La Red contra la Crueldad Animal exige, con el aval de veterinarios, el fin del sufrimiento de los camellos en cabalgatas

El colectivo animalista se apoya en un informe de la asociación de veterinarios Avatma, que concluye que el empleo de estos animales en desfiles, "pese a no existir, aparentemente, violencia física, producen un maltrato emocional, que provoca daños y angustia injustificada"

PLANETA CANARIO

La Red Canaria Solidaria contra la Crueldad Animal ha reclamado a los ayuntamientos canarios, y a las administraciones públicas en general, que cese el empleo de camellos o dromedarios en las cabalgatas de Reyes Magos, porque alega que tal actividad «les causa sufrimiento de manera innecesaria y solo para el disfrute las personas, sin tener en cuenta los efectos que tales actos tienen sobre estos animales»

En este sentido, este grupo animalista recuerda que desde el punto de vista científico, el sufrimiento animal en estos espectáculos ha quedado certificado y demostrado por la Asociación de Veterinarios contra la Tauromaquia y el Maltrato Animal, un colectivo que agrupa a casi 500 profesionales de toda España.

La Red anuncia que a partir de ahora, con miras a las navidades del próximo año, va a hacer un listado de ayuntamientos que emplean camellos en cabalgatas de Reyes (lleven o no carga), o vacas en romerías, para «concederles el título de Vergüenza de la Humanidad», al igual que concederá un distintivo de reconocimiento positivo a los que se distinga por erradicar estas prácticas «inmorales» e «impropias de una sociedad avanzada».

Conclusión de veterinarios: «A los dromedarios se les causa un estrés innecesario»

«No hay tradición cultural que merezca ser conservada si se basa en hacer sufrir a los animales; hace 2.000 años, cuando nació Jesúcristo, y  hasta épocas no muy lejanas en nuestro país, estaba justificado caminar a lomos de dromedarios, e incluso podría entenderse hoy como un mal necesario en regiones del planeta donde aún la pobreza no permite tener otro medio de tracción, pero lo que es absolutamente inmoral y cruel es que en países donde ya no hay necesidad de emplearlos, se siga haciéndoles cargar o estresándolos solo por una pura diversión, lo cual además es un mal ejemplo para la infancia»,  señala este colectivo animalista.

Por ello, la Red asegura que el título de Vergüenza de la Humanidad se lo merecen de momento municipios como La Laguna, donde se siguen utilizando camellos en cabalgatas de Reyes, pese a que su ordenanza municipal reguladora de la protección y tenencia de animales de compañía, en su artículo 12, literalmente prohíbe «maltratar, agredir o causar daños, cometer actos de crueldad o afectar negativamente de forma física o psicológicamente a los animales» y esta normativa deja claro que «la utilización de animales en espectáculos, peleas, fiestas populares y cualquier otra actividad que pueda derivar en crueldad y malos tratos, daños, sufrimiento, degradación, burlas o tratos antinaturales».

Para sustentar sus argumentos, la Red destaca que Avatma sostiene en un informe científico que «las prácticas a las que se ven sometidos los animales en las actividades que se han venido celebrando hasta ahora, pese a no existir, aparentemente, violencia física, les producen un maltrato emocional, que provoca daños y angustia injustificada».  «No se encuentran en un medio idóneo para manifestar su comportamiento natural cuando se ven introducidos en ambientes antinaturales como los que les rodean en los espectáculos en los que son utilizados», concluye la asociación de veterinarios, que añade que «ninguno de esos individuos está adaptado a las condiciones antinaturales que les suponen desfilar y estar expuestos a golpes y caídas sobre el asfalto y a andar entre el gentío, la música, los gritos, las luces artificiales, los destellos de los flashes e incluso algún eventual elemento de pirotecnia, una actividad que implica someter, a unos animales asustados, a un considerable estrés».

«No es ético, y es antipedagógico, causar sufrimiento físico o psicológico»

Enfatiza Avatma que «partimos de la base ética (y legal) de que los animales no deben estar sujetos a actos que les supongan sufrimiento físico o psicológico, y deben recibir un trato que, atendiendo a sus necesidades etológicas, procure su bienestar». Y advierte de que «el estrés o sufrimiento al que se ven sometidos estos animales no se limita únicamente al momento del desfile, sino que debe ser considerado desde su origen: su introducción en los vehículos, su traslado, y finalmente el tiempo que transcurren recorriendo el duro asfalto de la ciudad entre el estruendo y el bullicio de la gente».

Este grupo de veterinarios considera que » las administraciones locales deberían favorecer y potenciar las conductas cívicas y de respeto de la ciudadanía hacia los demás animales, especialmente entre los más jóvenes, y ello comienza por el compromiso de no volver a permitir el uso de animales en este tipo de espectáculos, empleando más creatividad para ofrecer alternativas éticas de ocio, que puedan ilusionar y divertir sin que decenas de individuos se vean perjudicados por ello». «De lo contrario, señala Avatma, «el mensaje que se está lanzando es antipedagógico para los niños, ya que se les da a entender que es lícito y adecuado obligar a los animales a hacer lo que deseemos para nuestra diversión.

Para estos veterinarios, y como defiende igualmente la Res Solidaria Canaria contra el Maltrato Animal, que «el ser humano tiene una obligación urgente que incorporar aún a sus códigos de conducta: el respeto y la compasión hacía todos los animales». «Estos valores deberán estar presentes de forma prioritaria en sus principios morales, lo que nos conducirá a dotarlos de una vida digna, de bienestar, y a no someterlos a maltratos ni a padecimientos innecesarios», concluye.

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