A algún representante de cierto sector de los cazadores le encantaría que el conejo (Oryctolagus cuniculus) fuese endémico de España, incluyendo las islas Canarias, que no fuese una especie invasora, que hubiese sido introducido por los fenicios en nuestro archipiélago, y que la recién creada ACBC (Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria http://www.acbcanaria.org/) no existiera.
Por mucho que elucubre al respecto, la ACBC existe, se fundamenta en la ciencia y desmiente sus reiteradas declaraciones al respecto en diversos medios de comunicación.
Empecemos. El conejo es un lagomorfo y no un roedor como ha dicho. El conejo no es endémico de España como también ha dicho. Es originario de la península ibérica (incluido Portugal), sur de Francia y de algunas zonas del noroeste de África, constituyendo una pieza básica en los ecosistemas mediterráneos. Su afirmación de que Canarias es España en sentido biológico es ignorar absolutamente lo que es la biodiversidad de este archipiélago. No, no señor, el conejo no fue introducido por los fenicios hace 3.000 años como usted no se cansa de insinuar.
Las crónicas francesas de la conquista (Le Canarien), en sus dos versiones, aluden a la fauna de Canarias (codornices, halcones, garzas, guirres, etc.), y como cualquiera puede comprobar no aparece ninguna referencia a conejos.
Por el contrario, Leonardo Torriani, en su descripción e historia de las islas Canarias, de finales del siglo XVI, sí que señala, refiriéndose a La Graciosa: “Este islote no tiene ni agua, ni árboles, ni animales salvajes (como escribió Plinio), sino solamente conejos que pusieron en ella los cristianos, como también en las otras dos” (estas dos se refiere a Alegranza y Montaña Clara). Además, Abreu Galindo, también por esas fechas, señala que los conejos fueron traídos a La Gomera por Sancho de Herrera (seguramente antes de 1535), y que fue Pedro Fernández de Lugo quien los llevó a La Palma.
La presencia de restos de conejos en yacimientos arqueológicos no prueba en absoluto su presencia en época prehispánica ya que las dataciones han sido realizadas sobre los estratos y no sobre los propios huesos. Y en cualquier caso, la definición de especie invasora no se basa en la fecha de su introducción.
Negar que el conejo sea una especie invasora y concluir que no causa daño es desconocer que la prestigiosa Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la ha incluido entre 100 de las peores invasoras del mundo (https://portals.iucn.org/library/sites/library/files/documents/2000-126-Es.pdf).
El propio gobierno de Canarias la considera especie introducida invasora https://www.biodiversidadcanarias.es/exos/especie/V00215 y el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, en la disposición adicional tercera, así lo contempla en el caso de las poblaciones introducidas en islotes deshabitados.
En definitiva, se puede ser a la vez cazador, crítico de trabajos científicos sin el conocimiento adecuado, ignorante de los textos históricos e incluso desconocer cuestiones básicas de la especie cinegética en cuestión.
AURELIO MARTÍN
Vicepresidente de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria (ACBC) http://www.acbcanaria.org/
Profesor jubilado del Departamento de Biología Animal de la Universidad de La Laguna