VICENTE PÉREZ
La cultura de los guanches sigue siendo una gran desconocida para los actuales habitantes del Archipiélago. Más de cinco siglos después de la conquista castellana de la Isla, muchos de los restos físicos de aquel pueblo que acabó diezmado y absorbido por nueva cultura de los soldados y colonos que llegaron luego a la Isla han sido pasto del olvido, el abandono o la destrucción, cuando no de la expoliación, pese a que la protección que sobre el papel les da la Ley de Patrimonio Histórico.
Aún así, Tenerife cuenta con 5.437 enclaves guanches en un inventario elaborado por el Cabildo que reúne datos recabados durante 14 años de trabajo de la Unidad Insular de Patrimonio Histórico, y que de momento solo abarca la mitad de la superficie de la Isla, y aún sin contabilizar las prospecciones realizadas a finales de 2017.
De esta cantidad, en 1.586 lugares se ha encontrado disperso material arqueológico, y se ha constatado la existencia de 1.089 cuevas habitacionales, 670 fondos de cabaña y 481 abrigos. Estos datos, para el Cabildo, revelan la importancia del hábitat en superficie entre los guanches, que se contrapone a la tradicional visión troglodita en cuevas naturales.
Destacan también los 424 estaciones de grabados rupestres, 406 cuevas sepulcrales, 293 escondrijos, y 268 estaciones de cazoletas y canales. Figuran también en este inventario 90 concheros, 79 vasos cerámicos reconstruidos, 37 cabañas, 6 canteras, 4 tubos volcánicos, dos eres (fondos arenosos de barrancos usados como abrevaderos de ganado), un charco y un baladero (lugar ritual donde se separaban los baifos de sus madres a fin que balaran y sus balidos atrajeran a la lluvia).
El Cabildo estrena la revista ‘BIC’
Todos estos datos aparecen especificados en BIC, Revista de Patrimonio de Tenerife, cuyo primer número apareció en diciembre pasado, editada por el Cabildo, en concreto por el área de Patrimonio Histórico que preside Josefa Mesa.
En un artículo sobre este inventario, sus autores, el jefe de servicio de la Unidad Técnica Insular de Patrimonio Histórico, José Carlos Cabrera, y el arqueólogo Javier Soler, afirman que frente a la tenencia social a vincular la destrucción de bienes arqueológicos o etnográficos a presiones e intereses económicos en los grandes proyectos urbanísticos, «lo cierto es que la mayoría de los atentados patrimoniales que se vienen sucediendo en las últimas décadas se relaciona con actuaciones más cotidianas, que casi pasan desapercibidas», como pueden ser desmontes y preparación de fincas para cultivos intensivos, la reforma de cuevas naturales para reconvertirlas en cuartos de aperos o la ampliación de pistas de tierra para tránsito rodado.

La Ley del Suelo y el nuevo papel de los ayuntamientos sin medios
Para vigilar que esto no ocurra, el funcionario y el arqueólogo hacen notar que la nueva Ley del Suelo «traslada el peso de buena parte de la gestión de los elementos etnográficos y arqueológico a los ayuntamientos, que rara vez han contado con el personal y los medios materiales necesarios para acometer adecuadamente» esta labor, y que ahora ven ampliada al recibir las competencias de tramitar las obras y actividades en suelo rústico.
Este tipo de obras no requieren de informe técnico previo desde septiembre de 2017, por lo que el riesgo de destrucción involuntaria de restos guanches o de valor etnográfico no va a ser menor ahora. De hecho, constatan los autores del artículo, «han desaparecido ya muchas de las estaciones de cazoletas y canales, grabados rupestres, conjuntos habitacionales, eras o cuevas artificiales», perdiéndose así parte del legado de los guanches.
Más de 27.000 bienes inventariados… y falta la mitad de la Isla
El inventario solo cubre, de momento, la mitad de los 2.000 metros cuadrados de Tenerife, donde se han computado 27.836 bienes patrimoniales, entre los arqueológicos, entre los que hay 4.725 arquitectónicos – de los que 177 son edificios religiosos- y 17.674 etnográficos (posteriores a la conquista).
Entre estos últimos resultan especialmente numerosas las edificaciones de estilo tradicional campesino, pues se documentan 4.241 casas y edificaciones en general de estilo campesino tradicional; 3.279 infraestructuras hidráulicas (canales, acueductos, estanques…), 1.998 áreas agroganaderas y 1.128 infraestructuras agrícolas y 948 ganaderas.
También se han encontrado 955 eras, 917 cuevas artificiales, 807 elementos religiosos, 689 conjuntos habitacionales, 668 infraestructuras de comunicación (puentes…), 556 hornos, 420 abrigos o refugios, 339 infraestructuras extractivas y 185 cuevas naturales.
El inventario deberá completarse en próximos años con la incorporación de elementos incluidos en los cascos históricos -la mayoría tiene pendiente aún de aprobar sus planes especiales de protección en los que se deben recoger un listado de bienes objeto de protección – y las zonas que entrañan dificultades de acceso, como la corona forestal, el macizo de Anaga, los grandes barrancos o las fincas valladas.