VICENTE PÉREZ
Los vecinos de Arico el Nuevo, en el Sur de Tenerife, quieren rescatar la Romería de la Virgen de Tajo, una tradición que se dejó de celebrar hace 40 años, y que llevaba en procesión a esta imagen, que es la más antigua del Sur de Tenerife y una de las primeras llegadas a Canarias, pues data del siglo XX. Lo iban a celebrar el 17 de agosto, pero una ola de calor, con alerta por altas temperaturas y riesgo de incendios, ha aconsejado suspenderlo, previsiblemente hasta octubre.
Actos que ensalzan tradiciones y personas

El barranco de Tajao: naturaleza e historia humana

Este lugar era conocido en la época prehispánica, y en tiempos contemporáneos a la conquista de Tenerife, como barranco del Boxo (o del Bucio). En cambio, el tramo inferior se conoce como barranco de Tajo, conservando este topónimo de origen vernáculo, o con la más reciente denominación de barranco de Los Caballos. Paraje de interés natural, arqueológico y etnogfáfico, la población desde hace siglos acudía a este cauce para surtirse del manantial o fuente de Tajo, que ya existía desde los guanches
Los avatares de una imagen cinco veces centenaria

Esta pequeña virgen, según explica la Comisión de Fiestas de Arico El Nuevo, es la pieza artística más valiosa que posee el municipio de Arico y una de las tallas más importantes del Archipiélago, tanto por sus características escultóricas como por su historia. Además, es la más antigua de todo el Sur de Tenerife, según el historiador Martínez de la Peña.
Hasta hace bien poco se pensaba que esta imagen había sido tallada en Tenerife en el siglo XVI, atribuida al imaginero y entallador Pedro Rodríguez , pero un reciente estudio la data en el tercer cuarto del siglo XV, esculpida en los antiguos Países Bajos, probablemente en Lieja, y se atribuye la autoría un anónimo maestro seguidor de Jan van Eyck, el más célebre de los artistas flamencos de esa centuria.
Se sostiene en dicho estudio que esta imagen llegó a Tenerife de la mano de Jorge Grimón, oriundo del condado de Namur (próximo a Lieja), quien podría haber donado la talla tras haber participado en la conquista y rendición de los aborígenes insurrectos refugiados en el menceyato de Abona.
La Virgen de Tajo se encuentra en la actualidad en la iglesia parroquial de Arico el Nuevo, tras muchos avatares en sus cinco siglos. Se situó inicialmente en la ermita edificada en la Punta de Abona a inicios del siglo XVI, teniendo la denominación de Nuestra Señora de La Luz de Los Abrigos de Abona o Nuestra Señora de Tajo (o Taxo), por la cercanía del barranco homónimo. También se le conoció en ese mismo siglo como Nuestra Señora de la Cera (Santana, 2003).
Posteriormente, en el siglo XVII, cambió la advocación de la citada ermita de la Punta de Abona, pasando a venerarse a Nuestra Señora de Las Mercedes, al adquirirse una talla más grande que recibió el título de Virgen de Abona y Las Mercedes. La virgen de Tajo, que perdió el apelativo de Abona, fue trasladada a una ermita en el lugar de La Luz de Arico, en las inmediaciones del manantial de Tajo. En la actualidad las casas y la citada ermita se encuentran desaparecidas.
Más tarde, según refiere la Comisión de Fiestas 2019, la virgen de Tajo fue trasladada a la iglesia de San Juan Bautista, en la Villa de Arico. Por último, en el siglo XVIII se cambia nuevamente de lugar, trasladándose de forma definitiva a la parroquia de Arico el Nuevo, con el apelativo de Virgen de La Luz y de Tajo.
Posteriormente se adquiere una nueva imagen de la Virgen de La Luz para la parroquia de Arico el Nuevo, y de este modo, la pequeña talla flamenca y joya de la imaginería de Arico pasaría a un estatus secundario en dicha parroquia, preservando solo el título de Virgen de Tajo.
Romería de mujeres hasta los años 70

A pesar de estar relegada a un segundo plano, persistió la advocación hacia la Virgen de Tajo. Prueba de ello es una romería que comenzó a realizarse en la década de los años setenta del siglo pasado por iniciativa de Asterio Cabrera Concepción, entonces párroco de Arico el Nuevo. Este festejo se realizaba cada 16 de agosto, trasladando en romería la imagen, portada por mujeres, desde la parroquia de Arico el Nuevo hasta la galería de Tajo, a través del histórico camino vecinal que une estos dos lugares.
Los vecinos de Arico el Viejo y Arico el Nuevo bajaban a este paraje, donde antiguamente esta virgen estuvo emplazada, encontrándose con las gentes del Porís de Abona, que subían hasta la galería de agua para disfrutar de un día de fiesta. Tras la jornada, esa misma tarde se emprendía el camino de vuelta.
Esta tradición duró hasta aproximadamente el inicio de la década de los ochenta, en que fue suspendida por el párroco Eduardo Cejas Martí, por temor a que la talla sufriera daños. En la actualidad, a pesar de no hacerse la romería se sigue celebrando su fiesta, oficiando una misa cada 16 de agosto en honor a la Virgen de Tajo en la iglesia de Arico el Nuevo y una procesión por las calles del pueblo portada tradicionalmente por mujeres, acompañada por la danza tradicional Cintas de Arico.
El Camino Real del Sur

