VICENTE PÉREZ
Ramonof es una palabra con reminiscencias rusas. Pero nada más lejos de la realidad: es el acrónimo, como nombre artístico, del fotógrafo Ramón Otero Fernández. Grancanario, vinculado a Galicia, es un enamorado de Vegueta, el casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad donde nació. Un barrio del que ha sido testigo de su decadencia y abandono, y también de su recuperación, y al que mira con el espíritu crítico que solo es posible cuando de verdad se ama un lugar.
En realidad, Vegueta es parte de él, y cada maltrato a un edificio es como si el castigo se lo infligieran a él, y cada restauración una caricia de felicidad en su propia piel.
Lleva años consagrado a preparar un libro sobre este casco histórico, donde ha recorrido palmo a palmo sus calles y ha entrado decenas de edificios privados, y en los públicos, para retratar, por así decir, el alma de un barrio. Su paisaje y su paisanaje, porque una ciudad cobra sentido con el aliento de sus habitantes.
Según sus propias palabras, aprendió «a comer, hablar y andar en el Tablero, de Maspalomas», en el sureño municipio de San Bartolomé de Tirajana. Durante su niñez y juventud, vivió en Sardina del Sur y Agüimes. Entró en el servicio militar voluntario con 17 años en la Base de Gando, donde estaba cuando se produjo el golpe de Estado del coronel Tejero, en 1981. Tras la mili, su familia se trasladó a Santiago de Compostela donde residió 13 años, luego en La Estrada (Pontevedra) y vuelta a las cercanías de Santiago, en el municipio de Brion. Fueron 25 años viviendo fuera de Canarias. Retornó en 2007.
Como freelance ha trabajado y colaborado en diversos medios y empresas: Galaxia TV, Revista RTVG, TADEL S.L (Santiago), IMAXE Foto (Santiago), Foto Prisa (Arzúa), M.C. Fotos (La Estrada), Fotos Bernabé (Lalín-Pontevedra), FotoCliC(Santiago), La Voz de Galicia (Santiago), Laboratorio Galicia Color S.L., Laboratorio Industrial Q-Lab Kodak (La Coruña)… Además, trabajó como fotógrafo aéreo en Aero Imagen S.L. (Santiago de Compostela). En Galicia tuvo además estudio y laboratorio propios.
Ha impartido cursos en academias gallegas y en la Universidad de Santiago de Compostela, donde creó la Fotototeca de este centro docente.
Ya en Tenerife, trabajo en Canarias 3D SL., ha sido ponente en en el Master Universitario en Tecnologías de la Información Geográfica y Ordenación del Territorio orientado al Paisaje, de la Universidad de La Laguna (ULL), así como en el Master en Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. También ha sido docente en cursos organizados por diversas entidades, como el Cabildo de Gran Canaria.
El siguiente vídeo muestra alguns de las miles de imágenes que Ramonof ha captado de este barrio histórico de la capital grancanaria:
En conversación con PLANETA CANARIO, expone su proyecto de libro sobre Vegueta y desgrana las sensaciones que este conjunto histórico le ha producido a lo largo de su vida.
¿Cómo dio usted los primeros pasos en la fotografía?
«Ha sido gradual y desde diferentes ángulos los que han influido y sin ser consciente de ello; el extenso álbum familiar, mi madre y su vocación de fotografiarnos a nosotros y los lugares que visitábamos, mi padre con el super 8 en los viajes y excursiones familiares, de los sellos y postales que se recibían en casa y que coleccionaba, de libros y revistas que había de viajes, … de los paisajes que se veían en las películas del Oeste. Luego en excursiones y acampadas con los amigos, era el que llevaba cámara de foto. El deseo de explorar, conocer, curiosear,…y mostrar de forma visual lo que veía… el no disponer de la habilidad materna de plasmarlas en dibujo o pintura. Sobre todo a acuarela. Ya de forma consciente y oficial, fue el año 1985 con el ingreso en la Escuela de Arte Mestre Mateo de Santiago de Compostela, y decidí desde ese momento que era lo que quería dedicarme profesionalmente. ¿O sería cuando, al lado de la antigua tienda de Tejidos Said frente al Mercado, mi madre me compró una cámara, que al disparar y por lo que era el objetivo, salía la cara de un payaso?
¿Por qué se decidió a retratar Vegueta?
Han sido varios los motivos. Quiero ser los ojos a través de la que otros puedan ver y admirar este barrio y se sientan atraídos a experimentarlo con sus propios ojos.
