RUYMÁN IZQUIERDO
La historia de la principal playa Capitalina es un relato del urbanismo en Canarias desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Pero también, es parte de la historia de los movimientos sociales, ciudadanos y económicos del municipio de Santa Cruz de Tenerife.
La historia urbanística de la Playa Las Teresitas, no deja de ser, en cierto modo, un recorrido histórico del urbanismo en Canarias a causa de la transformación socioeconómica que ha vivido el archipiélago desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días.
Desde la década de 1950 los diferentes planes e ideas que se han planteado para la playa han venido de la iniciativa privada y con el beneplácito de la Administración Pública para convertir Las Teresitas y su entorno en un centro turístico primero y posteriormente en una gran urbanización residencial. Pero no siempre fue así.
Las primeras ideas para Las Teresitas vinieron de la mano de la agricultura. Convertir el frente de playa en una zona agrícola, abastecida de las aguas de los valles de San Andrés, fue un proyecto que conllevo la construcción de una serie de infraestructuras hidráulicas cuyos vestigios aun hoy se conservan.
A esta actividad agrícola, se sumó las infraestructuras militares construidas en los años de posguerra y durante la segunda guerra mundial. Otro dato de interés fue el proyecto municipal para la construcción de un nuevo cementerio al final de la playa. Hoy todo ello, nos puede parecer imposible, pero fue el inicio para la explotación económica de la playa y los terrenos próximos.
El interés por el desarrollo turístico
Será a partir de la segunda mitad de la década de 1950 cuando se inició el interés por convertir la playa de Las Teresitas y los terrenos colindantes, así como, parte de los valles, en un gran centro turísticos para el municipio.
Esta iniciativa estará promovida por importantes sectores económicos de la Capital y grandes propietarios de la zona, que tendrán el apoyo institucional del Ayuntamiento de Santa Cruz cuyo objetivo es sumarse al carro del nuevo “boom económico y turísticos” que comenzaba a despegar en toda Canarias.
Con este objetivo, en 1964 se crea la Junta de Compensación de la Playa de Las Teresitas con la participación de grandes propietarios de la zona y de pequeños. Estos últimos, en unos casos son convencidos y en otros casos, son obligados a entrar. Todo ello, con el objetivo de conseguir la declaración de Centro de Interés Turístico Nacional por parte del Ministerio de Turismo de la época.
Esto se producirá el 22 de enero 1968, con una superficie de 90 hectáreas y una capacidad de plazas turísticas de 14.020 camas. A esta declaración, se unirá el proyecto de la playa de Las Gaviotas que será declarado Centro de Interés Turístico Nacional el 12 de junio 1969 con 86 hectáreas y con una capacidad de plazas turísticas de 5.078 camas.
La construcción de la playa artificial
A comienzo de la década de 1970 se inicia la construcción de la nueva playa (con arena rubia y escollera) y con la presentación del proyecto final. La conocida maqueta de 1972, es un proyecto que prevé una población de más de 18.000 habitantes y unas 15.000 camas turísticas.
Una docena de edificios en primera línea de playa con una altura media de 12 plantas y con un rascacielos al final de esta. Se proyecta la construcción de varias urbanizaciones en la ladera de la playa, en el valle de Las Huertas y las laderas del actual barrio de San José de Suculum y aledaños, hasta llegar a las partes altas del barranco del Cerrillal (lindando con el valle de Las Gaviotas en cumbre).
Una mezcla entre los actuales Benidorm (en la península) y Radazul (en Tenerife). Un proyecto típico de la época, que devora el territorio sin piedad. Como anécdota, se proyectaba la construcción de una plaza de toros en la desembocadura del barranco Teresa. Pero todo aquello, nunca llegaría a ser una realidad.
Los problemas a la hora de obtener los terrenos para la realización de tan magno proyecto es el principal obstáculo con el que se encuentra el futura centro turístico. Los conflictos judiciales por la entrada o no en la Junta de Compensación de Las Teresitas por partes de pequeños propietarios en el valle de Las Huertas judicializa su urbanización.
