Decenas de miles de personas vuelven a dar vida a lo largo de este lunes a la tradición del Carnaval de Los Indianos, en el casco histórico de la capital palmera. Su origen está en siglo XIX, con la llegada de los emigrantes de la isla que volvían de América, fundamentalmente de Cuba, con el traje blanco de la época.
Venían presumiendo de riqueza, por lo que el Carnaval se convirtió en una manera de parodiarlos, con la vestimenta que traían de la aventura de la emigración.
La batalla de los polvos de talco que también caracteriza este Carnaval, según la creencia popular proviene de un episodio en el que un barco descargó en la isla harina en mal estado, y se acabó utilizando como diversión de las carnestolendas de ese año, pero luego se ha sabido que en en el siglo XVII había la costumbre de empolvarse los el lunes de Carnaval, al parecer vinculados a rituales afrocubanos de blanquearse la piel.
La tradición se había perdido, y en los años sesenta se recuperó, para alcanzar con el paso de los años un carácter masivo, atrayendo a miles de canarios de las restantes islas y turistas que llenan lo hoteles y alojamientos rurales palmeros y abarrotan los barcos de las navieras y el transporte aéreo.
La originalidad de esta fiesta, donde predominantemente suena música cubana, con el son como principal protagonista, se complementa con el entorno en el que se celebra, el magnífico casco histórico de Santa Cruz de La Palma, como la calle Real y la plaza de España, en torno a la cual se encuentra el conjunto arquitectónico renancentista más importante de Canarias, y acaba en la avenida marítima.
La llegada de la Negra Tomasa
A las 11:30 horas ha llegado al puerto capitalino la comitiva indiana, encabezada por el popular personaje de la Negra Tomasa que encarna Víctor Lorenzo Díaz Molina, quien se ha traslado a la plaza de España, donde la música cubana ha sonado de la mano de’Orillas del Son y el baile de la asociación Mil y Un Pasos.
El momento central de esta celebración tuvo lugar con la entrada en la plaza de la Negra Tomasa, acompañada por el alcalde, por el cónsul de Cuba en Canarias, Ulises Barquín Castillo, y por la concejal de Fiestas, para bailar al ritmo de la Conga y ser recibida por la multitud enfervorecida y contagiada del ritmo del rico son. Es en este punto del festejo cuando se descubrió una placa que renombra el centro de la ciudad como plaza de La Habana, al menos durante unas horas.
La jornada festiva ha comenzado a las 10:30 horas en el atrio del Ayuntamiento con La Espera, la parodia del recibimiento indiano creada por los actores Pilar Rey y Antonio Abdo.
En el otro extremo de la ciudad, el festejo comenzó desde las 10:00 horas en la plaza de La Alameda, un escenario especialmente indicado para quienes quieren disfrutar de Los Indianos sin las aglomeraciones que se producen en la calle Real y la plaza de España, donde no cabe ni un alfiler.
En este enclave, próximo a la réplica de la nao Santa María con la que Cristóbal Colón llegó a América, se suceden durante toda la mañana actuaciones de los grupos Punto Cubano, Tiramasil, Los Viejos y La Parranda de Teror.
El historiador Manuel Hernández destaca el carácter burlesco de la fiesta
El catedrático de Historia de América la Universidad de La Laguna Manuel Hernández González explica que «esta fiesta es una cosa burlesca sobre el mito del indiano, un sarcasmo, que, con el lanzamiento de polvos talco, enlaza con la antigua tradición burlesca de tirar cosas a la gente».

Aunque también se interpreta este Carnaval palmero como un homenaje a la emigración cubana, en realidad el objetivo de las carnestolendas, según este especialista, es esa parodia, porque en estas fechas «se hace lo contrario de lo institucionalizado, aunque al convertirse ya en algo tan masivo, ya no tiene que ver tanto con sus orígenes, porque además se ha perdido la máscara».
«La esencia del Carnaval es decir las cosas que no se atreve uno a decirse de otra forma, refugiado tras la máscara», reflexiona este especialista.
En realidad, según este historiador, el Carnaval de Los Indianos comenzó como tal en los años 20 del siglo pasado, por ser época de gran emigración a América, y, en concreto a Cuba, y en los años 60 o se incorporó el personaje de la Negra Tomasa.