RUBÉN EXPÓSITO
Imagina que te apetece ir al Lago Martiánez, ese lago gigantesco de agua salada en el Puerto de la Cruz que lleva la inconfundible firma de César Manrique. Ese lugar que todo tinerfeño (y millones de turistas canarios, nacionales e internacionales) ha visitado en algún momento de los casi 50 años que lleva terminado. Esa maravilla que se adapta al entorno como un guante, como si hubiera nacido con la isla. Si vas ahora y llevas mucho tiempo sin ir, el choque visual será de frente, en seco, no hay suficiente agua salada que suavice el golpe.
Antes de entrar en detalles, recordemos un poco la historia de este pedazo de costa única en el mundo inventada a papel y lápiz.
En 1957 la zona conocida por los llanos de Martiánez sufriría una gran transformación. El Plan General de Ordenación Urbana de ese año preveía la construcción de varias infraestructuras, la avenida de Colón y sus vías transversales; al mismo tiempo se alzaron los hoteles Bélgica, Valle Mar, Las Vegas y Tenerife Playa. En estos años también se construyen las piscinas de San Telmo, que ocupan una superficie de 5.000 metros cuadrados. El conjunto constaba de tres piscinas y un restaurante-terraza.
En 1967, el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz encarga el primer proyecto de piscinas municipales, en la zona protegida por el muro de Martiánez, junto a las de San Telmo. Este proyecto lo dirigen los ingenieros Juan Alfredo Amigó y José Luís Olcina, los mismos que llevaron en su día a cabo la obra de las piscinas de San Telmo.
Durante el proceso de ejecución de la obra contrataron como paisajista a César Manrique. Es él quien transforma unas piscinas como las que hay que en cualquier parte en una obra paisajística única en el mundo. Su visión única es la clave de esta obra.
En total, ocupan una superficie de 8.000 metros cuadrados y en su diseño de superficies blancas combinadas con roca basáltica, terrazas en varios niveles y flora endémica va fabricando un paraíso costero, una imitación de lo que la naturaleza perfectamente podía haber decidido colocar allí a golpe de lava y mar. Además, Manrique proyectó dos piezas escultóricas espectaculares integradas en el conjunto: Los Alisios y La Jibia.
El proyecto quedó finalmente formado por las piscinas denominadas Los Alisios: Alisios Isla, Alisios Central e Infantil, todas ellas circulares. La mayor dispone de una isla-bar central decorada con motivos marineros y una gavia de pino de 25 metros de altura.
En 1970, Manrique propone a los ingenieros construir un enorme lago en el centro, les hace un dibujo de lo que quiere y les pasa la idea, estudian la viabilidad del singular proyecto del conejero y lo ven viable. Finalmente el Ayuntamiento afronta la ejecución del gran lago principal.
La isla del Lago, un islote en medio del lago conectado por un puente, forma parte de un proyecto posterior, otra maravillosa idea de César que comenzó en 1974 y que alberga dos edificaciones cimentadas bajo el nivel del mar. Una obra de ingeniería tan increíble que te deja boquiabierto en cuanto ves que hay hasta un ascensor al lado de una piscina que parte desde la superficie en un sentido descendente.
33.000 metros cuadrados en total, de los cuales 15.000 metros son solarium y 15.000 son piscina. César Manrique incorporó después varias esculturas al proyecto: Monumento al Mar (1977) ubicado en la piscina infantil y Barlovento (1977). También incluyó las obras: Raíces al viento y Homenaje a Wilhelm Reich, la primera formada por un grupo de árboles situados del revés y la segunda formada por un solo árbol, más robusto y achatado.
En 1976 el Ayuntamiento rescata e incorpora al conjunto de piscinas llamadas San Telmo, construidas en 1957, de 5.000 metros cuadrados de extensión. Este paso conforma el total de la obra que hoy en día visitamos.
¿Donde está el problema?
Si buscas, como haría cualquier turista, «Lago Martiánez» en el buscador más famoso, el primer resultado propuesto es la web oficial de Costa Martiánez, https://ociocostamartianez.com/, la responsable de este complejo y quien te ofrece comprar entradas para un día mágico e inolvidable. En dicha página, la cual invito a navegar, se muestra una realidad que no se corresponde con lo que ven tus ojos una vez que cruzas la entrada. El turista despistado, que vió en la web un complejo en perfecto estado, a pleno rendimiento, con restaurantes y quioscos abiertos junto a jardines perfectamente cuidados, no va a encontrar lo que le prometieron. Ni de lejos…
Tres de las piscinas están cerradas al paso con esta valla de obra, junto a una colección de bases para paragüas, y efectivamente no, la valla de tela de mosquitera no es una obra de Manrique….
