RUBÉN EXPÓSITO
En la isla con las playas más exhuberantes del Archipiélago, los grabados en el barranco de Tinojay, en Fuerteventura, no son conocidos para muchos. Este singular accidente natural está formado por varias bancadas que descienden suavemente desde el pueblo de La Caldereta en La Oliva, hasta la playa de los Valdivias.
Todo este espacio estuvo ocupado por los mahos durante largo tiempo, donde se dedicaban al cuidado de sus animales y a la agricultura. Este privilegiado lugar fue observatorio de toda clase de acontecimientos en el mar, como las arribadas de barcos a la costa de la isla, cuyas imágenes quisieron perpetuar por medio de los grabados realizados en las rocas del barranco de Tinojay.
El principal motivo de los grabados en las paredes del Tinojay es la representación de barcos. En este lugar están representadas naves procedentes de diversos pueblos de la antigüedad, como pueden ser barcos fenicios, púnicos, egipcios, cretenses, griegos, galeras romanas, carabelas, galeones, jabeques berberiscos, balandras o elementos de los mismos, velas cuadradas, trapezoidales, triangulares, cofas, espolones, palos mayores, mesanas y trinquetes.
Los grabados del Tijonay son un referente para la cultura canaria debido a su variedad e importancia como línea temporal que conecta de manera directa con los primeros pobladores de Fuerteventura.
Algunas de estas manifestaciones son estimadas por los investigadores como coetáneas a la época aborigen, con un origen histórico desde las primeras expediciones a las Islas Canarias de barcos europeos que cubrían rutas africanas, un período que abarca de finales del siglo XIII hasta finales del siglo XV.
El barranco de Tinojay fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica en el Decreto 137/2006, de 13 de octubre.
Los petroglifos del Cavadero (La Oliva)
Uno de los yacimientos con grabados más interesantes de la isla son los petroglifos del Cavadero. Dados a conocer por primera vez por el militar Juan Muñoz Amezcua en el año 1989, destaca una serie de inscripciones alfabéticas que no han estado exentas de polémica sobre su origen según los expertos.
Según Muñoz Amezcua, los grabados se sitúan en ambos márgenes del barranco, estructurados en cinco núcleos que a su vez se fraccionan en trece sectores que suman un total de ochenta y seis paneles. Entre los motivos representados los hay alfabetiformes (con distinta variedad de técnicas) o con temática geométrica. Los signos alfabéticos corresponden al líbico-bereber y fundamentalmente a la escritura conocida como líbico-canaria, líbico-latina o cursiva pompeyana.
Una escritura que es propia de los indígenas mahos (majos), dado que sólo ha sido encontrada en Lanzarote y Fuerteventura. En el norte de África, el investigador René Rebuffat ha documentado en el yacimiento de Bu Njem (Libia) un tipo de escritura con caracteres extraordinariamente similares a los de la líbico-canaria.
Los signos escritos en Fuerteventura aparecen mayormente en posición horizontal y no vertical, a excepción de la inscripción vertical de El Cavadero, como es frecuente en los alfabetos de tipo líbico-bereber de las islas y de África.
La grafía líbico–canaria se realiza con técnica incisa, y sólo en el caso del barranco del Cavadero se han grabado haciendo uso de piqueteado contínuo. En las diferentes investigaciones, existen algunos puntos donde los expertos no se ponen de acuerdo en algunos detalles, lo que si es unánime es que La Oliva, en la isla majorera, es un lugar clave para entender una parte importante de la historia de los primeros pobladores del Archipiélago.