VICENTE PÉREZ
El cantante tinerfeño Ricardo Alonso está haciendo realidad el sueño de emprender una carrera musical en la que apunta lejos con un estilo que bebe de los grantes artistas de la música romántica latinoamericana.
Natural de La Esperanza, en el municipio de El Rosario, empezó a ser conocido en las islas a raíz de su actuación en Televisión Canaria, pero el espaldarazo nacional se lo ha dado su participación en el popular concurso La Voz, de Antena 3 TV.
Este viernes 29 de noviembre volverá a participar en este programa, que se emite en directo desde las 21 horas, del que saldrán los semifinalistas. La participación del público será determinante, porque podrá votar por sus favoritos.
PLANETA CANARIO ha querido saber más sobre quién es, qué piensa y qué sueña este artista que además ha visto cumplido su sueño, que cobijaba desde niño, de cantar como solista con Los Sabandeños. La entrevista completa puede verse en nuestro redes sociales y nuestro canal de Youtube:
La ocasión le fue propicia el pasado 23 de noviembre en el Teatro Leal de La Laguna (Tenerife), donde el grupo tinerfeño ofreció el concierto titulado ‘Cantando a Latinoamérica’.
«Yo me defino como un cantante que quiere cantar amor», afirma durante la entrevista, que tuvo lugar en la casona del Hotel del Buen Retiro, Casa de la Música y el Sonido (en Güímar, Tenerife).
Desde su infancia, Ricardo soñaba con los escenarios: «Desde muy pequeñito siempre imaginaba que estaba dando conciertos. Hoy sigo con la misma ilusión y las mismas ganas».
A medio camino entre la casualidad y el prodigio, cuenta cómo su conexión con la música comenzó incluso antes de nacer, ya que, mientras estaba en el vientre de su madre, su familia le ponía música clásica, de compositores como Mozart y Beethoven.
Su primera experiencia frente a un público llegó cuando en su colegio descubrieron su talento y cantó en un coro, una experiencia con la que descubrió que se sentía «como pez en el agua» cantando sobre un escenario.
Con el equipo de sonido que le regaló sus novia y su madre por su cumpleaños, comenzó a cantar en restaurantes y hoteles, recuerda con orgullo, sabedor de que lo que conseguido ha sido por sus propios méritos, el apoyo familiar y con «un comienzo humilde» que lo forjó como persona y artista.
Luego llegaron sus actuaciones en Televisión Canaria y ahora la oportunidad de mostrar su talento en La Voz.
La música que lo inspira hunde sus raíces en la tradición canaria y latinoamericana. Creció escuchando a Los Sabandeños pero también a artistas latinos como Luis Miguel y Alejandro Fernández, y tantos otros que entraban en los oídos de España gracias a Canarias, que define como la «puerta hacia la Península» para la música de Hispanoamérica.
Más adelante, su curiosidad lo llevó a explorar otros géneros, desde los boleros y la ranchera hasta el jazz y los estadounidenses Frank Sinatra, Tony Bennett y Dean Martin.
«Y al final, tras un tiempo de titubeo, me dije a mi mismo que que ese es mi estilo: voces gruesas, redondas, llenas de emoción», afirma en el Hotel del Buen Retiro, donde pudo conocer su museo de instrumentos musicales, algunos con varios siglos de antigüedad, y el museo del Sonido, una magnífica colección de aparatos de radio y reproductores de música antiguos.
Participar en La Voz está significando un gran salto para su carrera. «Mi principal objetivo era darme a conocer, y lo estoy logrando. Llegados a este punto, ya me siento un ganador», confiesa, impresionado por las muestras de cariño que recibe en las redes sociales y de sus amigos.
Ricardo reconoce que tiene la ambición de triunfar fuera de Canarias, ampliar sus horizontes, pero siente que también es una oportunidad de representar a su lugar natal fuera del Archipiélago: «Quiero darle todo a mis Islas Canarias, que son mi vida y mi hogar, pero también siento la necesidad de alzar vuelo y actuar en otros lugar, donde la industria musical se mueve mucho más».
Para Ricardo, la música es mucho más que una profesión: «Es medicina que cura el alma, terapia, un lenguaje no verbal que nos conecta a todos de manera mágica». Aunque es consciente de los peligros de la fama, asegura que sus valores y el apoyo de su familia lo mantienen con los pies en la tierra.
Lo cuenta el artista en un marco muy apropiado, ya que todo es música en el Hotel El Buen Retiro, donde instrumentos musicales de todas las épocas reciben al huésped.
El copropietario del hotel, Mario Díaz, que es violinista, mostró al cantante las diferentes estancias de esta casona histórica, que ya fue hotel en el siglo XIX, y que se ubica en la zona alta del casco antiguo de Güímar.
Un momento inolvidable para él ha sido cantar junto a Los Sabandeños. «Ha sido un sueño hecho realidad. Todos los canarios tenemos historias con alguna de sus canciones. Cantar con ellos ha sido un honor que me llena de gratitud, con la esperanza de que esta no sea la última vez», se sincera, emocionado por las buenas vivencias que le está deparando la vida en los últimos tiempos.
El cantante tinerfeño quiere perseverar en su intento de hacerse un hueco en el mundo de la música. Ahora sus miras están puestas en seguir adelante en el programa La Voz, para lo cual necesita dar el do de pecho y el apoyo del público.
«No sé lo que me depara el futuro, pero sí tengo la certeza de que la música es mi vida», proclama, con una contagiosa seguridad en sí mismo. Para él, que partió de cero, que se crió en una familia sin lujos, sencilla y trabajadora, cada paso adelante es un mérito propio.
Quiere además tener canciones propias, como todo artista que se precie, y conquistar con ellas corazones en escenarios dentro y fuera de Canarias en un futuro que aún está por escribir, es decir, por cantar.