VICENTE PÉREZ
Un grupo de militantes de Ciudadanos (Cs) en Tenerife ha empezado a hacer circular una carta, para la cual se recogen firmas internamente y de forma pública en internet, dirigida al líder nacional del partido, Alberto Rivera, en la que exponen su «desconcierto» y malestar por las directrices que han dado para los pactos las dirigentes regionales Vidina Espino -que fue la cabeza de lista autonómica- y Teresa Berástegui, y que implicaban mantener en el poder a CC-PNC en diversas instituciones, entre ellas el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de la capital tinerfeña
Unas directrices que estos afiliados tachan de «traición» al electorado, ya que, según exponen en la misiva, «nuestra principal bandera en la campaña fue la de situar a Coalición Canaria en la oposición y regenerar las instituciones a todos los niveles».
Por ello, muestran su malestar por que precisamente por las expulsiones de sus dos concejales en el Ayuntamiento de Santa Cruz, y el expediente de expulsión abierto a sus dos consejeros en el Cabildo de Tenerife, precisamente por haber apoyado un cambio político de la mano del PSOE, que deja fuera del poder a CC y sin que estos acuerdos supongan pactos de gobierno con Podemos.
Por ello, los firmantes de la carta reclaman a Rivera que examine las circunstancias de Canarias y revise las medidas disciplinarias impuestas.
Antes de las elecciones, los mensajes de Cs no dejaban lugar a dudas de cuáles eran las líneas rojas del partido: no pactar con nacionalistas, ni con Podemos, ni con Vox, ni con imputados. Después de los comicios, el Comité de Pactos de Cs en Canarias, integrado por Espino, Berástegui y José Guerra, dio directrices que implicaban mantener a CC en el poder en el Gobierno canario, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de la capital tinerfeña.
«Nos presentamos al 26-M para combatir la corrupción y nepotismo»
En la carta, que además está publicada en Change.org para recabar firmas «los abajo firmantes, coordinadores y cargos electos de Tenerife» se dirigen a Rivera para recordarle que Cs se presentó a las elecciones «para combatir el nacionalismo que en Canarias está profundamente marcado por una corrupción que lleva décadas instalada en el poder gracias a un nepotismo que impone la mediocridad agradecida frente al talento, y que ha dado lugar a una ineficacia sistémica que tiene a esta comunidad situada a la cola de todos los indicadores».
Exponen que, para la negociación de pactos, Cs decidió tener como socio preferente al PP, pero que este decidió que en Canarias su socio preferente era CC, lo cual supuso «un dilema ético y político» para los cargos públicos de la formación naranja pues pactar con los populares implicaba apoyar a Coalición Canaria, «lo cual chocaba frontalmente con nuestros principios y con la palabra dada a nuestros votantes en campaña.
Por otro lado, enfatizan que tienen «muy claros y compartimos los límites marcados por el partido: no negociaríamos ni pactaríamos ni compartiríamos gobiernos con Vox, Podemos, nacionalistas ni imputados. Y el resultado electoral en las citadas instituciones, «solo permitía apoyar a los socialistas canarios».
«Gracias a nuestro esfuerzo y compromiso, no sólo estamos presentes en el gobierno de dos de las principales instituciones canarias, sino que hemos hecho historia situando a Coalición Canaria a la oposición, y ello sin negociar, pactar ni gobernar con Vox, Podemos ni personas imputadas», afirman en la carta.
Un Comité de PActos de Cs con «extrañas alianzas con CC»
«Sin embargo, estas semanas hemos tenido que presenciar con desconcierto e incluso desasosiego, cómo el Comité de Pactos se situaba en una postura diametralmente opuesta, apostando por extrañas alianzas con Coalición Canaria, colisionando con el resto del partido y con los principios que nos mueven y mantienen unidos a este gran proyecto de centro y liberal», se quejan los firmantes del escrito.
Este sector crítico de la militancia del partido naranja en Tenerife asegura «desconocer los motivos de tan inexplicable postura», pues alegan que ni han sido informados, ni pueden -porque lo tienen «prohibido»- reunirse las agrupaciones, los coordinadores o los cargos electos entre sí, ni los órganos nacionales han escuchado sus quejas.
Protestan por el castigo impuesto a los concejales y consejeros «expedientados en circunstancias muy desafortunadas por desoír presuntamente al Comité de Pactos que les exigía, sin justificación alguna conocida, traicionar lo más esencial de Ciudadanos: incumplir la palabra dada a los votantes y hacer lo contrario a aquello para lo que les pedimos el voto», eligiendo, por tanto, «no traicionar a todos los compañeros y decenas de miles de votantes, aún a riesgo de ser expulsados de este proyecto, precisamente por compromiso con el mismo».
Quienes han promovido este movimiento interno en Cs no quiere marcharse del partido, pues están «orgullos de haber hecho Historia contribuyendo de forma determinante a la regeneración política e institucional más profunda que ha disfrutado Canarias desde la transición». Y previenen al líder nacional de que ha ydos opciones para el partido en el Archipiélago: «4 años para crecer exponencialmente, implantar el proyecto y trabajar por nuestros vecinos, o implosionar y diluirnos en un mar de tristeza y desconcierto».