VICENTE PÉREZ
Coalición Canaria (CC) de Tenerife, al menos algunos de sus más significados líderes, no quieren ni oír hablar de la posibilidad de expulsar del partido a Ana Oramas, a pesar de haber desobedecido en las Cortes la directriz orgánica de abstenerse en la investidura del socialista Pedro Sánchez, pues votó en contra, alegando su arraigada animadversión al pacto de gobierno con Podemos y la negociación de las abstenciones con los partidos independentistas catalanes y vascos.
Desde siempre se ha sabido que CC de Tenerife es conservadora en comparación con CC de Fuerteventura, pues Asamblea Majorera, la pata majorera de la coalicion, es de orígenes izquierdistas, mientras la organización tinerfeña, que tuvo su germen en ATI, fue creada por políticos predominantemente de centro derecha.
Aún así, coalición se ha llegado a denominar nacionalista progresista. En todo caso, en el caso de Oramas sería un nacionalismo sui géneris: que no aspira a una nación canaria independiente de España, sino a una autonomía dentro del Estado español, cuya unidad constitucional no cuestiona, y un progresismo que nada quiere saber de Podemos.
Hasta ahora estos conflictos ideológicos con los majoreros se resolvían cuando CC estaba en el poder, en el Gobierno canario, los ayuntamientos y los cabildos, pero ahora todo parece más complicado de solventar con cargos orgánicos y políticos y con inversiones, pues Coalición Canaria está en la oposición, salvo en algunos ayuntamientos, como La Orotava.
Precisamente el alcalde orotavense, y presidente de CC en Tenerife, Francisco Linares, ha manifestado a la RTVC que «sería un gravísimo error que el partido prescindiera de un valor extraordinario como ella, que ha defendido a ultranza a Canarias todos estos años; CC le debe mucho».
En el mismo sentido se ha expresado el líder de CC en el Cabildo de Tenerife, y expresidente de esta institución, Carlos Alonso, quien, en declaraciones a EFE publicadas en diversos medios, cree que sería suficiente castigo para la diputada nacional una sanción económica «equilibrada», y añadió que ese es el sentir mayoritario de los militantes en Tenerife y otras islas. Para Alonso, un político que antes de fichar por CC era del PP, expulsar a Oramas significaría «tratar de enmedar un error con otro error».
Las palabras del jefe de filas de CC en el Cabildo han provocado una airada reacción del secretario general de la organización, José MIguel Barragán (de Asamblea Majorera): «Carlos Alonso mete la pata y empeora la situación de Ana Oramas ante los órganos del partido. Él sabrá, pero si antes era grave la situación de Oramas, las declaraciones de Carlos la empeoran». Que el máximo dirigente de esta formación política desautorice de este modo al líder de CC en el Cabildo tinerfeño muestra hasta qué punto está caldeado el ambiente en el seno del partido.
«Ser benévolos» con la insubordinada parlamentaria nacional es la opción que desea el exalcalde de Santa Cruz de Tenerife José Manuel Bermúdez ( ahora jefe de la oposición chicharrera), pues, aunque dice no defender indisciplinas, juzga a Oramas como «un activo importante» en la organización, con «una extensa hoja de servicios» y ya pidió disculpas en la tribuna del Congreso de los Diputados por no acatar la directriz de los órganos del partido.
Pero este cierre de filas en torno a Oramas en Tenerife contrasta con lo que ocurre en Fuerteventura, donde la dirección insular, que encabeza el diputado Mario Cabrera, ha exigido «contundencia» contra la diputada por haber «engañado» a todos, de modo que ya CC en la isla majorera no se siente ya representada por ella en las Cortes.
Será el Comité Permanente el que finalmente decida abrir expediente a Oramas, que seguiría un procedimiento establecido en los estatutos de CC, con todas las garantías en cuanto a ser escuchada. Lo cierto es que este reglamento interno de CC prevé que desobediencias de este calado se pagan con la expulsión.
En todo caso, en CC de Tenerife se comparte la aversión de Ana Oramas a Unidas Podemos, y el compromiso electoral de no apoyar gobiernos en el que estuviera la formación que lidera Pablo Iglesias. De ahí que en el fondo sus líderes tinerfeños no quieren machacar a la diputada estatal, convencidos, además, de que sus votantes en la provincia occidental, donde CC tiene ya su principal calado de votos, en absoluto consideran una traición lo que ha hecho la diputada, sino una opción ideológica que ella misma viene dejando claro desde hace años.
El problema, para la estrategia de partido en las Cortes, es que el voto negativo de Oramas a Sánchez como presidente del Gobierno deja a CC en una complicada posición marginal a partir de ahora en el Congreso de los Diputados, si se consolida el Gobierno PSOE-Unidas Podemos, aunque está por ver cómo podrá sacar adelante los acuerdos parlamentarios, al carecer de mayoría absoluta estable.