PLANETA CANARIO
Recientes estudios reflejan que en torno al 80% de las palmeras de Lanzarote está afectada por el picudo de las cuatro manchas, un parásito que reduce considerablemente la capacidad fotosintética de la planta.
Así lo ha advertido el Cabildo conejero, que, con la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el cambio climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias ejecutarán un plan de control y erradicación de la plaga de Diocalandra frumenti (o picudo de las cuatro manchas) para salvar el palmeral de Lanzarote.
El problema esta tal que es necesario actuar “de forma urgente” frente a un parásito invasor que arribó a la isla en ejemplares foráneos importados, principalmente desde el sureste asiático, y que se ha convertido en una amenaza “real” para la supervivencia del palmeral de Lanzarote, según alerta en nota de prensa la presidenta del Cabildo, Dolores Corujo.
Los trabajos los llevarán a cabo técnicos y personal especializado de la empresa pública Gestión del Medio Rural de Canarias (GMR) en dos fases. Inicialmente, se realizará un diagnóstico del estado tanto de los palmerales naturales como de los ejemplares localizados en las zonas verdes de la isla.
Una vez se disponga de los resultados, se aplicarán los tratamientos fitosanitarios adecuados en los ejemplares afectados para “iniciar su recuperación, por un lado, y frenar la propagación del parásito a las palmeras del entorno, por otro”.
Este convenio tiene un presupuesto inicial de dos millones de euros que serán sufragados en un 50% entre el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Lanzarote, y una duración de cuatro años.
“El abandono y la desidia de anteriores administraciones han provocado una situación límite en uno de los palmerales más significativos del archipiélago por su importancia paisajística, su atractivo turístico y su valor ornamental, al punto que una simple inspección visual”, señala Corujo, “pone de manifiesto que su estado de salud dista, y mucho, de poder considerarse no ya óptimo sino adecuado”.
La mandataria insular asegura que se va a hacer todo «cuanto sea necesario para recuperar uno de nuestros elementos naturales más representativos y simbólicos de la isla, pero es indispensable el compromiso de administraciones públicas, entidades privadas y particulares con las normas de prevención y la aplicación de los tratamientos indicados para que podamos volver a disfrutar del palmeral sano y hermoso que hace inconfundible nuestro paisaje”.

El Diocalandra frumenti es un escarabajo de pequeñas dimensiones (5 mm), que se detecta por primera vez en Canarias en Marzo de 1998 en ejemplares de palmera canaria (Phoenix canariensis) en Maspalomas, Gran Canaria. Posteriormente se ha detectado en las islas de Fuerteventura, Lanzarote y más recientemente en la isla de Tenerife, situándose los focos en la
zona de Los Cristianos, Candelaria, Valle de Guerra y Santiago del Teide, según explica la empresa pública Gestión del Medio Rural (GMR) en su web.
Las larvas hacen galerías en raíces, inflorescencias, frutos y hojas de las palmeras. Normalmente, en las galerías de entradas se observan unos exudados gomosos característicos.
Las larvas son el causante del amarillamiento prematuro y el colapso de las hojas de la palmera, apareciendo orificios de pequeño tamaño, en la base de los peciolos, tanto en hojas nuevas como en las más viejas.