Otro elemento que la Comisión de Fiestas destaca en el tramo superior del barranco es el Camino Real del Sur, conocido popularmente como La Calzada. Este camino, que en su forma primitiva se remonta al periodo anterior a la conquista de Tenerife, se encuentra conservado en diferentes tramos a lo largo de las medianías de Arico.
La Calzada cruza por el barranco de Lere tras descender desde el lomo de El Viso, para luego seguir su camino ascendente por la otra banda en dirección a Arico el Nuevo. También existe otro antiguo camino vecinal, que ya es recogido por Pedro de Olive en el siglo XIX, que desde el manantial cruza el barranco al extremo izquierdo para dirigirse hasta Arico el Nuevo a través del lomo de La Fajana.
Es posible que aquí se practicara la apicultura, actividad notoria en el siglo XVI en los barrancos de la comarca. También la actividad pastoril estuvo relacionada con el barranco, y por supuesto la agricultura, pues quedan vestigios de una agricultura de subsistencia con huertas de secano en las bandas del barranco, aprovechando lugares propicios para tal fin.
Otra actividad que estuvo presente en el tramo inferior del barranco y sus proximidades, al igual que en buena parte del sur de la isla fue la recolección de leche de tabaiba. En los troncos de las tabaibas dulces se pueden ver las cicatrices que les dejó la actividad recolectora de su látex, que tuvo su centro neurálgico en Porís de Abona a finales de la década de los años cuarenta y principios de los cincuenta del siglo XX.
La piedra: belleza y recurso del barranco
La extracción de canto blanco para la construcción también estuvo presente en el barranco. Las canteras de tosca se encuentran en el tramo inferior, conocido como barranco de Los Caballos, existiendo el topónimo La Cantera para uno de los puntos más importantes de extracción de este material.
Otra intervención reciente fue la extracción de grandes cantos rodados, que se hallaban en el lecho del barranco en las cercanías del manantial de Tajo, los cuales fueron utilizados en la construcción del refugio pesquero de San Miguel de Tajao. Por último, y como actividad más reciente, hay que reseñar que está proliferando la práctica de la escalada en ciertos tramos del barranco.
Francisco Peraza, el escultor de la piedra chasnera
Este artista nació en el municipio de Arico, cuna de ilustres labrantes, el día 4 de julio de 1950, fruto del destacado pintor marinista Ramón Peraza, discípulo a su vez del profesor y pintor López Ruiz.
Sus primeros pasos transcurren, en diferentes ciclos de formación, siempre en la comarca chasnera del sur de Tenerife, donde nace su amor por la cultura y las tradiciones, y donde surge también la imperiosa necesidad, lejos de cualquier planteamiento teórico, de introducirse en el medio que lo vio nacer y descubrir con mayor claridad sus raíces.
Su obra destaca por el uso sostenible de la más pura piedra chasnera, elemento básico y exclusivo de su comarca. Sus piezas configuran el más amplio abanico de su entrañable naturaleza, de la que se siente irreprimible defensor de animales, símbolos y cualquier otra estructura que en ese sentido lo embauque.
Una de las últimas obras es una Virgen de Candelaria tallada en piedra chasnera, como la mayor parte de su producción escultórica, destinada a la isla caribeña de Saba, en las Antillas Holandesas. No es extraño que sea trasladada hasta parajes tan lejanos una reproducción de la Patrona del Archipiélago, ya que un emigrante, don Juan García de la Cruz, natural de Porís de Abona, con más de 80 años, sigue dirigiendo los destinos de una cofradía de pescadores formada mayoritariamente por isleños.
Un lugar que habitaron los guanches
La actividad humana en el barranco de Tajo se remonta a la época de los antiguos pobladores de la isla de Tenerife. Juan Bethencourt Alfonso, en su Historia del pueblo guanche, documenta la existencia del denominado charco del Baptisterio en el barranco del Boxo o de Lere. Este charco o ere, que da nombre al barranco, se encuentra cerca del núcleo de Teguedite (El Viso), en las proximidades de la carretera comarcal del sur.
También el mismo autor menciona la existencia de restos humanos de los antiguos pobladores de la isla en dicho punto del barranco: “Por cierto que en este charco se encontraron en el año 40 (1840) del siglo pasado, cinco tallas de barro conteniendo otros tantos El barranco de Tajo (Arico), un interesante enclave natural de la comarca sureste de Tenerife 225 esqueletos de niños, como me lo refirieron los mismos descubridores; y no falta quien asegure que bautizaban metiendo a la criatura en una talla y hundiéndola en el agua”.
Otro aspecto que relaciona el barranco con los antiguos pobladores de Tenerife también es reflejado por Juan Bethencourt Alfonso en la misma obra, cuando hace referencia a la existencia de un tagoro en el paraje de Tajo, que denomina como tagoro de Tajo o llano del Tagorito. Un tagoro es un corral circular de pared doble de piedra seca donde se reunía la asamblea de autoridades de cada comarca, o tagoror, en la época prehispánica. Se desconoce la ubicación concreta actual en el barranco y si se conserva.
El histórico manantial

