VICENTE PÉREZ
Los problemas para gestionar las aguas residuales en Tenerife, y en Canarias en general, ya son consabidos. En 2018 se conoció el último censo oficial, elaborado por el Gobierno autonómico, que inventarió en todo el Archipiélago 394 puntos de vertido en el litoral, repartidos casi al 50% entre ambas provincias (48,22% en Las Palmas y 51,78% en Santa Cruz de Tenerife). De ellos, un 70,56% (278 vertidos) no estaban autorizados.
Uno de los vertidos más llamativos que existen en la actualidad en Tenerife se encuentra en el polígono industrial de Granadilla, junto a una vía costera, a unas decenas de metros del mar. Allí, entre cañaverales y aves muertas, continúa fluyendo un riachuelo de aguas fétidas, que desde hace años forma una gran charca, prácticamente una laguna, pestilente y nauseabunda.
Este foco de insalubridad ya en 2017 lo puso en conocimiento del Seprona el Foro Canario contra la Incineración, que durante los últimos años en su blog y en Youtube divulgó imágenes de este inmenso charco de aguas negras, sin que los denunciantes tenga noticias a día de hoy sobre qué suerte tuvo su denuncia. Lo que sí han constatado es que el vertido suma y sigue, con consecuencias sobre el medio ambiente de lugar que saltan a la vista, como muestra el vídeo de PLANETA CANARIO que ilustra esta información. Ya desde 2012 el Foro contra la Incineración denunció en Youtube vídeos de vertidos de tierra al mar en este polígono industrial.