VICENTE PÉREZ
Otro huracán donde no suele haberlos. La depresión tropical Pablo se ha convertido este fin de semana en un huracán de categoría 1 entre Azores y Galicia. El ojo lo delata. Esta masa de aire inestable adquirió características tropicales al quedarse desgajada de la circulación general en medio del Atlántico, sobre aguas cálidas, y lo curioso es que se ha intensificado y evolucionado hacia huracán en una zona donde las aguas son más frías y, por lógica, debió haberse debilitado.
Este domingo por la noche generaba vientos de casi 140 kilómetros por hora, y su presión había caído a 977 milibares. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos prevé que no se acerque más a Europa sino que gire hacia el norte y noroeste y finalmente se funda con otras borrascas del Atlántico Norte, perdiendo su característica tropical. No representa ningún peligro para Canarias, pues ya está definitivamente lejos de nuestra latitud.
A finales de septiembre fue el huracán Lorenzo el que golpeó Azores y alcanzó categoría 5, fuerza que nunca había adquirido un fenómeno de este tipo tan al este del Atlántico.
El Centro de Huracanes de Estados Unidos expone en su último parte de este domingo que «Pablo mantiene una apariencia notablemente impresionante para un ciclón tropical en aguas tan frías».
La convección profunda que presenta este huracán, según este centro meteorológico estadounidense, podría deberse al descenso de temperaturas en las capas medias y altas de la troposfera, «lo que puede permitir que el huracán permanezca intacto sobre aguas más frías que las habitualmente observadas».
En todo caso, se espera que el ciclón pierda sus características tropicales este lunes 28 de octubre, de modo que gire hacia el norte y desacelere su avance, y se vea engullido por una depresión profunda en el Atlántico Norte, que seguirá la circulación habitual de las borrascas por el hemisferio.