Sin duda, la actividad humana más relevante que se ha realizado en este enclave natural es la relacionada con el manantial o fuente de Tajo. La fuente de Tajo ya existía desde la época prehispánica, según se desprende de la información que aparece en las “datas” de Tenerife: “Una fuente q. es en ta. de Abona q. llaman los guanches la fuente Taçofote, q. es encima del puerto de los Abrigos,…” (Serra, 1978). Por otro lado, las propiedades de la fuente de Tajo son mencionadas en la literatura al menos desde el primer tercio del siglo XIX, como lo atestigua en 1831 Francis Coleman MacGregor: “En las localidades cercanas de Chiperche, Chafane y Tajo, hay fuentes de agua mineral” (MacGregor, 2005).
La fuente o manantial de Tajo se encuentra situada en la banda derecha del barranco según este desciende, a medio camino entre el mar y los núcleos urbanos de la actual carretera general del sur. Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, en su Diccionario Geográfico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, refleja la situación de este afloramiento de agua cuando aborda el municipio de Arico: “Son varios los arroyos que corren por el término, proporcionando riego a las tierras, aunque con escasez. La Fuente de Taco, entre el mar y la población; la de Chiperdi, entre esta y el monte de Fasnea;…” (Madoz, 1845-1850). Este mismo autor, en su mencionada obra, incluye un mapa de Tenerife, situando a la fuente exactamente en el lugar donde se encuentra, aunque de forma errónea la denomina fuente de Taco.
En 1865 Pedro de Olive, en su Diccionario Estadístico-Administrativo de Canarias, refleja que en el término de Arico existían aguas dulces y medicinales. De la importancia que tenía la fuente de Tajo en el siglo XIX habla Antonio M. Manrique y Saavedra en sus Elementos de Geografía e Historia Natural de las Islas Canarias, obra de 1873. En este libro dicho autor cataloga sus aguas con el apelativo de medicinales y carbonatadas, destacándolas, junto con las de la famosa fuente agria de Vilaflor, como las más importantes de la isla: “En la isla de Tenerife se hallan algunas muy medicinales, entre ellas las agrias de la Garganta de Ucanca, cerca de Vilaflor, 1880 metros sobre el nivel del Océano, así como las carbonatadas de Tajo, en la parte del S-E.” (Manrique, 1873). En este sentido, gracias a una analítica realizada en 2008 se ha confirmado que las aguas del manantial de Tajo son bicarbonatadas y de mineralización media (Cabildo de Gran Canaria, 2008).

Con posterioridad se construyó en el paraje una galería y unos lavaderos. La fecha de construcción de ambos no se conoce con exactitud, pero probablemente sea contemporánea a las casas señoriales de la población cercana de Arico El Nuevo. La galería puede que tenga algo más de un siglo de existencia, si se tiene en cuenta que se trata de una de las denominadas “galerías nacientes”. Éste fue el tipo de galería más primitivo de captación. El barranco de Tajo (Arico), un interesante enclave natural de la comarca sureste de Tenerife 227 construyéndose en aquellos puntos donde existían manantiales naturales, con la finalidad de aumentar el caudal de la fuente o manantial ya existente. En Tenerife el 90% de estas primitivas galerías se abrieron entre 1850 y 1910. La entrada está abierta, ya que solo tiene unas decenas de metros de profundidad. Es muy probable que sea la galería de agua situada a más baja altitud (unos 120 metros) en el Sur de Tenerife.
Los antiguos lavaderos de Tajao
En cuanto a los lavaderos de Tajo, están constituidos por laja chasnera, con tres vasos de 2 metros de largo por 1 de ancho, aproximadamente, por la que pasaba el agua del naciente y se llevaba a cabo el lavado de la ropa. En 1997 se realizaron trabajos de rehabilitación del entorno y de restauración de los lavaderos, promovidos por el Ayuntamiento de Arico, en colaboración con la Asociación Cultural Sureste de Tenerife, aunque no están en buen estado de conservación.
En la primera mitad del siglo pasado las mujeres, tanto de El Porís de Abona como de Arico el Nuevo y Arico el Viejo, se desplazaban a los lavaderos de Tajo a lavar la ropa. Entre los propietarios de la galería estaba Martín Rodríguez Díaz-Llanos, terrateniente de la comarca sureste y oriundo de Arico, que permitía a la población esta actividad. En épocas más recientes se ha inutilizado el viejo canal, que requería mantenimiento continuo, y se ha canalizado el agua, según sale de la boca de la galería mediante tuberías.
