VICENTE PÉREZ
María del Carmen, una anciana chicharrera de 80 años que contó a PLANETA CANARIO cómo tiene que dormir en un cajero automático de una entidad financiera en el centro de Santa Cruz de Tenerife, sigue igual. Cuando aceptó contar su testimonio en este periódico esperaba que de este modo pudiera recibir algún tipo de ayuda de las administraciones públicas.
Pero la realidad es que, siete días después de la publicación de la entrevista, nadie se ha dirigido a ella para ofrecerle ayuda, ni tampoco este diario ha recibido ninguna llamada solicitando información para poder localizar a esta mujer, que suele pasar el día en las proximidades del Mercado Nuestra Señora de África.
El crudo caso de María del Carmen, que está enferma de artrosis y se mueve en silla de ruedas, ha llamado la atención de los lectores de PLANETA CANARIO, que han compartido la noticia más de 9.000 veces desde que se publicara al mediodía del pasado domingo, 24 de febrero.
La única reacción pública conocida al respecto fue la del Diputado del Común, Rafael Yanes, quien ese mismo día, tras leer la entrevista, se interesó por es caso y contactó con este diario digital para informar de que abriría de oficio un expediente sobre este asunto, para cerciorarse de que las administraciones públicas competentes en la materia ofrecen la ayuda que esta anciana pueda necesitar. Y a este periódico le consta que el expediente se incoó.
La realidad es que la casuística de los sintecho (las organizaciones humanitarias cifran en cientos de personas en esa situación en Tenerife) es muy variada, y algunos colectivos sociales han llamado la atención sobre el repunte de personas sin hogar en las calles de Santa Cruz. Parte de ellos son inmigrantes sin papeles que quedan libres tras su internamiento en el centro de Hoya Fría, el único ahora mismo abierto en Canarias.

Aunque María del Carmen no lo sepa, mientras ella sigue sin recibir ayuda, se han producido dos novedades sobre el sinhogarismo. La primera fue una nota de prensa del Ayuntamiento capitalino, divulgada el lunes 25, en la que el concejal del Asuntos Sociales, Óscar García (PP), informaba de un proyecto dotado con 14.540 euros para «la integración en el entorno urbano del Centro Municipal de Acogida y estimular la convivencia de los vecinos de Azorín, Los Gladiolos, Verodes y Buenos Aires con la realidad cotidiana del albergue de la ciudad».
Y la segunda fue otro comunicado posterior del PP, el mismo día, en el que el candidato a la alcaldía santacrucera, Guillermo Díaz Guerra, lanzaba la promesa electoral -en clave de advertencia- de cerrar el único albergue para personas sin hogar en la Isla, ubicado en Santa Cruz, si el Gobierno canario no aporta más dinero y el Cabildo de Tenerife, que no pone nada, empieza a cofinanciarlo, dado que se trata de un servicio insular debido a la variada procedencia de sus usuarios.
Caso de aplicar esa drástica medida -cuya aplicación podría provocar una emergencia humanitaria en la Isla, si no se habilitan nuevos recursos de acogida-, Díaz Guerra explicó que solo daría ayuda a los sintecho residentes en la capital tinerfeña.
Se da la circunstancia de que hace poco más de una semana, el pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad el primer Plan de Atención a las Personas sin Hogar. El caso de María del Carmen sería una buena manera de empezar a aplicarlo.