El Suculum: la defensa de 90 hogares
Por otra parte, estalla un conflicto social originado por el establecimiento de un núcleo urbano marginal en medio del polígono, el barrio de San José de Suculum.
Este conflicto, que afectó a más de noventa familias de trabajadores, que habían comprado legalmente sus solares a propietarios que nunca se integraron en la Junta de Compensación y que, de forma ilegal, habían construido sus humildes viviendas (de noche y colectivamente), al igual que estaba sucediendo en otros muchos lugares del municipio (a consecuencia de la emigración que se está produciendo desde las zonas rurales al área metropolitana a causa del cambio económico que está viviendo el archipiélago en aquellos momentos), provocó la intervención a favor de las familias del Consejo Provincial de Trabajadores en contra de promotores y del Ayuntamiento de Santa Cruz, que pretendían desalojarlos.
Un conflicto que tuvo repercusiones mediáticas y políticas al final del régimen franquista y durante la transición. Aquel conflicto lo acabó ganando el vecindario con su reconocimiento como núcleo urbano y poblacional a finales de la década de 1970.
Batalla por los servicios en San Andrés
Esa lucha dio a conocer los graves problemas y deficiencias que padecían los vecinos y vecinas del pueblo de San Andrés. Los núcleos carecían de agua potable, solo existían unos pocos chorros públicos, para una población en aumento. Las calles no estaban pavimentación, los servicios e infraestructuras públicas eran inexistentes y no había alcantarillado.
Esto último, origino una inédita protesta por parte del vecindario, que causó la paralización de las obras que se estaban ejecutando en la playa, cuando las vecinas y vecinos de San Andrés cortaron el acceso a la misma, reivindicando la construcción de una red de saneamiento de la que se carecía.
Igualmente, se atentó contra la identidad y símbolos históricos de un pueblo, que por aquellos años fue perdiendo los últimos vestigios de su antigua autonomía y municipalidad (alcaldía pedánea, juzgado de paz, registro civil,…) cuando el viejo cementerio de la playa, fue “victima” de las excavadoras “del prometido progreso turístico” que intentaron demolerlo.
Fue salvado por la rápida reacción de un vecindario que se negó y se niega desde entonces a que desaparezca. Todas estas protestas, debemos recordar, se producirán a en los últimos años de la Dictadura.
A todo ello, se sumaron los problemas económicos de la propia Junta, con el incumplimiento de sus obligaciones de pago y la posterior crisis económica que se origina a partir de 1973. Dando al traste con este proyecto, donde solo verá la luz, la actual playa que ha llegado a nuestros días.
En los años 1980 las nuevas autoridades democráticas del Ayuntamiento de Santa Cruz inician un nuevo capítulo con una nueva ordenación de la Playa. Se inicia negociaciones con la Junta de Compensación y se acuerda la reducción de la edificación en todo el polígono de más de un 50%, así como, la reducción a seis plantas de los edificios que se prevén construir en primera línea de playa.
Por último, se renuncia a la calificación de Centro Turístico Nacional, pero sigue vigente la calificación turística para las nuevas edificaciones previstas.
Con todos estos ingredientes, se presenta el proyecto de 1986, donde se prevé la construcción de un único y largo edificio en primera línea de playa, desde la actual entrada hasta el barranco Teresa, un gran “muro” hotelero de seis plantas, que separaría la playa de la montaña. El resto de ladera quedaría libre de edificación.
Oposición a urbanizar el frente de playa
La aprobación definitiva de la modificación y adaptación del Plan Parcial Playa de Las Teresitas será adoptada el 21 de junio de 1988, con una gran oposición social en todo el municipio, que reclamaba la no construcción en el frente de playa y que Las Teresitas fuera la playa de los vecinos y vecinas de Santa Cruz.
Este proyecto quedará paralizado por la presentación de un contencioso administrativo contra la aprobación definitiva de dicha modificación por parte de la Administración General del Estado y el Grupo Municipal Socialista.
