PLANETA CANARIO
El Ayuntamiento de La Laguna ha adjudicado las obras para la demolición del antiguo hotel Neptuno, en Bajamar, una intervención que la ciudadanía de la comarca nordeste lleva años reclamando debido al deterioro del inmueble y a los problemas de seguridad que genera, según informa el propio Ayuntamiento en un comunicado.
La actuación ha obtenido además autorización judicial para acceder al inmueble, emitida por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Santa Cruz de Tenerife, lo que despeja el último obstáculo legal para su ejecución.
El edificio, construido a finales de los años cincuenta, lleva décadas abandonado y en estado de ruina. Su situación se declaró oficialmente en 2019, pero los recursos presentados por la propiedad y los trámites judiciales han retrasado cualquier actuación definitiva.
El contrato ha sido adjudicado a la UTE formada por Construcciones y Excavaciones Erri-Berri SL y Construplan Construcciones y Planificación SLU, por un importe de 395.000 euros. En total, nueve empresas presentaron ofertas para hacerse con el proyecto, de acuerdo con la nota municipal.

La demolición se ejecutará bajo la fórmula de actuación subsidiaria, lo que implica que el Ayuntamiento asumirá inicialmente los trabajos, aunque el coste deberá ser abonado por la sociedad propietaria del complejo.
Esta medida se adopta, según el consistorio, tras la negativa de la propiedad a acometer por su cuenta las obras de rehabilitación o demolición, a pesar de la declaración de ruina.
El proyecto contempla la retirada completa del edificio principal, la piscina, el restaurante y quince bungalós anexos. Los trabajos se prolongarán durante seis meses y se realizarán bajo supervisión técnica y medidas de seguridad específicas, añade el comunicado.
Actualmente, la empresa adjudicataria y la dirección facultativa elaboran el Plan de Salud y Seguridad, paso previo a la firma del acta de replanteo que permitirá iniciar los trabajos sobre el terreno. Las fechas exactas se fijarán en ese documento técnico.
Durante las obras se prevén cortes puntuales de tráfico y restricciones de acceso en la zona, que el Ayuntamiento asegura que comunicará con antelación a los vecinos. También se prevé la celebración de reuniones informativas con la ciudadanía para detallar el proceso.

El estado del complejo ha sido objeto de continuas quejas vecinales por el riesgo que supone la estructura deteriorada y por el impacto visual en uno de los enclaves turísticos más conocidos del litoral lagunero. En los últimos años, el recinto se había convertido en un espacio abandonado y peligroso.
Respecto al futuro del suelo una vez demolido el edificio, el Ayuntamiento recuerda que se trata de una propiedad privada y que cualquier iniciativa posterior deberá ajustarse a la normativa urbanística y ambiental vigente. No hay, por el momento, ningún proyecto definido para el solar.
La Gerencia de Urbanismo sostiene que la prioridad actual es eliminar un foco de riesgo y recuperar un entorno degradado. La demolición busca cerrar un largo episodio de enfrentamientos administrativos y judiciales entre el consistorio y la empresa propietaria.
Con esta actuación, La Laguna intenta avanzar en la recuperación de su franja costera y en la mejora del paisaje urbano de Bajamar, una asignatura pendiente desde hace demasiado tiempo, según la información municipal.