También es un homenaje, un tributo personal a este histórico barrio, que, tras 178 años desde la invención de la fotografía, no cuenta con algo análogo. Mi intención es documentar, difundir, enseñar nuestro patrimonio, mostrar sus fortalezas y debilidades, que sirva de toma de conciencia de denuncia ante la suciedad y el abandono que padece, de las barbaridades urbanísticas que se han realizado y siguen haciéndose, del abuso de este espacio para botellones y actividades deportivas, que al final la dejan llena de orines y basuras. Quiero transmitir también que este idílico lugar no es inmune al deterioro por sí mismo, sino también por la dejadez de autoridades y la desvalorización de los propios canarios. Además, deseo mostrar que Vegueta no se reduce solo a la plaza de Santa Ana y la Casa de Colón.
Pero también con mi iniciativa apoyo la revalorización de lo que en ciertos momentos se consideró como viejo y decadente, que es nuestro legado, nuestro patrimonio, parte de nuestra identidad, un espacio turístico, un reclamo más para la promoción de la ciudad. Es un apoyo a una nueva propuesta como Patrimonio de la Unesco, al Nuevo Guiniguada, a promover una mayor conciencia de lo que tenemos, de nuestra idiosincrasia, un peldaño más entre otros muchos de los que amamos lo nuestro»
Además, intento plasmar aquel barrio que de pequeño y ajeno al tiempo tenía la sensación de que en algún momento, en algún rincón o tras una puerta todavía, me podría encontrar con aquellos primeros habitantes, observarlos y escuchar sus historias».
-¿Cómo ha sido esta labor desde el punto de vista profesional?
«Primero ha habido una labor de visitas, documentación, contactos, permisos, pruebas, … A nivel fotográfico se trata de documentar sus calles, plazas, balcones, puertas, patios,…no solo del exterior o de aquellos espacios interiores de fácil acceso , sino lo que se encuentran tras sus muros, así como todo aquello que por motivos varios son de difícil acceso. No solo es una visón a nivel estético, incluye escenas diarias de sus gentes, enmarcadas en estos lugares, puntos de vista inéditos, juegos de luces, formas, colores, textura… Mostrar lo que es Vegueta, en todos sus detalles, en los que nadie se percata o esos momentos de luz que crean ambientes con encanto».
– Es decir, no se trata solo un retrato, por así decir, panorámico, sino que propone usted entrar en los infinitos detalles de Vegueta…
«Sí, porque una casa, un edificio, es como un cuerpo: su fachada es el rostro o cara; sus ventanas, los ojos; su puerta es la boca; el patio sus pulmones. Todas las puertas, ventanas, balcones, patios… reflejan personalidades, cuentan historias de un pasado, un presente… Las hay elegantes, humildes, abandonadas, presumidas,…balcones y ventanas muertas y también muy vivas, llenas de flores y cuidados».
-Una ciudad histórica no es únicamente su fachada, como usted dice, aunque esa sea la imagen que solemos llevarnos de casi todos sus edificios. En ese sentido, con su libro y su labor tal vez muchos se asombren de esa otra Vegueta interior….
«Sí, quiero reflejar el interior tanto de aquellos edificios muy conocidos y acceso público, como de los privados, ya sean humildes o de abolengo. De aquellos y de aquello que los particulares deseen mostrar, compartir y sea útil a la memoria. Desde su patio, zaguán, tallero… a detalles y estancias personales y a ellos mismos, en interacción con la parte de la casa que deseen. Son intimidades, un barquito de vapor de juguete, un lámpara, la primera caja fuerte del ayuntamiento…, todo aquello que nos quieran regalar sus moradores. El simple hecho de que te abran sus puertas y encima te permitan fotografiar su patio, es toda una satisfacción, una muestra más de la hospitalidad canaria y el deseo de muchos de la puesta en valor de nuestra historia».
– Supongo que le resultará complicado seleccionar y dar por acabado este proyecto, porque es una ciudad viva, y siempre habrá rincones y momentos que retratar…
«Sí, es un proyecto difícil de cerrar en un solo bloque, porque cada día surgen y ves nuevas posibilidades, por lo que creo que me acompañará siempre creando distintas aproximaciones».
-¿Su intención es publicarlo todo este trabajo en un solo volumen?