La valla está tan bien colocada que es imposible pasar por más que lo intentes, la seguridad es extrema, protege perfectamente de cualquier peligro; menos mal que aquí no vienen niños…. (de tener niños pequeños, debes vigilarlos en cada momento, si un niño traspasa la valla el peligro está servido, entró en una zona donde podría hacerse daño…)
Salvo un quiosco en la entrada, el resto de ellos, en este inmenso complejo, están cerrados. Ir a comprar una botella de agua requiere comprar dos, una para cuando llegues y otra para cuando vuelvas… El pateo está asegurado; puedes ir admirando el paisaje o ir a ver la valla de obra de antes, tú decides…
Uno de los bares más bonitos, la isla-bar, parece haber sido asaltado por piratas y abandonado a su suerte, si te apetece, puedes jugar a ser barman en un pub imaginario…
Restaurante Lago, Buffet libre San Telmo, Alisios Burguer, Bar Terraza, Cafetería Lido, Cóctel-Bar El barco… todos estos lugares se ofertan en la web oficial, pero ninguno de ellos está abierto. Si quieres una comida decente, vete vistiéndote porque debes salir del complejo…
En la isla del gran lago, en el centro del complejo, también encontramos un paisaje desolador: los restos de lo que un día fue otro bar o un restaurante, o vaya usted a saber qué hacen estas máquinas de hostelería oxidándose a plena vista…
En la isla principal debería estar funcionando el buffet; así se oferta y hay un cartel que se puede ver en la pared al fondo, en él reza el horario, pero por más que insistas en ir a lo largo del día, todo continúa cerrado y tapado.
Una de las obras más complejas y audaces para los ingenieros y obreros fue el ascensor que baja hasta estar por debajo del nivel del mar. No hace falta decir que no funciona… Cualquiera sabe lo que puede haber tras esas puertas…
Existen unas escaleras para llegar al nivel inferior, donde lleva el ascensor, pero una vez que las bajas no se puede saber qué hay tras unas tintadas cristaleras, intuyes que debajo hay un gran salón pero te quedas sin saber adónde conduce el ascensor más extravagante que has visto en tu vida…
La afluencia es muy escasa, las fotos son de un domingo, un día tradicionalmente clásico para ir a este tipo de sitios pero da la sensación de que nadie conoce este lugar. Con el que te cruzas es un nostálgico de Manrique, un despistado o uno que compró las entradas en la web oficial, no hay muchas más posibilidades.
Los carteles de «Loro Parque» o «Siam Park» en las recepciones de los hoteles, donde los comerciales venden excursiones, son tan grandes y vistosos que no dejan ver nada más. Y en las calles ocurre los mismo, ni rastro de promoción del «Lago Martiánez». Incluso pasando por la puerta, paseando por ese tramo de costa plagado de hoteles, restaurantes y tiendas ni te enteras de lo que hay a escasos metros de ti, salvo que vengas intencionadamente.
El año pasado, el lago principal estuvo cerrado por avería en las tuberías del agua, el Ayuntamiento aprobó una reparación de urgencia y gastó 1 millón de euros en poner a funcionar lo básico. Después de unos intensos trabajos de mejora y mantenimiento lo reabrieron tras 49 días, pero allí quedaba mucho por hacer, a pesar del entusiasmo que mostró en su día la responsable política de esta área en el Ayuntamiento, Sandra Rodríguez, por evitar el cierre de las instalaciones. Teóricamente el montante completo para las reparaciones era de 5 millones de euros, el primer millón «era solo la primera fase» según aseguró Rodríguez, la edil de CC, en el pleno del Ayuntamiento en marzo de 2018. Ha pasado más de un año y no hemos llegado a «la segunda fase» ni a ninguna «fase», hemos llegado al desfase….
Con todas estas emociones encontradas, desde disfrutar de las piscinas que funcionan (que siguen siendo una maravilla) a encontrar desperfectos en muchos espacios, veo que se hace tarde y comprendo que es hora de irse. Vamos al servicio antes de abandonar el recinto, que ya tenemos suficiente por hoy, pero la última sorpresa del día me aguardaba (me tuve que poner en una pequeña cola): sólo hay un lavabo, los otros dos los arrancaron… «Al igual que han hecho con la memoria de Manrique», pienso, y una vez he terminado de lavarme la cara para quitarme el salitre y despertarme de este mal sueño, me encamino hacia la salida.
¿Es tan importante este lugar?
El Complejo Turístico Costa Martiánez fue reconocido hace 5 años como el segundo parque acuático más importante de España y Europa, y el decimoquinto del mundo, en los premios Travellers Choice Attractions. A lo largo de sus casi cinco décadas de historia, más de 40 millones de personas han visitado sus instalaciones, recibiendo a ilustres visitantes del panorama político, social y cultural de todo el planeta. Es un lugar único en el mundo y su diseño tan peculiar es, ha sido y será, objeto de estudio por infinidad de ingenieros y arquitectos.
Este trozo de costa que nació de la imaginación para plasmarse con mucho esfuerzo en una realidad está pidiendo auxilio. Esta situación debe cambiar de manera inmediata, debemos proteger lo que por derecho nos pertenece, y este legado está sufriendo la desidia de quien no valora lo que tiene, y eso, sobre todo en una tierra donde la industria principal es el turismo, es muy peligroso, tanto o más que la severa ofensa a la memoria de uno de nuestros canarios más ilustres.