PLANETA CANARIO
El contacto de la población indígena de Canarias con el mundo europeo vivió diversas fases, un proceso de interacción en el que se ha especializado el doctor en Historia Sergio Baucells, profesor de la Universidad de La Laguna (ULL), quien concluye que desde el último cuarto del siglo XVI, tras la conquista, la cultura guanche experimentó una aculturación por asimilación a la europea que resultaría «irreversible», por la imposibilidad de coexistir con el nuevo modelo impuesto por los conquistadores, al punto de calificarlo de «etnocidio».
Su metodología, hipótesis y conclusiones sobre este apasionante tema las expone Baucells en un documental producido por el Gobierno de Canarias, a través del Programa Enseñas Patrimonio, que promueve la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural. Se trata de una entrevista realizada por el coordinador de este programa, Eduardo Mesa, dentro del ciclo de audiovisuales Ciencia y Patrimonio.
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Tras la conquista, expone Baucells, «hay una liquidación absoluta de la cultura y de los elementos que cualificaban a la sociedad guanche; es un exterminio de una cultura, pues no se pudo dar un modo de integración que permitiera crear una clase o casta guanche [como sí ocurrió en América], después de la Conquista, sino que cada guanche, de manera individual, o por grupo o por familias, se incorporó a las diversas clases sociales que vinieron con el nuevo modo de producción» que traían los europeos.
Según un resumen de la entrevista publicado por el Enseñas Patrimonio, el historiador afirma que a los guanches no se les permitió mantener su modo de vida «salvo en las primeras fases» de la conquista, y siempre con «fórmulas transitorias y sólo a ciertos personajes o grupos; pero hay que tener en cuenta que el Cabildo lo primero que hizo fue prohibir la indumentaria aborigen, y la lengua no se mantuvo».
«A partir del último cuarto de siglo XVI lo que yo veo es una completa asimilación; todo aquello que definía a la sociedad aborigen desaparece”. «La irreversibilidad de este proceso es lo que determina que podamos utilizar la expresión de etnocidio», subraya.
Habría que esperar hasta el siglo XVII, «una vez que se supera el trauma de la conquista» para que lo aborigen empiece a formar parte de nuestra historia, aunque, según este investigador, la cultura guanche «queda reducida a una dimensión subjetiva, la construcción identitaria, que se va reconstruyendo de forma tardía», y se refleja en los poemas de Antonio de Viana y Cairasco de Figueroa, donde ya no se habla de los indígenas como «los otros» sino como «nosotros».
«Lo que se crea después de la conquista son redes de dependencia y vínculos de parentesco: hay guanches que compran esclavos guanches y luego los ahorran [liberan], algo que se da en todo el mundo feudal y medieval; incluso hay quien habla de solidaridades interétnicas de los canarios que compran guanches para luego ahorrar a los guanches», ahonda el historiador.
ETAPAS EN LA RELACIÓN ABORÍGENES-EUROPEOS
Las interacciones entre las antiguas poblaciones de canarias con los europeos pasan por diversas fases, cuya cronología varía en función de las islas. Baucells destaca que existe constancia de llegadas desde el Viejo Continente a Canarias desde el siglo XIV, con 13 expediciones documentadas y otras 9 “probables».
Hay una primera etapa de contacto, con las primeras expediciones europeas, «en las que pudo haber intercambio recíproco». «Los europeos venían con interés en los productos derivados de ganado, como el cuero viejo; la orchilla, la pez para los barcos…(y también para el mercado de esclavos)», mientras que a los aborígenes «les interesaban herramientas, especialmente objetos de meta, porque aquí se tuvieron que readaptar» a los útiles de piedra, al no disponer de metales.
En otras ocasiones, no se produjo este intercambio recíproco «sino que fue un expolio de empresas privadas -mercaderes genoveses, florentinos, andaluces, catalanes, mallorquines-, que pasaron por Canarias».
En el caso de Tenerife, a partir de 1464 comienza una nueva etapa, la de preconquista, tras los pactos con Diego de Herrera con los menceyes, «una especie de rito medieval, de vasallaje», y ya hay un asentamiento permanente de los europeos en la isla, etapa en la que tienen una «vocación de anexión territorial» que al principio resultará «frustrada».
LA DIFICULTAD DE LAS FUENTES
Para el estudio historiográfico, hay que tener en cuenta que no se dispone de textos aborígenes, sino solo el punto de vista de los europeos, con relatos de viajes de castellanos, florentinos, genoveses; fuentes narrativas, las primeras historias del Archipiélago (a juicio de Baucells “sobrevaloradas”), y la documentación institucional: “registros de sellos, documentación eclesiástico, actas concejiles en el Cabildo o las bulas papales”.
Todas esas fuentes escritas, señala este experto, «hay que entrelazarlas con los restos arqueológicos» , y en este sentido destaca las «interesantes» investigaciones que en los últimos años se están llevando a cabo en el Rubicón (Lanzarote) o Betancuria (Fuerteventura).
En el caso de Tenerife, se han hallado monedas o instrumentos de metal, aunque lamenta que «hayan desaparecido los yacimientos que reflejan esa interacción inicial entre el mundo guanche y el europeo: las torres militares de Añazo, “que seguramente mandó construir Diego de Herrera, y que «fueron demolidas en varias ocasiones», así como otra que ordenó levantar Alonso de Lugo; de las cuales nada queda en la actualidad.