«En principio, en un solo libro de imágenes a color. Un libro que va aunar los medios impresos con los medios digitales a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Si se añadiera todo el contenido gráfico, saldría un libro muy costoso o en una colección de libros. La RA nos permitirá disponer de ese libro con todas sus vertientes. Será un libro cuyo contenido gráfico o textual se podrá actualizar o ampliar en cualquier momento, a la vez que permitirá compartir enlaces a temáticas análogas o relacionadas».
-¿Se editará solo en español?
«No, en tres: español, inglés y alemán o como mínimo en los dos primeros. Todo dependerá de la financiación que se pueda disponer en el momento de editarlo».
-¿Cuál será el planteamiento de este libro?
«Deseo que sea muy ameno de consultar y de disfrutar, a la vez que te muestre el barrio, su historia, su idiosincrasia,… a través de anécdotas, poemas, referencias curiosas… Un libro cómodo de ver y leer, que incite a verlo muchas veces, que sea agradable a sumergirse en este espacio, que incite a visitar Vegueta. Ya en la parte digital, será un libro más amplio, dinámico e interactivo y con muchas sorpresas»
-Usted conoce Vegueta como la palma de su mano. ¿Qué rincones le gustan más del barrio y por qué?
«De exteriores, y no por orden de preferencia: la plazas Cairasco, Las Ranas y Santa Ana, la plazoleta del Espíritu Santo… De interiores, y en cuanto a los 61 patios y otras estancias que actualmente he visitado, los hay para cada ocasión: patios con vistas, patios para el recogimiento, patios para compartir, patios que transmiten sosiego y sensaciones te transportan a otros tiempos, patios jardín… Y otros muy personales que quedarán en la intimidad de una visita. Lo que sí estará a la vista es que tenemos un enorme tesoro, con verdaderas joyas».
-Las ciudades están ligadas a nuestras vidas. Si hemos vivido en ellas, cada rincón tiene un significado para cada persona, y quien las visita también por primera vez lo hace en una circunstancias vitales concretas y con una sensaciones que le dejarán huella para siempre… ¿Cuál es su experiencia sentimental con Vegueta?
«Mis primeras vivencias fueron en la infancia, cuando visitaba con mi madre a un oculista que tenía patio y de ahí me llevaba a la casa de Colón al Museo Canario. Tenía como la sensación de que hacía pocos días o años todavía andaban por allí los primeros colonos y que incluso podría encontrármelos en algún lugar; es decir, sentía el pasado, como muy, muy cercano. Desde la lejanía de Canarias con la añoranza y los recuerdos por la isla, y viviendo en una ciudad monumental como Compostela, imaginaba que Vegueta seguiría caminos paralelos en su revitalización y promoción».
-Compostela, es desde luego, una ciudad Patrimonio de la Humanidad cargada de historia…
«En efecto. Allí experimenté fotografiar todo su casco histórico en blanco y negro y formato 6×4 cm. Únicamente fotos nocturnas y en días de lluvia. Vegueta no iba a ser menos para mí, allí era el agua y la piedra y aquí la luz y la piedra».
-Y a su regreso a Las Palmas de Gran Canaria no lo pensó dos veces…
«Claro. Eso hizo que a mi vuelta quisiera hacer algo con la añorada Vegueta. Y fue lo primero que tomé como proyecto aquí, aunque en ese primer encuentro lo que sentí fue desilusión, tal vez por idealizarla en comparación a otros cascos. También sentí tristeza, rabia, frustración… por su estado de suciedad, desidia, el feísmo en muchas obras nuevas …. Hasta abandonarla con pena, ni tan siquiera deseaba pasear por ella, porque me ahondaba más esa pesadumbre».
-Pero, seguramente como en toda relación de auténtico amor, volvió usted a querer esas calles maltratadas…
«En el fondo sabes que Vegueta no es la causante, solo una víctima. No sé si agonizante o recuperable. Sin querer revivir un pasado lejano. Así poco a poco comienzo a visitarla de nuevo, a conectarme a ella, a fijarme solo en sus fortalezas, en lo que en otros momentos no supe apreciar; a documentarme nuevamente, a observarla, sentirla y plasmarla; a relacionarme con sus gentes y a sentirme uno más del barrio o un turista. A redescubrir ese espacio con una nueva visión, de experimentarla como si fuera la primera vez, sin el sentimiento de la infancia, sin la añoranza de la lejanía y sin prejuicios sobre su estado, englobando todas esas vivencias juntas y separadas a la vez».