PLANETA CANARIO
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) urgió este miércoles al Gobierno español a que deje de tratar la migración como una situación «de emergencia» y a realizar “experimentos” en Canarias y, por el contrario, a aceptar que se trata de una cuestión estructural que hay que gestionar de manera eficaz desde distintos flancos porque es un fenómeno en realidad permanente, que sube y baja de intensidad, pero no desaparece.
Así lo puso de manifiesto durante la presentación de su informe Migración en Canarias, la emergencia previsible en un acto celebrado en el Cabildo de Gran Canaria. “Consideramos que eso no es gestión de políticas migratorias, eso es control de fronteras y blindaje del territorio europeo, haciendo nosotros de parapeto de Europa”, aseveró la directora general de CEAR España, Estrella Galán, junto el responsable de CEAR en Canarias, Juan Carlos Lorenzo.
España dedica el 0,2 por ciento de su presupuesto al desarrollo de estos países y además África, el continente más pobre de todos, tiene una población de 1.300 millones de personas que en treinta años serán 2.500 millones abocadas a la pobreza a apenas cien kilómetros de Canarias.
Tanto el Cabildo como CEAR insistieron en la necesidad de un cambio de política inmediato después de los “experimentos” realizados en Canarias, donde Galán considera que se frustra a las personas con resultados como los vividos en el centro Las Raíces, que es solo la “punta del iceberg” dada la acumulación de personas sin expectativas y que ya “no pueden ver más allá del presente dado que no tienen futuro”, atendidas asimismo por organizaciones prácticamente “abandonadas” por el Estado, por lo que elogió los esfuerzos que realizan por realizar su labor en circunstancias tan complicadas, según informa el Cabildo en un comunicado.

Con todo, concluyó, no se puede hablar de emergencia sino de situación estructural con distintos ritmos pues además es sabido que cuando se cierra una ruta, otra más peligrosa y cara para los migrantes se abre, en este caso se ha reactivado la de Canarias, si bien nunca ha estado del todo cerrada, por lo que ya tenía que haber “lecciones aprendidas”.
Así, las propuestas son en primer lugar respetar los derechos de las personas que llegan, seguida de un sistema de acogida integrador y dimensionado, activar los traslados a otros puntos de la Península, y no solo de adultos, también de menores porque con 2.700 que hay en las islas no se les puede dispensar un trato adecuado, así como proceder a la reubicación también en el resto de Europa, pues Canarias es Europa y no deben quedar aislados en este territorio limitado alejado del resto del continente.
Fundamental es una política de comunicación adecuada, pues hasta ahora se ha informado “mal, tarde, y de manera opaca”, cuando debe haber más transparencia, clara, pedagogía y una narrativa más empática y, finalmente, activar flujos de migración regular.

Esta situación era previsible porque se empezó a producir hace 27 años, subrayó Morales, pero después de casi tres décadas, Canarias no solo no cuenta con acogida digna para migrantes, sino que el Plan Canarias para la migración se limita a habilitar plazas de acogida improvisadas que son un “infierno”, calificó Lorenzo.
En la presentación del informe estauvieron el presidente del Cabildo, Antonio Morales, y el consejero de Solidaridad Internacional, Carmelo Ramírez.
Esta situación era previsible porque se empezó a producir hace 27 años, subrayó Morales, pero después de casi tres décadas, Canarias no solo no cuenta con acogida digna para migrantes, sino que el Plan Canarias para la migración se limita a habilitar plazas de acogida improvisadas que son un “infierno”, calificó Lorenzo.

El presidente del Cabildo señaló que 23.000 personas no es un número imposible de gestionar, máxime con miles de plazas de acogida libres en la Península, pero España ha optado por la inmovilización incluso con controles por motivos raciales en los aeropuertos, algo que CEAR calificó de “ilegal”.
La migración forzosa, que no la voluntaria, sino la que responde a la huida del hambre, las guerras, el cambio climático o la explotación, continuará, según presagió Ramírez, quien añadió que son 250 millones las personas en movimiento en el planeta, y solo el 5 por ciento recae en los países enriquecidos, de modo que la única manera de gestionarla de forma provechosa para ambas partes es con una migración regulada, además de actuar en origen para generar riqueza y buena gobernanza.