VÍCTOR YANES
En la isla de La Palma siempre suceden cosas. Pequeña isla del Atlántico, en la que cohabita la regia tradición con un activo pensamiento vanguardista, creando un sorprendente escenario lleno se sorpresas. La sociedad palmera tiene bien definidos los contrapesos que equilibran las fuerzas y crean el dinamismo y la pluralidad.
Un ejemplo de la efervescencia de esa brillante cultura alternativa presente en la isla, la representa la asociación sociocultural Mareando. Fundada en 2007, ha desarrollado una intensa actividad cultural y social en el espacio urbano. Pero los propios funcionamientos de las organizaciones humanas establecen, en ocasiones, necesidades individuales y colectivas que guían el trabajo por desarrollar. Bajo esta premisa, el colectivo Mareando pone en marcha el proyecto de la Casa Amarilla de las Ledas en 2014. Un inmueble de gran valor patrimonial ubicado en el municipio de Breña Baja.
«Somos independientes de injerencias institucionales»

Hablamos con Luismi Castillo, uno de los fundadores de la idea, que comenta a PLANETA CANARIO que han «establecido en la Casa Amarilla su trabajo sociocultural, sumándole lo que hoy es uno de los pilares de la casa, la agricultura ecológica».
«La vivienda y la finca son de propiedad privada y siempre hemos tratado de alcanzar las mayores cuotas de autogestión posible, para que nuestra actividad permanezca independiente a cualquier injerencia institucional”, lo que no significa que los miembros de este colectivo cultural, no hayan colaborado, de forma puntual, con algunos ayuntamientos y el Cabildo para mejorar la oferta cultural de la isla.
La Casa Amarilla abre sus puertas con un concepto inicial de espacio sociocultural en un barrio periférico La actividad y producción agrícola ha supuesto el principal motor de autogestión económica. “Con nuestra explotación y nuestro sistema de venta basado en la cercanía y en la confianza entre consumidoras y productoras, proponemos un modelo de consumo local justo y de garantías; en ese sentido, realizamos acciones formativas relacionadas con la agricultura y la gastronomía sanas y ambientalmente respetuosas” precisa Luismi.
Esta actividad, basada en el desarrollo de la agricultura ecológica va de la mano de la promoción de la cultura, porque organizar y convocar eventos culturales de diferente naturaleza en La Casa Amarilla, es una clara apuesta por descentralizar la cultura y llevarla a los barrios alejados de los centros urbanos. “La respuesta a dicha oferta cultural en estos casi cinco años ha sido buena en la mayoría de las ocasiones”, asevera.
El trabajo de estos cinco años de andadura empieza a dar sus frutos. El proyecto se ha convertido en emblemático en la isla de La Palma, combinando desde sus inicios, las tareas de mejora del inmueble con la creación de una finca ecológica y un puesto de venta directa de los productos cosechados, junto con la elaboración de una agenda cultural y formativa.
Su manera de trabajar es pionera y, para Luismi Castillo, el mayor logro que ha conseguido la asociación es su propio funcionamiento “de forma asamblearia, con bastante independencia económica, tratando de crear autoempleo relacionado con la agricultura y la cultura, y planteando un modelo de consumo y desarrollo a contracorriente.»
Además, la Casa Amarilla cuenta con la posibilidad, para personas interesadas, de pasar un tiempo conociendo el proyecto, compartiéndolo y trabajando en régimen de voluntariado.