VICENTE PÉREZ
La tradición belenística está declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de España y se ha reivindicado también que se reconozca como Patrimonio Mundial por la UNESCO. En el municipio de Güímar Tomás, de 87 años, y Carmen llevan 60 años de amor, los mismos que hace que elaboran, sin falta, su belén, exhibido a quien lo quiera contemplar frente a la fachada de su vivienda en el centro urbano de esta localidad tinerfeña.
A unos kilómetros de allí, Keyla, una niña güimarera de 9 años, quiere ser de mayor belenista y hacer su propio portal, que ahora confecciona con su padre.
Sus historias las cuenta en un vídeo el programa Enseñas Patrimonio, promovido por la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno canario, que puede verse en su canal de Youtube:
El vídeo también puede verse en la página de Facebook del programa Enseñas Patrimonio:
Tomás y Carmen: 60 años de amor, también por los belenes
Con casi nueve décadas de vida en su hatillo, Tomás Álvarez Núñez cuenta que tenía 9 años cuando empezó a hacer belenes con un hermano suyo. Por entonces hacía las figuras de barro y las caras las modelaba con garbanzos. Las casas las elaboraba fijándose en viviendas antiguas reales, de las que hacía un boceto con un lápiz cuando veía alguna que le gustaba para incorporar a su portal.

Tomás fue futbolista (recuerda viejas glorias con el Güímar), trompetista de la banda de música con 12 años y de profesión mecánico, hasta que por un accidente no pudo continuar ejerciendo este oficio y trabajó en la ONCE. Perdió un brazo pero con una mano, más las dos con que le ayuda Carmen, ha continuado esta tradición hasta la actualidad. Ambos hablan para el Programa Enseñas Patrimonio con un plato de deliciosas truchas navideñas delante (en el vídeo dan la receta).

Como mecánico de automóviles, se las ingeniaba para introducir en su belén figuras móviles con motores de limpiaparabrisas y otros artilugios de los coches. Las figuras las hacía antaño de barro y migas de pan.
Con 6 hijos, Carmen ha sido la compañera de vida de Tomás. Ella le ayuda con puntualidad anual para que esté listo el belén, con sus toques canarios: las piñas de plátanos, los trajes típicos el Archipiélago y algún guanche.
Carmen es una mujer emprendedora que luchó contra los convencionalismos sexistas de su época. «Nunca fui sumisa, sino muy luchadora, con veinte y pico años saqué el carné de conducir, llevo 60 años haciéndolo, y fui de las primeras mujeres que conducían en carreteras lejos porque antes solo conducían en el pueblo y no iban ni a Santa Cruz».

Tomás y Carmen muestran contentos el belén de 2023, conscientes de que es una obra de ambos, como el amor que han sabido construir durante tantas décadas y se mantiene firme, arraigado a un sentimiento mutuo que contagian en la entrevista. Un amor que en Navidad parece refulgir aún más, como una estrella de belén. ¿Cuál es el secreto de tan largo matrimonio? Carmen responde: «La paciencia y el respeto mutuo».
Keyla: aprendiz de belenista con 9 años

Y mientras la veteranía es un grado, quienes comienzan en el belenismo hacen que la tradición tenga semillas de futuro. Es el caso de Keyla Yazira Arbelo, residente en el barrio güimarero de Fátima, un núcleo donde las calles tienen nombres de países latinoamericanos. Estudia tercero de Primaria y elabora en su casa un belén con su padre, Marcelino Arbelo Marrero, trabajador del sector platanero.

Keyla quiere hacer de mayor su propio belén, y también colabora en el belén de la parroquia del barrio. Con su padre y sus hermanas, han hecho realidad un año más un nacimiento en el que recrean el pueblo donde nació Jesús y en el que han añadido, en un almacén de grano, un saco de gofio como elemento canario.

Ella siente predilección por la posada del belén, por la figura del leñador y, cómo no, por los Reyes Magos. Aún trata de desentrañar el misterio ocurrido en su casa el pasado año, cuando, la madrugada del 6 de diciembre, alguien subió por las escaleras y notó que se quedó parado frente al belén.
Preguntó a la mañana siguiente, tras el frenesí de los regalos, si habían sido sus hermanas o sus padres, y como le respondieron que no, su principal hipótesis es que fue un rey mago. Probablemente este año vuelva a ocurrir esa misteriosa visita y se reavive el milagro de la ilusión universal.
La conservación y la promoción del belenismo es el objetivo de la Asociación de Belenistas Archaco-Ciudad de Güímar, que desarrolla una gran labor para que este patrimonio cultural se legue a las futuras generaciones. Hasta 24 belenes se pueden visitar en este municipio por estas fechas.
