VICENTE PÉREZ
Más de 500 asociaciones, la mayor parte de padres y madres de escolares (ampas), respaldan un manifiesto que promueve la Red Canaria Solidaria contra el Maltrato Animal para que se descarten de forma definitiva las matanzas de cabras como método para erradicarlas de los espacios naturales protegidos por su daño a la flora endémica, y se adopte la alternativa de las apañadas (capturarlas vivas), con los medios, el tiempo y la logística necesaria para que sean eficaces.
Exigen al Cabildo tinerfeño -que decidió suspender al menos hasta finales de enero las abatidas para priorizar capturarlas vivas tras la polémica surgida- «que se resuelva este problema por los métodos tradicionales de nuestros pastores, las apañadas, y se desista de matarlas a tiros, método a todas luces incongruente con la compasión que se merece todo ser vivo y el respeto y agradecimiento que se le debe a un animal que ha colaborado generosamente con la subsistencia y la alimentación de los canarios y las canarias».
A este manifiesto se acaba de adherir la Federación Insular Tinerfeña de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FITAPA), en la que están integrados unos 455 colectivos, según subraya esta red animalista en un comunicado remitido a PLANETA CANARIO. Su portavoz, Abel Hamid Román, asegura que decidió promover esta iniciativa después de ver que la consejera insular de Gestión del Medio Natural, Isabel García, daba a entender que no se harían más matanzas pero días después fijaba un plazo para hacer las apañadas solo hasta finales de enero próximo, «por lo que nos sentimos engañados».
Apoyan además este manifiesto la Plataforma 29E ( compuesta por 29 asociaciones de vecinos), Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas (Fecapap), integrada por 20 entidades; Pro Derecho Animal El Rosario y la Asociación de Veterinarios contra la Tauromaquia y el Maltrato Animal (Avatma), que aglutina a 560 veterinarios de toda España.
Las asociaciones y madres de alumnado han expresado su adhesión a este manifiesto porque, ya desde la primera línea, se defiende que «la educación moral en la sociedad para resolver los problemas sin violencia o maltrato es fundamental tanto para los niños y jóvenes, como para los adultos».
«El ejemplo que debemos dar en la vida cotidiana, en lo referente a la resolución de los problemas, es fundamental y debe de regirse por las normas y reglas que da la moral, es decir, el conjunto de normas y reglas mayoritariamente aceptadas, para no hacernos sufrir, tanto a nosotros mismos, como a los animales o como al resto del medio ambiente», reza el manifiesto, en el que se lamenta que se quiera «aplicar,a la resolución del problema de las cabras asilvestradas, una violencia desproporcionada, innecesaria, gratuita, inmoral y deshumanizada».
Quienes apoyan esta declaración insisten en que «si es cierto lo que se afirma desde los cabildos en el sentido de existe un problema de exceso de cabras asilvestradas que hay que regular, dicha regulación debe hacerse con métodos acordes con la eficacia, pero también con la ética y la moral».
Matarlas a tiros, subrayan, «además de ser una agresión inaceptable, infringe un sufrimiento adicional al no poderse garantizar que se mata a los animales certeramente, lo que les puede producir una larga agonía; además, no se garantiza el cuidado de las crías en el caso de la muerte de sus madres».
En el manifiesto se incide en que «la protección de la flora no debe implicar, en ningún supuesto, hacer sufrir a los animales puesto que la máxima que el fin justifica los medios no debe suplir el aspecto moral que debe presidir todos los actos relacionados con el trato a todos los seres que conforman nuestro entorno natural».