En 1998, una década después de la paralización del último planeamiento y proyecto, la Junta de Compensación vende los terrenos de todo el polígono a la empresa Inversiones Las Teresitas S.L. el 26 de junio. El 29 de junio, el Tribunal Supremo desestima los recursos contencioso-administrativos que se habían interpuesto diez años antes y da vía libre para la urbanización de la playa y de todo el polígono. Se inicia con ello un nuevo capítulo de la historia de la playa de Las Teresitas.
El proyecto del francés Perrault
A partir de ese momento, el Ayuntamiento de Santa Cruz inicia negociaciones con los nuevos propietarios y con la propia Junta de Compensación (que todavía, debe y tiene que cerrar el proyecto final) para dirimir el futuro de la playa. Al año siguiente, se decide convocar un concurso internacional de ideas para elegir un proyecto definitivo para la playa. El concurso se celebra en septiembre del año 2000, siendo elegido el proyecto del arquitecto francés Dominique Perrault el 18 de septiembre.
Con esta elección, se decide la no construcción en el frente de playa, salvo en la montaña de San Roque, en las antiguas instalaciones militares de San Andrés, donde se ubicará la única instalación hotelera que albergará toda la zona y que el proyecto del arquitecto francés prevé la construcción de un enorme edificio que arrancaría desde la cima de la mencionada montaña.
La polémica urbanización de Las Huertas
Pero a cambio y con la firma de los nuevos acuerdos entre Ayuntamiento y propietarios, se proyectaría la construcción de una nueva urbanización residencial y de lujo en la trasera de la playa, en los valles de Las Huertas y El Cercado de unas 1.000 viviendas. Además, el Ayuntamiento adquiría mediante compra, el frente de la playa de Las Teresitas por unos 52 millones de euros, polémica operación que se realizó en el año 2001 y que fue llevada ante los tribunales de justicia.
En el año 2005 se inicia la licitación por más de 70 millones de euros de las obras del frente de La Playa de Las Teresitas, que se inician con el movimiento de tierras, la construcción de un nuevo campo de fútbol para el C.D. San Andrés en el valle de Las Huertas, la urbanización del propio valle de Las Huertas y El Cercado y la posterior construcción del edificio de aparcamientos en la cabecera de La Playa, cuyo nombre popularmente se conocerá con el nombre de “El Mamotreto».
Pero todas estas obras quedarán paralizadas por los innumerables conflictos judiciales, legales y sociales. Los problemas con la titularidad de los terrenos, un conflicto que no se había resuelto y se remontaba a los orígenes de la creación de la Junta. Ilegalidades en las operaciones realizadas e incumplimientos de las normativas urbanísticas convirtieron la urbanización de Las Teresitas y su entorno en un avispero jurídico y judicial.
Movimiento contra el Mamotreto y caso Las Teresitas
En toda esta historia, no debemos olvidar el movimiento social y ciudadano, que durante todo este periodo ha reivindicado que la playa y su entorno sea un espacio público para la ciudadanía.
La creación a finales de la década de los años 1990 de la Asociación de Amigos de la Playa de Las Teresitas, Anaga y su Litoral fue el comienzo de una movilización ciudadana cuyo objetivo principal fue oponerse a la construcción en primera línea de playa y solicitar servicios públicos para la misma.
A esta, se sucedieron otros movimientos como la Asociación Ínsula Viable que denunció la operación de compra venta del frente de playa, cuya sentencia se produjo en el año 2017 con la condena de varios políticos, funcionarios y empresarios implicados en la operación y la consiguiente indemnización al Ayuntamiento de Santa Cruz por 52,5 millones de euros y por 9,1 millones por la plusvalía generada por la recalificación de las propiedades privadas de la parte trasera, más los correspondientes intereses.
La Plataforma por el Derribo del Mamotreto, que denunciará la construcción del edificio de aparcamientos en la entrada de la playa, cuyo caso se resolverá también en los tribunales de justicia, igualmente con la condena de políticos y técnicos municipales y con el posterior derribo y el pago de los costes de este por los condenados.
Pero a este movimiento ciudadano se sumarán los vecinos y vecinas del pueblo de San Andrés. La compra de los terrenos de la trasera de la playa, el valle de Las Huertas y el Cercado, por parte de Mapfre Inmuebles por cerca de 100 millones de euros a finales del año 2005, será el inicio de otro conflicto.
