en el interior del sistema hidrotermal del volcán Teide y no implica una mayor probabilidad de una erupción a corto/medio plazo, pero si nos recuerda que Tenerife sigue siendo una isla volcánicamente activa».
Itahiza Domínguez (IGN): «No hay indicios de erupción a corto o medio plazo»

El sismólogo del IGN Itahiza Domínguez ha explicado a PLANETA CANARIO que la activad sísmica este sábado ha sido «más dispersa» que la del sábado, cuando se detectaron muchos más microterremotos y en muy poco tiempo. A su juicio, ese fenómeno del viernes de madrugada «ya terminó» y este sábado se ha producido «un pequeño enjambre o serie de 25 sismos en una zona en la que no es raro que se produzcan».
En cambio, el enjambre de este viernes resultó «más raro y ha ocurrido tres veces en la misma zona en los últimos seis años».
La gran pregunta siempre a los expertos en la materia es si se trata de un proceso que puede desembocar en una erupción volcánica. «Ahora mismo esto no implica que vaya a haber una erupción a corto o medio plazo, porque tampoco hay más señales», afirma este físico majorero que además ha coordinado el proyecto Multiteide, un importante estudio sobre el estratovolcán tinerfeño.

Tras la catastrófica erupción en La Palma, la sociedad está más sensible hacia lo que pueda ocurrir bajo el subsuelo de Tenerife. Y la realidad es que no tiene sentido plantear como un tabú que la isla tinerfeña sigue siendo volcánicamente activa, y que estos terremotos captados por los sismógrafos (pero no sentidos por la población) forma parte de la actividad volcánica, que en algún momento puede evolucionar hacia una erupción, aunque instituciones como IGN e INVOLCAN detectarían con antelación si ese proceso evoluciona hacia ese riesgo y se activarían los correspondientes avisos oficiales.
No es una ciencia exacta, pero la vigilancia de parámetros como la deformación del terreno, las emisiones de gases y la sismicidad, medidos con tecnologías cada vez más avanzadas, permiten poner sobreaviso a la población, y salvar vidas, si bien esta última medida la deben tomar las autoridades políticas, a partir de la información que le proporcionan los equipos científicos.
Siempre hay un margen de error, que, por ejemplo, en La Palma hizo que no se activara el semáforo naranja antes de la erupción, lo que hubiera permitido evacuar a toda la población de la zona afectada antes de que el magma saliera a la superficie. Se empezó a desalojar a población con movilidad reducida, aún con semáforo amarillo, pero en el Plan de Emergencias por Riesgo Volcánico (PEVOLCA) es el naranja, es decir en situación de riesgo inminente de erupción, cuan está previsto la evacuación de la población.