Resistencia numantina en Las Huertas
Los pequeños propietarios del valle, que en unos casos no se habían integrado en la Junta de Compensación y en otros casos, no se les había pagado el importe que supuestamente les correspondía por sus terrenos o no habían recibido nada, protagonizarán una serie de hechos y actuaciones cuyo objetivo es el evitar la invasión de sus tierras, paralizando las obras de urbanización y la nueva judicialización del caso.
En el año 2018 se producirá la confirmación por parte del Tribunal Supremo de la condena al asesor jurídico de la propia Junta que deberá indemnizar a los afectados.
Pero aún se está lejos de solventar todas las cuestiones jurídicas, urbanísticas y judiciales del valle de Las Huertas, donde se han producido otras sentencias en relación con la propia Junta de Compensación que afecta a los propietarios y los terrenos en litigio.
Una constante lucha vecinal por su pueblo
Por último y no menos importante, es el papel de las asociaciones y colectivos de vecinos de San Andrés que durante estos años, han demandado la mejora de los actuales núcleos poblacionales con obras y actuaciones que en unos casos se han ejecutado: la escollera de protección del frente marítimo de San Andrés o la canalización de los barrancos.
Pero en otros casos, se está a la espera de accesos, de una mejor red de saneamiento (que en algunos casos es inexistente), de la electrificación de algunos núcleos, de la mejora de las redes de telecomunicación o de la construcción de zonas públicas, deportivas y socio asistenciales que presten servicios públicos adecuados que en la actualidad son deficientes o no existen.
Pero a estas gestiones, se sumó la movilización y oposición a una serie de proyectos, que los vecinos y vecinas de San Andrés ha considerado muy negativos para la zona.
Fueron los casos del macro muelle deportivo que se proyectó en el frente marítimo de San Andrés a principios de la década de 2000 o la construcción de una depuradora de aguas residuales (EDAR) en la parte alta del valle de Las Huertas. En ambos casos, estos proyectos fuero parados y definitivamente descartados, por la oposición del vecindario.
Durante los últimos veinte años, todo lo que ha rodeado el caso Las Teresitas ha tenido una gran repercusión mediática. Ha sido el asunto que más tiempo a ocupado en la vida pública de Santa Cruz de Tenerife, monopolizando el debate político del municipio.
Un nuevo plan, el último episodio por ahora
El último capítulo, aunque posiblemente no será el definitivo, ha sido la redacción de un nuevo Plan Especial por parte de la empresa pública GESPLAN, por encargo del actual grupo de gobierno municipal del Ayuntamiento de Santa Cruz. Un nuevo Plan redactado en el año 2017 que utiliza de base el proyecto del arquitecto Dominique Perrault del año 2000.
Nuevamente los movimientos ciudadanos y sociales de todo el municipio y las asociaciones y colectivos del pueblo de San Andrés han vuelto a participar, esta vez, realizando múltiples alegaciones, donde han aportado sus opiniones.
La aprobación definitiva se anuncia para el presente año 2019, cuyo proceso se ha ralentizado en el tiempo. La suspensión del PGO del municipio, por los tribunales de justicia y el anuncio por parte del Consistorio Capitalino para la redacción de un nuevo PGO parece no ayudar “a ver el final de este largo túnel”. Es evidente, que todavía quedan varias páginas por escribir en esta historia.
Propuesta vecinal de exponer la historia de la playa
Una de las alegaciones presentadas por las asociaciones de San Andrés al nuevo Plan Especial fue la de crear una sala de exposición donde se diera a conocer la historia urbanística de la playa de Las Teresitas y su entorno. Más de setenta años de historia que no solo abarcan las diferentes visiones arquitectónicas y urbanísticas que se han podido tener y proponer para la principal playa del municipio.
Estamos ante un relato de hechos, que va más allá de una sucesión de fracasados planes urbanísticos cuyas consecuencias las han pagado los ciudadanos y usuarios de la playa en general y los vecinos y vecinas del pueblo de San Andrés en particular. Es una parte muy importante de la historia reciente del municipio de Santa Cruz de Tenerife.